La superficie dedicada al maíz se reduce un 61 % en el último año

La mejora de las condiciones climáticas tras la sequía que afectó al campo aragonés en 2023 ha favorecido la recuperación del 65 % de la producción de maíz, y superar en 2024 las 84.000 hectáreas de cultivo frente a las 51.000 sembradas un año antes, según el análisis realizado por los técnicos de la Red Arax. Esta variación se debe al importante aumento en las provincias de Huesca y de Zaragoza dado que en la de Teruel ha descendido el 61 % hasta las 718, siendo un 45 % la primera siembra (581) y un 82 % (137) la segunda cosecha.

Estos datos se desprenden del informe que presentaron este jueves en rueda de prensa el responsable de Innovación de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón, Jesús Abadías, junto al responsable de la unidad técnica de Cultivos Herbáceos del Centro de Transferencia Agroalimentario del Gobierno de Aragón, Miguel Gutiérrez, y el coordinador técnico de la Red Arax, Luis Gazol.

El aumento de la superficie dedicada al cultivo de maíz ha supuesto, según Gutiérrez, un dato “histórico”, especialmente de maíz “rastrojero”, en el que la provincia de Huesca copa el 63,24 % de la producción (47.409 ha), gracias además de a la accesibilidad del agua de riego a que también cuenta con más superficie de cereal en primera siembra.

Y es que, apuntó Gutiérrez, el 63,24 % de la producción de maíz en Aragón es de segunda cosecha. Además, la provincia altoaragonesa concentra el 81 % de la producción (68.800 ha) frente a las 14.600 de la de Zaragoza y las 710 de Teruel.

El maíz se paga a 240 euros la tonelada, por lo que “sigue siendo un producto estratégico” y es un precio “atractivo si se controlan los gastos”, ha enfatizado.

El aumento de la producción de maíz ha ido en detrimento de la semilla de girasol cuyo principal valor son los ácidos grasos con destino a la industria alimentaria. En 2024 se sembraron 16.597 hectáreas, un 30 % menos que un año antes, de las que 7.800 se cultivan en la provincia de Zaragoza, 6.600 en la de Teruel y 2.500 en la de Huesca. El 82 % de la cosecha es de primera siembra frente a las 2.500 de segunda.

La soja, al tratarse de un cultivo de rotación que “cuadra bien” con los ecorregímenes de la PAC, ha contribuido a que sea utilizada por los agricultores como una herramienta para producir mejor ya que fija el nitrógeno al suelo, para cumplir con los requisitos de la política agraria pero también por su valor económico, a 570 euros la tonelada más 45 euros por la proteína que contiene.

En esta campaña se han sembrado más de 675 hectáreas, el 84 % en la provincia de Huesca y el 67 % en segunda cosecha, cuyo destino son empresas privadas para bebidas vegetales.