Tortugas, gatos, caballos, canarios y muchos perros son bendecidos en la ermita de San Julián

Gatos, canarios, tortugas, peces, caballos y perros. Muchos perros. Los turolenses cumplieron un año más con la tradición de bendecir a sus animales de compañía y este domingo acudieron a la ermita de San Antón, en el barrio de San Julián, para que el párroco les echara el agua bendita bajo su atenta mirada, como hicieron Blanca y Mateo, dos niños que pro primera vez llevaron a sus mascotas, un gato de nombre Rollitos y un canario que se llama Purpi. Iban protegidos en sus pequeñas jaulas, y tranquilos, sin miedo a los perretes que andaban con sus dueños por la explanada de la ermita.

Era la primera vez que acudían con estas mascotas que se han convertido en unos miembros más de la familia. “Los cuidamos entre todos”, aseguraba Mateo.

Cerca de ellos, Concha y Vega, una madre y su hija, estaban con Roma, una perra de tres años. “Venimos todos los años, ahora con ella y antes también con otra perrita que teníamos”, contó Concha.

Un poco más alejados de la ermita, se encontraba Natalia con un border collie, Thor, de cuatro años. “Hemos venido otros años”, contó.

Repetían también experiencia un grupo de cinco jinetes que se esperaron en la calle Santa Mónica para evitar que los animales se asustaran. Raúl González y su caballo Galán era uno de ellos. “Esto consiste en venir aquí, pasarlo bien con los amigos y que nos den la bendición a los animales”, contó y aseguró que todos los años bendice a sus animales. “Es una costumbre que tengo”, dijo. Además de este grupos de caballos, otros dos más con dos jóvenes jinetes acudieron a la ermita.

Hace unos años la bendición de los animales con motivo de la fiesta de San Antón se trasladó del 17 de enero, fecha del patrón, al domingo más próximo y al coincidir con el fin de semana acude más gente. Primero se hace la procesión por las calles del barrio de San Julián para finalizar en la ermita donde se hace tocar las campanas en honor del santo.

Hasta hace unos veinte años las comisiones de fiestas del barrio de San Julián llevaban sete día un cerdo vivo por las calles de Teruel que luego se rifaba. Aquello dejó de hacerse y ahora se rifa una cesta de productos del cerdo valorada en 250 euros. El número que salió en el sorteo fue el 5.000.

Sin incidentes

Hasta la ermita acudió la alcaldesa, Emma Buj, y otros miembros de la corporación. Buj hizo un balance positivo de la noche del encendido de hogueras, más de 200 por toda la ciudad y sus barrios rurales que sin embargo no supusieron ningún incidente destacado. “Eso dice mucho de la sociedad turolense”, afirmó.

A primera hora de la mañana la Policía Local recorrió las principales zonas donde se realizaron las hogueras para comprobar que estaban apagadas o no suponían ningún peligro. Este año los fuegos se han trasladado de la explanada del Ensanche del Ensanche a otras zonas de la ciudad, como una gran campa detrás del Mercadona del barrio de la Fuenfresca. Allí los jóvenes realizaron sus hogueras y las imágenes de los fuegos encendidos corría este domingo por las redes sociales.

La alcaldesa también indicó que un dispositivo de limpieza repasará durante esta semana las zonas donde se estuvieron haciendo fuego.

En algunos de los barrios como San Julián, San León o el Carrel fueron las propias asociaciones de vecinos las que organizaron grandes hogueras y se han encargado después de recoger.

En un día radiante, este domingo, en algunos puntos aprovecharon que había que recoger para volver a encender la hoguera y terminar las carnes y embutidos comprados para la ocasión.

Reconocimiento

Manuela Guillén Belanche fue nombrada este domingo Socia de Honor 2025, un reconocimiento de la asociación vecinal del barrio de San Julián de cuya junta directiva formó parte durante veinte años.
 

Para Guillén fue toda una sorpresa recibir este nombramiento que para nada se esperaba. Acudió a la carpa instalada con motivo de las fiestas de San Julián para participar en el vino español junto a su familia y allí escuchó su nombre.

La alcaldesa, Emma Buj, fue la responsable de leer el acta donde se le nombraba Socia de Honor. En ella se afirmaba que se trata de “una mujer excepcional y una compañera incansable” y de la época que estuvo en la junta se recordaba su entusiasmo a la hora de hacer las cosas.

Emocionada y sorprendida, Guillén quiso agradecer este detalle. “Me alegro de que se hayan acordado de mí”, dijo y pidió apoyo para los que ahora están en la comisión. “Hace falta cooperación”, aseguró antes de recibir una planta como recuerdo de este momento y fotografiarse con su familia y con la junta directiva de la asociación que ha hecho el nombramiento.

Guillén es de la provincia de Zaragoza y cuando se instaló en Teruel quiso que hubiera un movimiento vecinal de barrio, como había visto en Zaragoza. Formó parte de la junta directiva del barrio de San Julián desde los inicios de la asociación, a principios de los años 90, y siguió vinculada a ella hasta 2008 cuando lo tuvo que dejar por motivos de salud.

Durante esos años ocupó diferentes cargos, como secretaria o tesorera. Pepe Polo, que fue presidente de la asociación y ahora de la Federación de Asociaciones Vecinales y Culturales, destacaba este domingo junto a Guillén aquellos años en los que coincidieron en la junta directiva. “Era una de las más activas”, recordó. Igual se ocupaba de la limpieza del local, que de ir casa por casa cobrando las cuotas de socios en una época en la que no se domiciliaba o a repartir las cartas. También custodiaba los trajes de los reyes magos para que cada año estuvieran listos para la visita al barrio. Entonces montaban un belén y se juntaban los vecinos después de la misa del gallo, en Nochebuena.

Manuela Guillén vivió los diferentes cambios de sede de la asociación vecinal. Estaba en la calle Santa Mónica para pasar después a la calle del Rosario. Ella se encargaba de que el local estuviera en condiciones.

Desde que vino a Teruel siempre ha vivido en el barrio de San Julián, primero en la rambla y luego en la calle del Rosario. En el homenaje que recibió este domingo, le sorprendió la cantidad de vecinos que acuden ahora a los actos como el vino español. “Sinceramente nunca había visto tanta gente aquí”, afirmó y lo mismo dijo del encendido de la hoguera, una tradición a la que antes solo acudían los vecinos del barrio y hoy en día acude gente de todo Teruel.

Ahora, Manuela se siente agradecida de que la actual junta directiva se haya acordado de ella. Tras el vino español, que estuvo amenizado con la música de Esfuria Tronadas, una traca puso el punto y final al fin de semana festivo, donde los integrantes de la junta, en colaboración con otros voluntarios, se encargaron de que todo saliera bien.