Linares y La Fresneda ven en su entrada Los Pueblos más Bonitos de España un aval para vivir del turismo

Linares de Mora y La Fresneda llevan años detrás de formar parte de Los Pueblos más Bonitos de España. Su rico patrimonio es un aval, a juicio de los alcaldes de ambas localidades, para estar dentro del club y, además, aspiran a que la promoción que les pueda llegar a través de esta plataforma sea un detonante para la llegada del turismo y una garantía de futuro.

“Hemos puesto mucha ilusión e interés” a lograr este reconocimiento, dice la regidora de Linares, Yolanda Sevilla, quien hizo la solicitud nada más acceder a la Alcaldía hace 13 años. Indica que su pueblo es en su totalidad Conjunto Histórico y cuenta con un perímetro de seguridad que le impide crecer industrialmente mente. “Nos estamos asfixiando porque resulta imposible crecer demográficamente sin una alternativa económica. La única de la que disponemos es el turismo, de ahí el interés por formar parte de esa asociación, es nuestra oportunidad para mantenernos”, asegura.

Está muy contenta con un reconocimiento que define como “un premio para los vecinos” y añade que han “heredado un patrimonio excepcional” y estar entre los más guapos es un mérito por mantenerlo “durante tantos años”, dijo.

Esa imposibilidad de crecimiento industrial y económico se traduce también en la ampliación del casco urbano: “Si quieres vivir en Linares tienes que arreglarte una casa o un pajar”, detalla Sevilla, quien añade que en la localidad no hay viviendas ruinosas.

Linares tiene muchas aspiraciones puestas en esa condición de Pueblo Bonito de España y su responsable municipal señala que, desde que se dio a conocer la noticia a finales del mes de noviembre, ya se ha notado en el movimiento que hay en el pueblo. “Este año se han recibido más visitas en el belén que se coloca en la iglesia y eso indica que ya se ha incrementado el turismo, además en un año que no ha sido de mucha nieve y con menos visitantes valencianos por la dana”, dice la regidora.

También en La Fresneda hay ilusión por el nuevo título porque el responsable municipal, José Ramón Gimeno, confía en que sirva para “dinamizar el pueblo de cara al turismo y darse a conocer a más sitios”. Plantea que La Fresneda ya es actualmente un municipio “con mucho turismo” porque cuenta con “unos restaurantes y hoteles que están entre los mejor valorados de la zona”, pero cree que ahora, con la inclusión en la red nacional, “cambiarán los hábitos” y llegarán personas de otros lugares más allá de la Comunidad Valenciana o Cataluña, que son sus principales clientes, y, sobre todo, lo harán también entre semana.

El primer acto oficial para ambas poblaciones será la presentación a nivel internacional de las nuevas localidades que forman parte de Los Pueblos más Bonitos de España y que tendrá lugar el 22 de enero en el marco de Fitur, la Feria Internacional de turismo de Madrid.

Beneficio para toda la red

Ninguno de los pueblos que ya forman parte de la asociación ve la incorporación de La Fresneda y Linares de Mora como una competencia sino que sus responsables municipales aseguran que será un beneficio para el conjunto puesto que permite trazar rutas con un mayor atractivo para el visitante y alargar su estancia.

La alcaldesa de Mirambel, Mari Carmen Soler, tiene claro que el hecho de que haya varios pueblos juntos “es ventajoso” porque así pueden pasar todo el fin de semana haciendo la ruta y cita a modo de ejemplo que esto ya ocurre entre Mirambel, Cantavieja y Morella.

Para el regidor de Calaceite, Juan Miguel Monclús, cuantos más integren la red es mejor porque “se genera un aliciente para hacer un paquete de turismo con una serie de actividades que beneficia a todos”, apunta. Aclara a su vez que en el Matarraña no sólo atraen los pueblos que forman parte de la asociación, sino que hay otros, como Beceite, cuyos recursos naturales son un foco prioritario para los visitantes y repercute en toda la zona.

En este sentido José Ramón Gimeno respalda sus palabras y añade que “si tienes varios pueblos atractivos que están cerca es más fácil que te decantes por ir a ese destino”.

El alcalde de Albarracín, Daniel Úbeda, reconoce que la unión hace la fuerza y que resulta conveniente que haya una red con varios pueblos cercanos, pero descarta que las nuevas incorporaciones se extiendan “hasta el infinito, porque si se incluyen 400 pueblos se desvirtuará la esencia de la asociación”.

“El hecho de que haya pueblos cercanos es una sinergia total”, especifica la teniente de alcalde y concejala de Turismo de Cantavieja, Marta Monforte quien añade que estas localidades “sirven de motor y tractor para el resto del territorio”.

También Yolanda Sevilla cree que el hecho de que haya mas de uno beneficia al conjunto: “Gúdar-Javalambre sale muy bien parada dentro de las rutas al estar varios y, por otro lado, es junto con Maestrazgo una de las zonas más deprimidas demográficamente”, dice. Confía en que la marca de calidad atraiga un turismo sostenible y familiar, que busca naturaleza y patrimonio.

Auditoría para cumplir unos requisitos y una cuota en función de la población

Para acceder a la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España el Ayuntamiento interesado debe de hacer una solicitud y someterse a una auditoría previa a la admisión. Si no cumple determinados requisitos, “se le ponen deberes”, dice el presidente, Francisco Mestre. En aquellos lugares que no son conjuntos históricos se les realiza una carta de calidad con los criterios que deben cumplir para poder entrar o mantenerse. Los admitidos deben pagar una cuota fija anual que es de 1.500 euros y un euro por cada habitante. Una cifra que, como apunta el presidente de la agrupación compensa con creces porque “el retorno que tienen los pueblos por estar en la asociación es brutal”.

Teruel es la provincia que más pueblos tiene asociados y hay muchos otros que quieren o lo han intentado. Mestre no descarta más admisiones porque hay pueblos con grandes valores, pero reconoce que hay otros que lo tienen difícil porque “les falta patrimonio”, dice, para añadir que hay otros núcleos que sí tienen “mucho patrimonio, pero engullido entre edificios sin ningún respeto por la tradición y la arquitectura tradicional”, lamenta.