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Un estudio académico ve prioritaria la cultura dentro de las políticas frente a la despoblación Un estudio académico ve prioritaria la cultura dentro de las políticas frente a la despoblación
Albarracín, con la Fundación Santa María, ha sido uno de los lugares que se han tenido en cuenta para el estudio

Un estudio académico ve prioritaria la cultura dentro de las políticas frente a la despoblación

Los autores analizan 20 proyectos que han sido importantes para el desarrollo territorial, entre ellos la Fundación Santa María de Albarracín
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La cultura puede y debe ser un factor determinante para el desarrollo del medio rural y la lucha contra la despoblación, puesto que genera actividad, empodera a las comunidades y favorece el arraigo de sus habitantes porque genera bienestar y este factor es decisivo en la elección de dónde se quiere vivir, sobre todo entre los jóvenes y las mujeres. Son aspectos que habría que tener en cuenta en cualquier política pública que pretenda hacer frente al reto demográfico. Así lo recoge el estudio elaborado por el Ministerio de Cultura Claves e impactos de la cultura en el medio rural. El valor de lo intangible, que analiza una veintena de proyectos culturales en todo el país que han tenido un impacto positivo y son modelos de referencia, entre los cuales está la Fundación Santa María de Albarracín.

El estudio se ha llevado a cabo dentro de las acciones del Plan de 130 medidas para hacer frente al reto demográfico y la lucha contra la despoblación, y puede consultarse en formato digital en la página web del Ministerio de Cultura. Entre sus autores está el turolense Luis Antonio Sáez Pérez, profesor de la Universidad de Zaragoza, al igual que el docente del mismo centro universitario, Vicente José Pinilla, y la profesora de la Universidad de La Rioja, María Cruz Navarro.

Para su elaboración se ha hecho un trabajo de campo en el que han recogido información mediante encuestas, cuestionarios y entrevistas en una veintena de municipios donde se está desarrollando algún proyecto cultural de éxito que contibuye al desarrollo del territorio.

En el caso de la provincia de Teruel se ha elegido la Fundación Santa María de Albarracín junto a una veintena de iniciativas en municipios pequeños de todo el país con poblaciones que oscilan entre los 200 y los 9.000 habitantes. La mayoría son proyectos cuyo promotor son las administraciones públicas. En menor medida también hay iniciativas público-privadas y otras que se gestionan desde lo privado o a través de fundaciones.

En sus conclusiones, este trabajo académico advierte de “la necesidad de incluir y potenciar el apoyo a las iniciativas culturales en las estrategias de desarrollo rural y de lucha frente a la despoblación”.

Sus autores señalan esta conclusión como una de las fundamentales a partir de la “alta valoración” de los impactos que estos proyectos culturales en entornos rurales tiene entre sus habitantes, y en especial por parte de dos grupos que se consideran básicos para el asentamiento de la población, las mujeres y las personas jóvenes.

Argumentan que la cultura debería ser prioritaria para la lucha contra la despoblación puesto que constituye un valor intangible importantísimo, que no suele tenerse en cuenta, y que refuerza no sólo la actividad en el territorio sino otros valores que son determinantes para fijar la población.

En este sentido, el trabajo académico señala tras analizar veinte ejemplos que “tras concluir que los proyectos culturales tienen un impacto directo muy significativo en los entornos rurales, especialmente en términos de reputación externa e interna, y de mejora del bienestar personal y comunitario, sin olvidar sus efectos económicos y demográficos, su consideración como un elemento estratégico frente a la despoblación habría de ser prioritario”.

De abajo a arriba

Inciden también los investigadores en la importancia que tiene atender y dar respuesta a iniciativas que van de abajo hacia arriba, es decir, que emanan de la propia población y que son dinamizadoras del territorio, algo que numerosos estudios académicos recalcan, pero que no suele tenerse en cuenta.

