Las ‘misiones’ de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel en el continente negro
Las relaciones con África contribuyeron en los primeros años a dotar a Dinópolis de nuevos contenidos como el recorrido de ‘El último minuto’En sus veinticinco años de historia son muchísimos los convenios y acuerdos, así como relaciones profesionales de todo tipo, que la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel ha mantenido con otros grupos de investigación tanto en España como en el extranjero. Misiones como las que desarrolló en la primera década de este siglo en África fueron determinantes para la ampliación de contenidos que ha ido teniendo el parque paleontológico de Dinópolis a lo largo del tiempo, como fue la puesta en marcha en 2006 de El último minuto, un recorrido en barca con un pequeño museo que adentra al visitante en lo que pasó en el planeta tras la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años y la aparición del ser humano.
Las cosas no son casualidad y si en El último minuto de Dinópolis pueden verse réplicas como la de Pierolapithecus o un fragmento de cráneo de un Homo sapiens arcaico es porque la Fundación Conjunto Paleontológico estuvo donde se encontraron estos fósiles colaborando con otros grupos de investigación sobre paleontología humana. Los investigadores de la Fundación no han sido ajenos a esta rama científica que cabalga entre la paleontología y la arqueología, y para poder empaparse de ello los científicos viajaron a África, la cuna de la humanidad.
Las misiones de la Fundación al continente negro y la participación de sus paleontólogos en proyectos de investigación en África, así como el retorno que esto tuvo al viajar a Teruel investigadores de allí y responsables institucionales interesados en conocer el modelo de desarrollo turístico que se estaba haciendo aquí con la paleontología, ha sido uno de los muchos hitos destacados de los investigadores de Dinópolis.
África poseía algo que no tiene la provincia, información sobre la evolución humana porque es allí donde apareció nuestra especie, que luego colonizó el mundo. Cuando Luis Alcalá, el primer director gerente que tuvo la Fundación, llegó a Teruel en 2002, trajo consigo un proyecto en Tanzania en el que participaban diferentes instituciones científicas españolas punteras en la investigación sobre paleontología humana, que lideraba Manuel Domínguez Rodrigo.
A partir de ese momento, en los veranos la Fundación participaba en las campañas en África desarrolladas primero en Peninj y después en Olduvai. Poco a poco, todos los paleontólogos fueron pasando por Tanzania para excavar algo muy diferente de los dinosaurios, puesto que allí se buscaban restos de homínidos, los ancestros de nuestra especie.
Fruto de aquello surgieron otros proyectos como una expedición a Tendaguru tras las huellas de Bachiosaurus, el gran saurópodo cuya réplica del esqueleto se exhibe en la Sala de los Dinosaurios de Dinópolis.
África ha formado parte de las investigaciones de la Fundación no solo por los orígenes de la humanidad y su plasmación después en El último minuto, sino por las similitudes geológicas que se establecieron entre Tanzania y Riodeva, lugares en donde han aparecido grandes dinosaurios.
En 2006, la Fundación se encargó del diseño de los elementos expositivos de El último minuto, una de las ampliaciones que ha tenido Dinópolis desde su apertura. Los conocimientos, relaciones establecidas con otros grupos de investigación y materiales conseguidos por este cauce fueron determinantes para poder montar esta parte del parque que relata lo que ha sido el último minuto de la historia de la vida en la Tierra, que es. si se compara con las 24 horas del día, el tiempo que llevamos los humanos sobre el planeta.
El pequeño museo que es la atracción de El último minuto reúne en sus vitrinas réplicas de materiales de primer orden, como la huella de las pisadas bípedas que se conservan de Australopitecus en África, el cráneo de Pierolapithecus catalaunicus hallado en Cataluña y un fragmento de un cráneo de Homo sapiens arcaico encontrado en Tanzania por el equipo en el que participaba la Fundación.
Una cosa lleva a otra y en 2007 dos paleontólogos que trabajaban entonces en la Fundación, Luis Luque e Ignacio Fierro, viajaron a Tanzania para localizar en este país africano el mítico yacimiento de Tendaguru donde fue hallado un siglo antes el esqueleto de Brachiosaurus, cuyo original se exhibe en el Museo de Historia Natural de Berlín y su réplica está en Dinópolis.
