Toldos y tiendas de campaña fueron instalados en el área de acampada de Las Viñas. Javier Escriche
El área de acampada de las Viñas cubrió su máxima capacidad de coches
Muchas personas aparcaron en los alrededores y solo entraban a dormir
Los miles de visitantes que llegaron a Teruel para disfrutar de la Vaquilla adelantaron este año su viaje al viernes y hubo que acotar la entrada de vehículos a la zona de acampada ubicada en Las Viñas, ya que se alcanzó la cifra máxima de 300. Sí que se permitió durante todo el fin de semana la entrada a pie con las tiendas de campaña para poder descansar por la noche dejando los vehículos aparcados en el exterior.
Rebeca Remírez y sus amigos llegaron desde Sobradiel, en la provincia de Zaragoza, el sábado por la mañana y ya no pudieron entrar con el coche a el área habilitada en los campos del colegio de Las Viñas. No obstante, tuvieron suerte y pudieron aparcar cerca. “Es mejor dormir en la tienda de campaña que en interior del coche como hemos hecho otros años”, decía su amigo.
La entrada a la zona de acampada cuesta seis euros y da derecho a ducharse en las instalaciones del pabellón deportivo Las Viñas. Desde primera hora de la mañana de este domingohabía un trasiego fluido hacia las duchas de los campistas antes de emprender el viaje de regreso. Las colas para pasar por las duchas fueron mayores el sábado por la tarde cuando todo el mundo acudió a ducharse a la vez después de la puesta del pañuelico para cambiarse y volver a salir de fiesta.
Más de 3.000 pulseras de control de acceso se llegaron a repartir durante todo el fin de semana. Muchos de los usuarios se quejaban de la falta de sombra en el área de acampada y otros fueron mas previsores y se llevaron toldos además de las tiendas de campaña.
La zona, que habilita el Ayuntamiento desde el viernes a las 12 y hasta el domingo a las 17 horas, está pensada solo para el descanso y si alguien pone la música alta o molesta a los compañeros se le llama la atención incluso se le puede retirar la pulsera que da acceso al recinto. Durante las tres jornadas solo hubo que lamentar un incidente con un extintor.
La zona cuenta con un plan de evacuación y está parcelado por eso el aforo estaba limitado a 300 vehículos. Un equipo de seguridad privada se ocupa del control del área. El coordinador, Rafael Vila, de Seguprot, destacó que en general había habido respeto entre los usuarios, que procedían en su mayoría de la Comunidad Valenciana, las provincias de Zaragoza y Huesca y también de Barcelona.
Un equipo de cinco personas por turno trabajaron en estas instalaciones que el domingo por la tarde cerraron sus puertas. También controlaban los vestuarios y las duchas del pabellón deportivo.
Los responsables tomaban los datos de los vehículos que podían entrar y salir del recinto durante los tres días para ir a comprar o desplazarse a otros sitios aunque para ir al Centro lo mejor era desplazarse andando, porque está a poco más de un kilómetro y era imposible aparcar.
Lo que fue más complicado fue la salida sobre las once de la mañana del domingo, cuando había usuarios que querían entrar al interior para recoger sus pertenencias.
Donde había movimiento por la mañana era en algunos de los bares de la cercana calle Santa Amalia que permanecían abiertos y lo notaron en la caja, porque, como decía Mario, venido de un pueblo de la provincia de Huesca, después de recoger la tienda y las esterillas “ahora nos vamos pero lo que toca antes es ir a almorzar”.
Rebeca Remírez y sus amigos llegaron desde Sobradiel, en la provincia de Zaragoza, el sábado por la mañana y ya no pudieron entrar con el coche a el área habilitada en los campos del colegio de Las Viñas. No obstante, tuvieron suerte y pudieron aparcar cerca. “Es mejor dormir en la tienda de campaña que en interior del coche como hemos hecho otros años”, decía su amigo.
La entrada a la zona de acampada cuesta seis euros y da derecho a ducharse en las instalaciones del pabellón deportivo Las Viñas. Desde primera hora de la mañana de este domingohabía un trasiego fluido hacia las duchas de los campistas antes de emprender el viaje de regreso. Las colas para pasar por las duchas fueron mayores el sábado por la tarde cuando todo el mundo acudió a ducharse a la vez después de la puesta del pañuelico para cambiarse y volver a salir de fiesta.
Más de 3.000 pulseras de control de acceso se llegaron a repartir durante todo el fin de semana. Muchos de los usuarios se quejaban de la falta de sombra en el área de acampada y otros fueron mas previsores y se llevaron toldos además de las tiendas de campaña.
La zona, que habilita el Ayuntamiento desde el viernes a las 12 y hasta el domingo a las 17 horas, está pensada solo para el descanso y si alguien pone la música alta o molesta a los compañeros se le llama la atención incluso se le puede retirar la pulsera que da acceso al recinto. Durante las tres jornadas solo hubo que lamentar un incidente con un extintor.
La zona cuenta con un plan de evacuación y está parcelado por eso el aforo estaba limitado a 300 vehículos. Un equipo de seguridad privada se ocupa del control del área. El coordinador, Rafael Vila, de Seguprot, destacó que en general había habido respeto entre los usuarios, que procedían en su mayoría de la Comunidad Valenciana, las provincias de Zaragoza y Huesca y también de Barcelona.
Un equipo de cinco personas por turno trabajaron en estas instalaciones que el domingo por la tarde cerraron sus puertas. También controlaban los vestuarios y las duchas del pabellón deportivo.
Los responsables tomaban los datos de los vehículos que podían entrar y salir del recinto durante los tres días para ir a comprar o desplazarse a otros sitios aunque para ir al Centro lo mejor era desplazarse andando, porque está a poco más de un kilómetro y era imposible aparcar.
Lo que fue más complicado fue la salida sobre las once de la mañana del domingo, cuando había usuarios que querían entrar al interior para recoger sus pertenencias.
Donde había movimiento por la mañana era en algunos de los bares de la cercana calle Santa Amalia que permanecían abiertos y lo notaron en la caja, porque, como decía Mario, venido de un pueblo de la provincia de Huesca, después de recoger la tienda y las esterillas “ahora nos vamos pero lo que toca antes es ir a almorzar”.
- Cultura miércoles, 7 de junio de 2023
Los hermanos Nácher toman el relevo a su padre para poner y quitar el pañuelo al Torico
- Teruel domingo, 9 de julio de 2023
El consumo del regañao, un producto con 108 años de historia, sigue al alza
- Teruel lunes, 10 de julio de 2023
Muere un hombre de 29 años tras un golpe en la cabeza durante las fiestas de la Vaquilla en circunstancias que se investigan
- Teruel lunes, 10 de julio de 2023
Las peñas El Trago, El Ajo y El Puchero están de aniversario y lo celebran con fiestas y detalles