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El último premio Paleonturología pone el foco en la importancia de las plantas fósiles El último premio Paleonturología pone el foco en la importancia de las plantas fósiles
El paleobotánico Bienvenido Díez, miembro del jurado del Premio Paleonturología 2022. Universidad de Vigo

El último premio Paleonturología pone el foco en la importancia de las plantas fósiles

Bienvenido Díez, miembro del jurado, destaca la trascendencia de la flora mesozoica de Teruel
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El último Premio Internacional de Paleontología Paleonturología  2022, que concede desde hace veinte años la Fundación Dinópolis, ha puesto el foco en la importancia que tienen las plantas fósiles para conocer los ambientes en los que vivieron las faunas del pasado. El paleobotánico de la Universidade de Vigo, José Bienvenido Diez, uno de los científicos que formó parte del jurado que otorgó el premio, considera que el artículo ganador abre nuevas posibilidades para conocer la aparición y evolución de las plantas con flores, que dominan hoy día los ecosistemas terrestres. Es algo de especial relevancia en una provincia como la de Teruel, en la que destaca la trascendencia que tiene su registro fósil de flora mesozoica, la era de los dinosaurios.

El premio Paleonturología ha ido en esta ocasión a China, y es la primera vez en veinte años que este galardón recae en un artículo científico sobre plantas fósiles, titulado Mesozoic cupules and the origin of the angiosperm second integument. Lo que hace el trabajo es estudiar con técnicas innovadoras las características internas de las estructuras reproductoras de un grupo de plantas gimnospermas (sin flores) de hace 126 millones de años, que además rompe paradigmas sobre el origen de las angiospermas, las plantas con flores.

Paleonturología lo concede anualmente la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel desde el año 2003 con la colaboración de Dinópolis y la Caja Rural de Teruel, y está dotado con 2.500 euros y la edición de un trabajo divulgativo, una PALEOguía.

Trabajo premiado

El trabajo premiado, cuyo fallo se dio a conocer a finales del año pasado, fue publicado en la prestigiosa revista Nature y lo lidera el científico chino Gongle Shi. Se centra en el estudio de unas plantas primitivas fosilizadas de hace 126 millones de años, del Cretácico Inferior, halladas en la región de Mongolia interior (China). Su estudio evidencia que estas plantas, hoy extintas, tendrían un gran parentesco con las plantas con flores, cuya aparición en el tiempo geológico es hoy cuestión de un gran debate científico.

El jurado que analizó los trabajos presentados y que decidió premiar esta publicación estuvo compuesto por José Bienvenido Diez, profesor titular del Departamento de Xeociencias Mariñas e Ordenación do Territorio de la Universidade de Vigo, la doctora Graciela Delvene, del Centro Nacional IGME-CSIC en Madrid, y el doctor David Peris, investigador del programa Beatriu de Pinós en la Universitat de Barcelona. El investigador de la Fundación Dinópolis Luis Miguel Sender fue el secretario del jurado.

Bienvenido Diez, que es un paleobotánico de referencia en España y que lleva años colaborando con la Fundación Dinópolis, asegura que el trabajo ganador “abre una posibilidad a la aparición de nuevos grupos de plantas, nuevas entidades taxonómicas que permitan completar nuestra idea de la evolución de las angiospermas (las plantas con flores)”.

Debate científico abierto

El científico explica que hoy en día hay un debate abierto muy importante sobre el origen de las angiospermas, ya que se sitúa en el Cretácico Inferior, pero podría ser más antiguo. De hecho, se refiere a otro trabajo que acaba de aparecer publicado en la revista Scientific Reports, en el que participa, sobre una planta del Jurásico de China llamada Nanjinganthus, “que tenía los óvulos ya propios de una angiosperma; por tanto estas plantas ya existirían, pero sin embargo existen otras corrientes que son más reacias a aceptar este hecho”.
 

El fósil de la planta, y su reconstrucción, del trabajo ganador del Premio Paleonturología 2022, que se concede en Teruel


Comenta en este sentido que el trabajo ganador de Paleonturología “nos presenta que las angiofitas pudieran desarrollarse a partir del Pérmico Superior, es decir, en la parte más alta de lo que sería el Paleozoico, lo que nos abre una ventana de posibilidades para plantear nuevas hipótesis en la evolución de las angiospermas”.

Diez manifiesta que todos los trabajos presentados eran “espectaculares”, pero que el ganador tenía la importancia de que abre nuevos paradigmas. El jurado valoró también las técnicas utilizadas, al ser de última generación, así como el hecho de que el grupo investigador esté claramente consolidado con especialistas como Peter Crane.

Trabajos

“Todos los trabajos eran buenos y era difícil elegir -comenta Diez-, y tuvimos un debate largo de buen talante, pero nos costó, y el criterio que planteé fue ver qué trabajos de los presentados modificarían la explicación sobre la paleontología y la evolución y cuáles serían paradigmáticos, que no fuera un nuevo dato sobre un nuevo grupo, sino que fuera algo que realmente fuese importante”.

A juicio de este paleobotánico, el trabajo ganador del premio hace eso. “Tenía esa connotación, un trabajo que nos abre la ventana a que existen estructuras homólogas en las plantas que no son angiospermas y que no se consideran como tales, pero que son anteriores al Cretácico Inferior”, comenta.

“Eso nos abre una ventana entre el Pérmico Superior y el Cretácico Inferior para hablar sobre la evolución de las angiospermas o de grupos afines a ellas”, precisa el científico, que recuerda cómo Darwin ya se refería al “abominable misterio del desarrollo de las angiospermas”, puesto que es en el Cretácico Inferior cuando todas ellas se desarrollaron muy rápidamente.