El objetivo era encontrar el lugar exacto del yacimiento y reconstruir cómo fue aquella excavación paleontológica llevada a cabo por los científicos alemanes del Museo Humboldt. Para extraer este esqueleto gigante en 1907 los alemanes montaron un campamento en medio de la selva en el que vivía un ejército de 500 trabajadores nativos junto con sus familias.
Llegar al lugar fue complicado porque las pistas que abrían paso hacia el campamento habían desaparecido, además de tener que enfrentarse a peligros como las serpientes venenosas que pueblan la zona y las temibles moscas tsé-tsé. Pero al final dieron con el lugar e hicieron un audiovisual de siete minutos en el que cuentan su experiencia y la historia de este esqueleto.
Documental
Desde 2007, los visitantes de Dinópolis pueden ver ese documental en una pantalla que se encuentra bajo la réplica de Brachiosaurus en Dinópolis, y a través de sus imágenes se adentran en un viaje en el tiempo a hace un siglo, cuando la paleontología requería un trabajo descomunal al carecer de las grandes máquinas que hoy permiten incluso extraer con helicópteros los materiales de lugares inaccesibles.
En aquella expedición, los paleontólogos de la Fundación Dinópolis hicieron también un trabajo de campo que les permitió encontrar similitudes entre la geología de la zona donde fue hallado Brachiosaurus, y la que existe en Riodeva, donde acababa de descubrirse Turiasaurus riodevensis.
Los trabajos desarrollados en África condujeron a la participación en proyectos conjuntos, tanto científicos como sociales, la organización de exposiciones e intercambios como el que tuvo lugar en 2015, cuando autoridades tanzanas viajaron a Teruel en busca de referentes en la gestión de las icnitas y del Geoparque del Maestrazgo.
En aquella visita participaron, entre otros, el entonces director de Cultura del Gobierno de Tanzania, Donatius Kamamba. Con él viajó una delegación del parque natural del Ngorongoro, un lugar increíble ubicado en el gigantesco cráter de un volcán extinguido. Entre ellos estaba Margareth Kaisoe, representante del sitio donde se hallan las famosas huellas de Laetoli, el rastro más antiguo de bipedismo humano dejado por nuestros ancestros, así como el directivo del Área de Conservación de Ngorongoro, David Mrisho, que incidió durante su estancia en el valor que tenía lo que había hecho la Fundación Dinópolis en la provincia de Teruel para conservar su patrimonio de icnitas, aunque en este caso de dinosaurios. Por ese motivo durante su estancia visitaron varios de estos afloramientos que están acondicionados para la visita del público.
Diez años antes la Fundación Dinópolis había recibido también la visita de una delegación de Níger, con la que la institución científica turolense colaboró en un programa de desarrollo a través de la investigación y recuperación del patrimonio local.
La sociedad turolense se ha beneficiado también de estos vínculos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel con África y los estudios sobre evolución humana, puesto que el Centro de Profesores y Recursos de Teruel acogió en 2002 un curso sobre paleontología humana que trajo a la ciudad a algunos de los mayores expertos en la materia. Las misiones de la Fundación Dinópolis al continente negro dieron así sus frutos tanto allí como aquí.
Teruel, en el punto caliente del debate sobre evolución humana
La especialidad de los paleontólogos de la Fundación Dinópolis son los dinosaurios, pero a lo largo del cuarto de siglo de historia que tiene esta institución científica han participado en la publicación de trabajos de todo tipo, incluida la paleontología humana debido a su experiencia en África. Así ocurrió en 2008 cuando publicaron un trabajo liderado por Manuel Domínguez, de la Universidad Complutense de Madrid, en la prestigiosa revista internacional sobre evolución humana Journal of Human Evolution. La investigación situó a Teruel en el punto caliente de los debates sobre evolución humana por un fósil hallado cuatro años antes en las excavaciones desarrolladas en Tanzania. Lo sugerente es que en Dinópolis se exhibe una réplica de ese fósil, y es el único lugar del mundo donde puede verse.
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