“En la Merienda de Vaquilla somos nosotros mismos, los demás días es cuando vamos disfrazados”

“Hoy somos nosotros mismos, los demás días vamos disfrazados”, afirmaba este domingo Ramón Coret, de la peña Los que Faltaban, antes de entrar a la plaza de toros para la Merienda. Él y veinte amigos iban vestidos de Cenicientas, porque ahora no se concibe la participación en este acto tradicional de las fiestas sin ir disfrazados. Al igual que ellos, la inmensa mayoría de los peñistas iban vestidos de todo tipo de cosas, desde objetos inanimados como paellas hasta superhéroes, dibujos animados, extraterrestres y cualquier motivo que invitase a dejar volar la imaginación, incluidos los temas musicales de actualidad.

El desfile de las peñas hasta la plaza de toros para asistir a la Merienda se ha convertido en uno de los actos en los que más se implican los peñistas. Si hace décadas lo que más se valoraba era entrar al coso taurino desfilando en orden, ahora lo que cuenta es hacerlo con imaginación, y eso a los vaquilleros les sobra a la vista de lo que se vio este domingo.
 

Algunas peñas marcan las temáticas pero otras lo dejan al libre albedrío de sus socios. El Disfrute rememoró lo que les ocurrió el año pasado cuando les dejaron sin comida el domingo y el lunes. Por eso este año se vistieron de comida. “No nos falta nada -comentaba Raquel Borrás-, porque llevamos de todo para comer”. Y así era porque la gente le echó ganas y entre los peñistas había quienes se vistieron de paella, por más difícil que pueda parecer, gambas, calamares, chuches y cualquier alimento que se pueda echar uno a la boca, además de contar con su propio Maister Chef y repartidores.

“Esto es una maravilla”, decía Raquel en medio del bullicio al llegar a la plaza de toros. “Hoy (por ayer) es uno de los mejores días de la Vaquilla porque ya solo quedamos los de casa y podemos disfrutar de la peña y los amigos”.

Lo mismo opinaba Alejandro, de Nos an soltao, que con sus amigos se habían disfrazado de Los Picapiedra porque el tema de la peña eran los años 90 y en esa época se volvieron a hacer famosos los dibujos animados de estos personajes de la productora Hanna-Barbera. “Para nosotros la Vaquilla es nuestra vida, es como empezar el año”, decía uno de ellos.
 

No cuenta solo la tarde del domingo, sino los días previos que se reúnen para decidir de qué se van a vestir, y que se convierte en una excusa para comer, merendar y pasárselo bien. Así lo explicaba Luis Carlos, de El Campanico, que con otra veintena de amigos iban vestidos de fregonas. “Es un disfraz sencillo además de llamativo”, afirmaba, y que además había resultado muy eficaz para recoger el agua que había caído el día anterior en Teruel, comentaba.

“Lo importante es que para hacerlo nos reunimos desde hace un mes, aportamos ideas entre todos y lo preparamos con ilusión”, indicó Luis Carlos, para quien la Vaquilla son actos como este porque son los tradicionales. “Es una forma también de anticipar la Vaquilla al juntarnos antes y no perder el contacto”, añadió.

Además, como indicaba Ramón Coret, el Domingo de Vaquilla es el día en el que la gente puede ser como se siente, “porque el resto es cuando vamos disfrazados”, comentaba entre sus amigos vestidos de Cenicientas. “Es un momento único y te obliga a quedar también antes de las fiestas. Igual se expresaba Pedro Rodríguez, de Los Sordos, que con sus amigos iban vestidos de superhéroes “porque somos los mejores”. Explicó que la Merienda es “un momento muy bonito porque se produce la conjunción de la gracia de la fiesta con la suerte del toro”.

Hubo quienes se vistieron de Potras salvajes con una ironía brutal, mientras otros apostaron por objetos inanimados pero con mucho movimiento, como un grupo de doce amigos de El Ajo que se transformaron en Montaña rusa. Sergio Gómez argumentó que este es “uno de los mejores días de la Vaquilla por el ambiente familiar y los disfraces”.
 

Marta Igual, que tiene movilidad reducida, llegó a volar con una nueva aerolínea que tuvo su primer vuelo en esta Vaquilla: Teruel Air. No les faltaba nada, desde el avión a todo el equipo de vuelo con azafatas y controladores de pista incluidos. “Está muy bien porque es un avión adaptado para mí”, comentó Marta, que con su familia y amigos volaron por toda la ciudad en la tarde de este domingo. “Estamos emocionados y lo hemos hecho con mucha ilusión para poder disfrutar todos de la fiesta”, comentó Mercedes, tía de Marta.

El Chasco se llenó de gusanos con motivo de su cincuenta aniversario, pero de los “gusanitos auténticos”, rezaban algunos disfraces, porque este animal es el motivo de su escudo. Y Pablo Ibáñez con otros seis amigos se las ingeniaron para ir de los tres alien de Toy Story, ya que la temática de su peña, La Botera, era el espacio. “Es una excusa de estar con los amigos y superarnos cada año más”, dijo.

Disfraces oportunos

Hubo a quienes el disfraz les vino de lo más oportuno, como a Raquel y sus amigas vestidas de lluvia al ir envueltas en nubes en medio de una tormenta. “Nos ha venido clavado”, explicaba Raquel al entrar bajo su tormenta particular en la plaza de toros, donde antes de la Merienda se exhibieron los toros que se correrán este lunes.
 

Los aficionados valoraron los cuatro astados de en torno a 500 kilos seleccionados este año, a los que dieron unos pases cuatro lidiadores, entre ellos la matadora de toros mexicana Hilda Tenorio, que fue ovacionada por cómo paró al primero, un toro colorao llamado Jienense que metía muy bien la cabeza. Tanto este como los otros dos siguientes, Sueño y Soñar, eran utreros, toros de tres años, mientras que el cuarto, Canastero, de 5 años, fue el que mejores sensaciones transmitió por sus arrancadas y ser el que más chispa tenía.

Los toros son de la ganadería de Teo Adell de Castellote, que desde 2005 es la que suministra los astados que se corren el lunes de Vaquilla. El ganadero José Antonio Adell dijo que era un “orgullo” y una “responsabilidad” ser los elegidos cada año.

Tras la exhibición de los toros y de que los vaquilleros merendasen se soltaron vaquillas.