Alberto Asensio, socio de La Casa Amarilla de Albarracín, muestra el nuevo recurso turístico en la jornada de puertas abiertas
La Casa Amarilla de Albarracín abre sus puertas y ofrece hasta cinco apartamentos turísticos
El inmueble destaca por su singularidad dentro de la fisonomía habitual del conjunto histórico del municipio
El último recurso turístico de la ciudad de los Azagra es La Casa Amarilla de Albarracín, un proyecto que ha implicado la rehabilitación de un antiguo inmueble cuya fachada principal data del último tercio del siglo XIX, devolviéndole su esplendor original y dotándolo de todas las comodidades contemporáneas y convertirlo en un establecimiento de apartamentos turísticos en el corazón de la ciudad de Albarracín. Este nuevo alojamiento se inauguró el viernes con una jornada de puertas abiertas.
La Casa Amarilla de Albarracín destaca por su singularidad dentro de la fisonomía habitual del conjunto histórico de la población, conocida por sus estrechas calles empedradas y casas de color arcilla. De este inmueble es destacable la fachada principal de estilo neoclásico, de color amarillo cobrizo y gris ceniza en su base. Su rehabilitación ha requerido de 14 meses de trabajos y obras en los que han participado múltiples oficios y profesionales de la zona y se ha invertido en ella un millón de euros.
Durante los trabajos de restauración, además, se ha descubierto una excepcional e inédita obra de arte en forma de una ilusión óptica dibujada sobre azulejos blancos. Esta obra, bautizada como Trompas y/o Flor de Anís, es la primera ilusión óptica de la historia realizada sobre azulejos artesanos de la que se tenga constancia. Se ha conseguido averiguar que fueron realizados entre los años 1860 y 1870 en la fábrica La Valenciana, de Onda (Castellón). Estos azulejos representan una ilusión óptica cognitiva única, añadiendo un valor artístico e histórico significativo al inmueble, que es toda una singularidad dentro de la arquitectura tradicional de Albarracín.
Sus cinco apartamentos turísticos ofrecen una gran variedad de opciones de alojamiento para diferentes grupos, desde estudios acogedores hasta amplios apartamentos de dos habitaciones, todos ellos equipados con todas las comodidades y con vistas al impresionante paisaje natural de la vega del río Guadalaviar y el casco urbano de Albarracín.
El proyecto no solo aporta una nueva oferta de alojamiento, sino que también promueve el turismo sostenible y la economía local. La rehabilitación ha sido realizada por artesanos y empresas locales como la Fundación Santa María de Albarracín, incorpora mobiliario multifuncional de materiales naturales y bio sostenible y además, el establecimiento se abastece de productos y servicios de la zona, apoyando así a la comunidad y contribuyendo al desarrollo económico de la sierra.
Alberto Asensio, responsable y socio fundador de La Casa Amarilla de Albarracín, se mostró muy satisfecho por el resultado de la rehabilitación fruto, aseguró, “del excelente trabajo de muchos profesionales de diferentes gremios de la sierra que han aportado conocimiento y buen hacer, así como el asesoramiento fundamental de la Fundación Santa María de Albarracín, para alcanzar este resultado que estamos convencidos va a enamorar a quienes nos visiten y se alojen en cualquiera de los apartamentos, que, con sus nombres, quieren hacer un guiño al territorio, pudiéndose alojar en Albarracín, Bronchales, Calomarde, Dornaque y Enebro, viviendas todas ellas donde hemos puesto toda la ilusión para que la estancia sea lo más agradable posible”.
La apertura de estos nuevos apartamentos turísticos se reivindica como una excelente noticia para Albarracín y contribuye a reforzar su posición como un destino turístico de primera categoría, ofreciendo a los visitantes una experiencia única que combina la autenticidad de su pasado con las comodidades del presente.
La Casa Amarilla de Albarracín destaca por su singularidad dentro de la fisonomía habitual del conjunto histórico de la población, conocida por sus estrechas calles empedradas y casas de color arcilla. De este inmueble es destacable la fachada principal de estilo neoclásico, de color amarillo cobrizo y gris ceniza en su base. Su rehabilitación ha requerido de 14 meses de trabajos y obras en los que han participado múltiples oficios y profesionales de la zona y se ha invertido en ella un millón de euros.
Durante los trabajos de restauración, además, se ha descubierto una excepcional e inédita obra de arte en forma de una ilusión óptica dibujada sobre azulejos blancos. Esta obra, bautizada como Trompas y/o Flor de Anís, es la primera ilusión óptica de la historia realizada sobre azulejos artesanos de la que se tenga constancia. Se ha conseguido averiguar que fueron realizados entre los años 1860 y 1870 en la fábrica La Valenciana, de Onda (Castellón). Estos azulejos representan una ilusión óptica cognitiva única, añadiendo un valor artístico e histórico significativo al inmueble, que es toda una singularidad dentro de la arquitectura tradicional de Albarracín.
Sus cinco apartamentos turísticos ofrecen una gran variedad de opciones de alojamiento para diferentes grupos, desde estudios acogedores hasta amplios apartamentos de dos habitaciones, todos ellos equipados con todas las comodidades y con vistas al impresionante paisaje natural de la vega del río Guadalaviar y el casco urbano de Albarracín.
El proyecto no solo aporta una nueva oferta de alojamiento, sino que también promueve el turismo sostenible y la economía local. La rehabilitación ha sido realizada por artesanos y empresas locales como la Fundación Santa María de Albarracín, incorpora mobiliario multifuncional de materiales naturales y bio sostenible y además, el establecimiento se abastece de productos y servicios de la zona, apoyando así a la comunidad y contribuyendo al desarrollo económico de la sierra.
Alberto Asensio, responsable y socio fundador de La Casa Amarilla de Albarracín, se mostró muy satisfecho por el resultado de la rehabilitación fruto, aseguró, “del excelente trabajo de muchos profesionales de diferentes gremios de la sierra que han aportado conocimiento y buen hacer, así como el asesoramiento fundamental de la Fundación Santa María de Albarracín, para alcanzar este resultado que estamos convencidos va a enamorar a quienes nos visiten y se alojen en cualquiera de los apartamentos, que, con sus nombres, quieren hacer un guiño al territorio, pudiéndose alojar en Albarracín, Bronchales, Calomarde, Dornaque y Enebro, viviendas todas ellas donde hemos puesto toda la ilusión para que la estancia sea lo más agradable posible”.
La apertura de estos nuevos apartamentos turísticos se reivindica como una excelente noticia para Albarracín y contribuye a reforzar su posición como un destino turístico de primera categoría, ofreciendo a los visitantes una experiencia única que combina la autenticidad de su pasado con las comodidades del presente.
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