Síguenos
Monforte reabre la escuela tras 23 años, mientras Pancrudo echa el cerrojo a la suya Monforte reabre la escuela tras 23 años, mientras Pancrudo echa el cerrojo a la suya
Cinco de los ocho niños en edad escolar que hay en Monforte, con sus madres y padres el primer día de clase

Monforte reabre la escuela tras 23 años, mientras Pancrudo echa el cerrojo a la suya

Los vecinos acudieron a la plaza para arropar a los ocho escolares
banner click 236 banner 236
Cruz Aguilar

Contar con la escuela abierta es para muchos ediles el objetivo fundamental, que no fácil, de su mandato. Por eso, la ilusión con la que la alcaldesa de Monforte de Moyuela, Paula Delmás, comenzó este lunes el día abriendo las puertas del espacio escolar, tras 23 años cerrado, poco tenía que ver con la pena con la que el de Pancrudo, Julián Sancho, vio cómo echaba el cerrojo la suya, no sin antes luchar contra viento y marea para lograr atraer familias con niños con los que mantenerla operativa durante los últimos cursos escolares.

La escuela de Monforte de Moyuela inició este lunes el curso escolar con un total de ocho niños y tiene el futuro asegurado porque aunque hay niños de 3, 4, 6, 8 y 10 años, los de Primero de Educación Infantil constituyen el grupo más numeroso al ser un total de cuatro. Además, en agosto nació una niña y, en febrero, habrá otro recién nacido en la población.

La escuela de Monforte de Moyuela se clausuró por falta de alumnado en el siglo XXI, tras el curso escolar 2000-2001, y el futuro durante estas dos décadas se presentaba lleno de nubarrones puesto que hasta el año 2021 no nació un bebé en el pueblo, donde desde hacía 30 años no se producía ningún alumbramiento. Sin embargo, la capacidad del Ayuntamiento para ofrecer empleo a través del puesto de alguacil y la gestión del albergue ha propiciado que varias parejas con niños se hayan asentado en el municipio.

En el año 2022 pusieron en marcha una Escuela Infantil en las instalaciones que durante años ocupó el Museo de la Escuela, porque muchos monfortinos pensaban que la alegría de los escolares no llegaría de nuevo al pueblo. Por eso este lunes un nutrido grupo de personas se acercó hasta la plaza a primera hora de la mañana para ver cómo los niños llegaban con sus mochilas hasta el colegio, que es el que ahora ocupa la sala del museo porque la Escuela Infantil, reconvertida en Casa de Infancia, está en la planta baja de ese mismo edificio.

Pero los sueños de Monforte de Moyuela no acaban aquí puesto que, como explica Paula Delmás, están esperando la posible llegada de una pareja para trabajar en la limpieza del albergue y sus cuatro hijos posibilitarán abrir una segunda aula.

Delmás está orgullosa como alcaldesa y tranquila como madre puesto que sabe que sus dos pequeños, una nacida este mismo mes de agosto, no tendrán que coger un autobús para aprender matemáticas o lengua. “El colegio más cercano está en Muniesa, a 40 minutos en autobús por una carretera mala”, relató.

Hasta Monforte llegan también un niño de Mezquita de Loscos, barrio de Loscos, y otro de Plenas, en la provincia de Zaragoza, ya que este territorio a medio camino entre las comarcas del Jiloca y las Cuencas Mineras y más próximo a la capital aragonesa que a Teruel es, aunque cada día un poco menos, la zona cero de la despoblación.

En Pancrudo había cuatro niños el curso pasado, pero el paso de dos de ellos al instituto ha supuesto el cierre del colegio. Según fuentes del Gobierno de Aragón, los padres de los dos niños preferían que sus hijos asistieran al CRA de Perales del Alfambra y asegurarse así la convivencia con los 30 niños que allí están escolarizados. Sin embargo, el alcalde no podía ocultar su “tristeza” porque “después de tantos años luchando por mantenerla a flote ha llegado el momento del cierre”. Julián Sancho recordó que en el pasado el Ayuntamiento hizo grandes esfuerzos para tenerla abierta atrayendo a nuevos pobladores.

Aunque para Sancho es comprensible apostar por la socialización infantil, matizó que resulta desolador ver cerrar la escuela, algo que ya estuvo a punto de ocurrir en el pasado pero se logró evitar. Planteó que una posible solución para los pueblos pequeños sería nutrirse con alumnos de localidades cercanas y en este sentido comentó que a Pancrudo podrían haber asistido, ya el curso pasado, un niño de Alpeñés y dos de Rillo, que están a seis y siete kilómetros, respectivamente, y, sin embargo, un taxi los lleva hasta Alfambra, a más de 20 kilómetros.

El redactor recomienda