El informe señala que “las estrategias de desarrollo desde abajo (bottom-up) son las más eficaces en la lucha contra la despoblación, y el caso de la cultura no es una excepción”.

Incide por ello en que “si se aspira a que las políticas de apoyo al medio rural contribuyan a garantizar la libertad de elección del lugar de residencia, la cultura puede desempeñar un papel decisivo en esta dirección”, y que “el foco se ha de poner especialmente en aquellos proyectos que surgen de la base, de las personas que viven en el día a día en entornos rurales, ya que serán los que tengan mayores posibilidades de generar impactos significativos en el territorio”.

En el estudio se recalca mucho esta cuestión más allá de tener en cuenta factores de impacto económico, puesto que los investigadores valoran que se deben tener en consideración en las políticas de lucha contra la despoblación otros aspectos intangibles, como señala el título del trabajo, ya que eso es determinante para que las personas elijan el lugar donde vivir.

A este respecto, el informe, según argumentan los expertos universitarios, constituye un “esfuerzo académico por interpretar cómo la cultura que tiene a la comunidad local como meta, y, también, como instrumento, relevante y cómplice, contribuye a que la vida tenga más y mejores significados”.

Consideran los autores que han hecho el trabajo, a través de la veintena de proyectos que han tenido en cuenta y sobre cuyos municipios han centrado su investigación, que el mismo evidencia que “junto a los impactos económicos, juegan un papel esencial los impactos en la autoestima, la cohesión social y la mejora de la calidad de vida que generan los proyectos culturales en el medio rural”.

La investigación destaca la metodología seguida, ya que como apunta el documento, se trata de un estudio piloto de veinte proyectos culturales. A este respecto destacan el “reto muy sugerente” que ha supuesto implementar la metodología utilizada.

Desarrollo personal

Concluyen que “la cultura facilita dinámicas que son fundamentales en el desarrollo personal y colectivo, haciendo a las personas más capaces y relevantes en su vida personal y en su comunidad”. Y es que según estos investigadores de las universidades de Zaragoza y de La Rioja, en sociedades muy segmentadas, “la cultura, que despierta emociones, incentiva lo creativo y abre mentes, facilita que puedan ser más fáciles los encuentros propositivos, la deriva de relaciones y sembrar futuros en un tempero idóneo”.

Para llevar a cabo la investigación se realizaron tanto encuestas y cuestionarios online como entrevistas a tres grupos. Por un lado se entrevistó a los agentes promotores de cada uno de los veinte proyectos estudiados. Se hizo también un muestreo a agentes cualificados del territorio a razón, en principio, de dos por cada proyecto con un cuestionario que tenía preguntas abiertas y cerradas. Por último se ha recabado la opinión de la población local mediante cuestionarios cuya información se ha recogido bien de forma online o por teléfono. En este muestreo realizado entre la población local participaron 2.451 personas que respondieron a cuestionarios cerrados. De ellas, 126 corresponden a Albarracín por ser la Fundación Santa María uno de los proyectos estudiados. De ese muestreo en Albarracín, 77 personas contestaron vía online al cuestionario, y 49 lo hicieron a través de las encuestas telefónicas realizadas.

En las conclusiones, el informe destaca que en las respuestas de los encuestados hay “unanimidad” al estimar que los veinte proyectos culturales analizados “se han traducido a nivel local en resultados positivos”. Destacan los impactos cualitativos para el municipio por la reputación que les da la existencia de ese proyecto, así como el bienestar que conlleva para los residentes.

“Sienten que su autoestima y bienestar han mejorado considerablemente, tanto a nivel personal como en lo que respecta a las relaciones con los miembros de la comunidad, lo que permite concluir que estas iniciativas refuerzan el arraigo que tienen con su lugar de residencia, mejoran su calidad de vida y estrechan los lazos colectivos”, argumenta el estudio. El fortalecimiento del diálogo del tejido cultural es otro aspecto que valoran.

