Peñajara de Casta Jijona: el encaste único que tiñe de color la dehesa brava y de bravura las plazas de toros

Un sol de justicia cae a las cinco de la tarde, cuando avanzamos por un camino de la cacereña localidad de Peraleda de la Mata. Al final de este, nos detenemos ante una cancela coronada con el hierro de la J y la P. Al atravesarla, nos reciben los erales, que crean una escala cromática totalmente inconfundible. “No es un encaste minoritario. Es una ganadería distinta. No podemos ser minoritarios, cuando vendemos este volumen de toros” nos dice Antonio Rubio, propietario de un hierro que se anuncia con el apellido de Casta Jijona, porque “estudios genéticos han certificado que hay un 38% de casta Jijona”. Materia prima con la que el ganadero pretende “poco a poco poner la ganadería donde no tuvo que haber salido, en las grandes ferias, y que sea una ganadería indispensable, que le apetezca al aficionado verla”. Aproximadamente unos cien machos pastan en la finca de Torvicioso. Un centenar de cabezas que se quedan cortos ante la demanda que tiene la casa, “gracias a Dios, desde hace unos años, la afición requiere mucho este toro, y aparte de las plazas también tiene un sitio muy importante en el festejo popular”. Excepto la pandemia, “tras cambiar muchas cosas como la nutrición, empezó a cambiar todo, y empezamos a llevarnos premios y, aparte de la variedad de pelajes, es un toro que gusta y se demanda mucho”. Maldita pandemia, que, en este caso, “sirvió para matar mucho toro en el campo y conocer mejor la ganadería”. Toros que llevan impresas a fuego las palabras casta y trapío, condiciones que van muy ligadas a la calidad, “porque un toro que tiene casta y trapío, casi siempre va a tener toreabilidad”. Y con estas bases se está creando un toro “diferente y especial, porque su raza y su casta es poco abundante y solo la tenemos nosotros, y por eso estamos criando un toro que es completamente diferente y único en nuestro encaste, que es Peñajara”. Y es que lo diferente, precisamente por esa misma condición, llama la atención.

Este tipo de toro requiere que todo se le haga muy bien en la lidia, y parte importantísima de esta es la lucha con el caballo de picar, donde los toros bravos demuestran que lo son, donde la entrega de la raza se hace patente, donde se luce un buen toro, por eso es importante que la suerte de varas se haga bien, porque “lo que necesita un Peñajara es que lo piquen bien, como la mayoría de los toros, porque le damos mucha importancia a la suerte de varas. A parte de la condición que tiene que tener un animal para ir al caballo, tiene que tener enfrente a un picador que lo pique bien. Fíjate que el picar un toro en condiciones es fundamental tanto para la lidia como para el espectáculo en sí”. Porque hay pocas cosas más espectaculares en la tauromaquia que ver arrancarse un toro de largo a un caballo de picar. Por eso “lo defendemos y es algo que buscamos en esta ganadería, porque es espectacular y es una manera de disfrutar de la tauromaquia”.

A Teruel viene una pedazo de corrida de toros. Entipados, muy parejos en hechuras, pero prácticamente sin repetir pelaje, bien armados. Con una mirada profunda, que transmite casi la sabiduría de un anciano y te hace sentir incómodo en la cara, hasta viéndolos en el cercado. “Siempre en las familias uno tiene predilección por uno, pero cuando se va a una capital de provincia como Teruel, lleve los toros que lleve, los llevo con una fe inmensa a que puedan romper a embestir. Llevamos una corrida muy característica, que si algún aficionado no sabe que hierro es, va a decir que es de Peñajara, y eso es lo que busco, y no hay ninguna duda de que la corrida es de esta casa, y espero que tenga el comportamiento de sus raíces”, y con ello confía que la tarde de este sábado sea de triunfo, “que todo esté en consonancia, que salgan bien los toros, que hagan una buena suerte de varas y que tengan una condición también para el éxito de los toreros, que tengan una humillación y un recorrido para que puedan conformar algo bonito y artístico”. Si todo eso se suma, quizá se pueda cumplir ese anhelo del ganadero Antonio Rubio, y “que el mayoral salga a hombros, con una afición encantada de la pelea en varas, y con el éxito de los toreros” en la corrida. Peñajara. Casta Jijona. Teruel. Quizá, la combinación perfecta.