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La brecha de género en el medio rural es un lastre para la lucha contra la despoblación La brecha de género en el medio rural es un lastre para la lucha contra la despoblación
Mujeres de la Comunidad de Teruel durante un encuentro celebrado en Villarquemado antes de la pandemia

La brecha de género en el medio rural es un lastre para la lucha contra la despoblación

España está a la cola europea en inclusión del talento femenino y la digitalización podría revertirlo
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La brecha de género que hay en el mundo rural es uno de los mayores lastres que puede haber para la lucha contra la despoblación, ya que España está a la cola europea en inclusión del talento femenino. Así lo constata un estudio que acaba de publicar ClosinGap, elaborado por CaixaBank, sobre el Coste de oportunidad de la brecha de género en el medio rural, que se intensifica en estos territorios al existir una mayor precariedad laboral entre las mujeres, estar infrarrepresentadas en la toma de decisiones y resultar más difícil la conciliación entre la vida laboral y la familiar. El estudio aboga por una apuesta decidida por la digitalización del campo para abrir nuevas oportunidades de trabajo a las mujeres, además de un cambio de mentalidad que avance hacia la igualdad de género.

La mujer figura como un objetivo fundamental del Plan de 130 medidas del Reto Demográfico, y será una de las cuestiones que atienda con especial atención la futura Ley de Dinamización del Medio Rural de Aragón, junto con el apoyo al emprendimiento y un mecanismo de garantía, según avanzó esta misma semana en las Cortes el comisionado aragonés de lucha contra la despoblación, Javier Allué.

Urge que ese apoyo sea real  y rápido porque la brecha de género se agrava en las zonas rurales y hay políticas que pueden ayudar a revertir esta situación. Además, son fundamentales para poder afrontar de verdad un problema del que cada vez se habla más y está dentro de la agenda política, pero las soluciones están todavía lejos y su efectividad no está garantizada.

Interés

Dentro del interés que la España despoblada está suscitando y que ha generado numerosos estudios e informes, ClosinGap, una plataforma que se ha convertido en referencia sobre el análisis del impacto de género, acaba de publicar un trabajo centrado de forma específica en el medio rural, y cuya elaboración ha corrido a cargo de CaixaBank.

El informe hace un análisis en profundidad sobre la realidad de la mujer en el territorio, si bien advierte que falta información porque las estadísticas públicas actuales no permiten conocer las características del mercado laboral en las áreas rurales, a pesar de que esto viene definido en la Ley 45/2007 de Desarrollo sostenible del medio rural, uno de los instrumentos que se crearon para combatir la despoblación hace tres lustros y que no se ha aplicado.

Es una de las recomendaciones que hace el informe de ClosinGap, entre otras propuestas en las que incide en la urgencia de acabar con la brecha de género en el territorio, puesto que si no se combate este gran problema será complicado afrontar el de mayor envergadura que es la despoblación.

El estudio señala que la importancia de “analizar la existencia de una brecha de género en el medio rural viene determinada por la evidencia de que las condiciones socioeconómicas y culturales del entorno de residencia son determinantes del bienestar de las personas”, en términos de acceso a oportunidades laborales, conectividad y servicios públicos o de cuidados, y “todas estas dificultades se ven magnificadas cuando interactúan con la variable de género”.

Despoblación

A este respecto, los autores del trabajo constatan que España “no solo se despuebla de forma continuada desde 1988, sino que también se masculiniza y envejece”, situación que además es más acusada en los municipios de menor tamaño.

Mientras en los entornos urbanos hay 93,8 hombres por cada 100 mujeres, la relación en las poblaciones rurales es de 101,3 hombres por cada cien mujeres, y es que ellas emigran más que ellos. De cada 100 mujeres nacidas en un municipio rural, 33 emigran a las ciudades, mientras que entre los hombres esa cifra se reduce a 28.

Se observa demás un envejecimiento más acusado de las mujeres que viven en las áreas rurales, puesto que si en las zonas urbanas el 21,3% de las mujeres tiene más de 65 años, en las rurales aumenta al 22,1%. Además, la tasa de dependencia es mayor.

Por otra parte, la precariedad laboral de la mujer en el mundo rural se agudiza, puesto que según el estudio España está en las posiciones de cola de toda Europa con una tasa de temporalidad del 60,9%, cuando entre los hombres que viven también en el territorio es del 52%.

Retrasos

Un dato significativo sobre el retraso que hay en España en cuanto a la inclusión del talento de la mujer en el mercado laboral rural es que somos el quinto país con la tasa de actividad rural femenina más baja, el 73%; el tercero con la tasa de empleo rural femenino más reducida (64%); y el segundo con mayor tasa de paro dentro de este colectivo en el territorio, con un 12,9%.

El informe constata que las mujeres, siempre en el ámbito rural, dedican al hogar y a la familia 2 horas y 7 minutos más al día. Esta desigual dedicación genera, según el estudio, un “coste de oportunidad para la economía de más de 38.500 millones de euros, es decir, el equivalente al 3,1% del PIB de 2019”.

Además, la presencia masculina en las explotaciones agrarias, mayoritarias en estas zonas, está totalmente desequilibrado, puesto que de los 1,6 millones de personas que se emplean en las mismas, el 65,4% son hombres. Y en cuanto a la titularidad o jefatura de las explotaciones, hay aproximadamente tres hombres en esa posición por cada mujer que lo es.

El nivel de formación es superior entre las mujeres, pero estas están relegadas de la toma de decisiones empresariales, ya que las mismas “tienden a ejercer de trabajadoras autónomas independientes sin empleados a cargo, mientras que los hombres se encargan en mayor proporción de dirigir empresas o explotaciones agrícolas”. Y cuando son mujeres las encargadas de estas explotaciones, las mismas son de menor tamaño, según el estudio.

Reversión

En este marco, los autores del estudio proponen para revertir la situación acciones concretas que impulsen políticas de empleo que permitan afrontar el reto demográfico, junto a la mejora de la conectividad física y digital tanto para el desarrollo del teletrabajo como para la formación a distancia.

Los autores señalan que una vez que se ha visto factible la modalidad del teletrabajo por la crisis sanitaria vivida desde 2020, esto debería ser considerado “como una medida preventiva o curativa del intenso éxodo rural que experimenta España desde hace décadas”. De esa forma se “facilitaría el retorno de ocupados al medio rural, sobre todo el retorno de mujeres”.

El informe considera “fundamental desarrollar políticas públicas que fomenten el teletrabajo y ayuden a revertir la despoblación del entorno rural apoyadas en esta nueva forma de relación laboral que se encuentra ya regulada en España”. Estima en este sentido que, de extenderse el teletrabajo, “al menos 13.300 personas podrían retornar al entorno rural trabajando en dicha modalidad contribuyendo a revertir la despoblación rural”.

El documento plantea que si se opta por políticas de natalidad, las mismas deberán ir acompañadas de mejoras en los servicios relacionados con la maternidad en el ámbito rural, como prestaciones sociales, deducciones fiscales, impulso a la educación infantil de 0 a 3 años y otras medidas que favorezcan la conciliación laboral y profesional de las mujeres. Asimismo, el informe incide en la necesidad de “fomentar y educar en la corresponsabilidad”  a través de los centros educativos para “eliminar los estereotipos desde las edades más tempranas”.

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