Los autores observan que frente a tantos planes contra la despoblación que se concretan exclusivamente en medidas que persiguen tener un efecto demográfico o económico cuantitativo, este trabajo de investigación evidencia que las personas a la hora de elegir su lugar de residencia tienen en cuenta otras cuestiones para vivir allí “por encontrarse mejor en él, disfrutarlo de manera más consciente o reforzar su autoestima y los lazos sociales”.

Impactos cuantitativos

Aunque los impactos cuantitativos reciben una valoración menor en las encuestas, la gente sí tiene en cuenta algunos efectos directos por contrataciones, que aunque no se notan tanto en los directos, sí repercuten en cuestiones a veces tan importantes como la reapertura o el mantenimiento de una cantina, “hecho crucial para sostener la vida social de estos lugares”.

Los jóvenes y las mujeres son los grupos que ofrecen puntuaciones más positivas y más altas. Resulta muy significado y orientativo de lo acertado que pueden ser estas políticas porque ambos son fundamentales para el asentamiento de la población.

Entre las conclusiones sobre las claves y los aprendizajes acerca de la acción cultural en el medio rural, el estudio incide en la importancia del factor humano de cara al desarrollo de la iniciativa en estos territorios, que es a lo que el documento se refiere cuando habla de los valores intangibles de la cultura. Argumentan los expertos que la cultura “estimula a pensar, reflexionar y debatir y refuerza la curiosidad por el saber”, algo que contribuirá a “desarrollar talentos más abiertos, que se renuevan y mejoran, sobre todo si lo hacen con el encuentro de otros, al tiempo que la propia generación de espacios de socialización da lugar a comunidades más acogedoras, inclusivas y tolerantes”.

Los expertos inciden en que la cultura es “creativa y dinamiza”, y apuntan que “conocimiento, comunidad y creatividad” son fundamentales en las zonas rurales como elementos de atracción para que la gente se asiente en ellas si encuentra ese atractivo.

Cultura y Ruralidades

Este trabajo se enmarca dentro del programa Cultura y Ruralidades, impulsado por la Dirección General de Derechos Culturales del Ministerio de Cultura, a través de la Subdirección General de Cooperación Cultural con las Comunidades Autónomas, en el marco del Plan de 130 medidas frente al reto demográfico, con la finalidad de abordar el problema de la despoblación y aportar soluciones desde el ámbito académico.

Los autores destacan la importancia de este trabajo puesto que ni desde el ámbito político ni el académico se ha abordado una reflexión sobre “cómo cultura y desarrollo rural se relacionan e influyen” para beneficiarse de su convergencia. El estudio piloto que acaba de dar a conocer el Ministerio de Cultura pretende abrir precisamente una “ruta” que permita avanzar en “análisis, diagnósticos y propuestas” novedosas que aborden conjuntamente “lo rural y la cultura” con una perspectiva “holística” que sea “efectiva y con vocación transformadora”.

Vulnerabilidad

La presencia de un entorno político e institucional favorable es un “factor clave” para impulsar la cultura como un dinamizador del territorio, según sostienen los autores del estudio piloto Claves e impactos de la cultura en el medio rural, que recalcan la necesidad de un mayor apoyo financiero desde lo público.

Aseguran que este hecho se advierte como una “amenaza” cuando falta esa sensibilidad, siendo los proyectos orientados hacia públicos internos de los territorios “los que muestran una mayor vulnerabilidad”.

Los autores insisten en el valor de las alianzas y la redes a través de contactos y vínculos que favorezcan el desarrollo de estos proyectos en favor del territorio, así como a la necesidad de que haya una mayor colaboración con el entorno educativo, que aunque existe, sostienen que es “susceptible de mejora”.

El trabajo hace alusión por otra parte al debate abierto sobre la visión de la cultura en el medio rural como motor de crecimiento turístico al existir dos valoraciones dispares, la de la oportunidad frente a la que ve una “amenaza para la sostenibilidad del entorno”.

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