92% de la diversidad

En este sentido, Diez aclara que las plantas con flores son el 92% de toda la diversidad vegetal del planeta y hoy es un tema de discusión científica con varias corrientes sobre cómo se produjo su evolución. “Esto abre una ventana a nuevas hipótesis, ideas y planteamientos”, argumenta Diez, quien considera que aunque pueda parecer algo muy pequeño, en realidad “está poniendo en el tablero nuevas posibilidades sobre la evolución de las angiospermas que hasta el momento era muy rígido”.

En opinión del científico, trabajos como el premiado con Paleonturología permiten seguir en paleobotánica el mismo camino “que han seguido antes los paleozoólogos en la evolución de los reptiles, mamíferos y dinosaurios”.

“Yo creo que este artículo va a dar un paso a la consideración de nuevas entidades taxonómicas, nuevos grupos de plantas que nos permiten comprender la evolución del linaje de las angiospermas”, recalca el profesor de la Universidade de Vigo, que insiste en la importancia que para el conocimiento de la historia de la vida en el planeta tiene la paleobotánica, que es la ciencia que estudia la evolución de las plantas a partir de su registro fósil.

“La visión del registro fósil es paleozoocéntrica, puesto que se fija en los animales, y sin embargo no existe ningún ecosistema que se sustente sin plantas, porque son la base de los ecosistemas”, comenta Diez, quien alude a un reciente trabajo publicado en la revista científica PNAS sobre la gran cantidad de gigatoneladas de carbono fijado por las plantas frente al de los vertebrados.

Registro fósil

“Si extrapolamos esto al registro fósil, esto significa que la biomasa vegetal es centenares de  veces más grande que la biomasa animal, pero sin embargo, si vemos el número de investigadores que hay en paleobotánica respecto al número de los que hay en paleozoología, estamos hablando de un número muy inferior”, precisa.

El miembro del jurado del Premio Paleonturología comenta que paleobotánicos con puesto fijo en una institución científica en España hay cuatro, “nada que comparar con la cantidad de gente que hay que estudia vertebrados, homínidos, etc”.

En su opinión, esto se debe al “efecto social” que tienen los dinosaurios o la evolución humana, cuando “vender una planta, aunque sea importante y no digo que lo sea más, es complicado”. Reflexiona en cambio sobre el hecho de que los grandes dinosaurios del Mesozoico, los saurópodos, podían comer cerca de dos toneladas de forraje diarios, “luego esas plantas tenían que existir y estar ahí para permitir sustentar las cadenas tróficas”.

“Los animales van detrás de las plantas en la colonización de los medios terrestres en el Devónico, que comienzan a conquistar los medios costeros y después llegan los insectos, los artrópodos, que se adaptan a esos medios, y los vertebrados van detrás siguiendo estos nichos ecológicos que van produciendo las plantas para que los ocupen los animales”, recalca el investigador, para quien es “imposible comprender la evolución de la vida en el planeta sin entender la evolución de las plantas, pero en cambio por lo general el foco mediático de la paleontología está en la parte zoológica, que nos es más próxima y está más cerca de nuestro acervo cultural”.
 

Excavaciones en Ariño en busca de plantas fósiles del Cretácico hace unos años


Para este investigador, “es más fácil quedarnos ensimismados con los grandes dinosaurios que explicar por ejemplo que en el Carbonífero teníamos helechos que llegaban hasta los 25 metros de altura”. Considera por ello que es importante estudiar las plantas para poder conocer también el desarrollo de las especies animales.

Información biológica

“Lo que busca el paleontólogo es información biológica en las rocas que te permita interpretar la evolución de la vida en el planeta, y a veces la mejor información puede estar en el fósil más feo que puede que no tenga interés museístico para su exposición”, precisa el científico, que destaca por otra parte “la gran variedad de plantas del Cretácico que hay en Teruel, que es espectacular y está considerado uno de los mejores registros del mundo”.

Sobre esta última cuestión, Diez recuerda que llevan años colaborando con la Fundación Dinópolis en la investigación de las plantas del Cretácico turolenses y que desde principios de siglo aproximadamente se han realizado dos tesis doctorales en la zona, una sobre la macroflora a cargo del paleobotánico Luis Miguel Sender, que actualmente es paleontólogo de la Fundación Dinópolis, y otra de palinología a cargo de Uxue Villanueva, habiéndose publicado en estos años una treintena de artículos.

Precisa a este respecto que con las angiospermas primitivas el grupo de referencia era el de Potomac en Estados Unidos, pero en cambio “en Teruel se han encontrado los mismos registros que en EE UU, más otros de otras partes del mundo en mejor estado de conservación y con mayor diversidad, y la prueba es que ya llevamos varias especies de plantas nuevas descritas en el área de Teruel; además de encontrar  de otros sitios han aparecido nuevas, como por ejemplo Ploufolia cerciforme, cuyo nombre se debe a que se encontró cerca de Plou”.

Ciencia

Diez corrobora la importancia que tienen los fósiles de plantas que aparecen en la provincia porque el grupo de Potomac en Estados Unidos, que siempre ha sido una referencia mundial, “en estos momentos está trabajando con nosotros con la flora de Teruel y ellos mismos reconocen que la de aquí está mejor preservada”.

El científico insiste en esta cuestión al afirmar que “hasta el momento, la flora del Cretácico Inferior de la zona de Cuencas Mineras de Teruel se puede considerar, si no la mejor, una de las mejores del mundo por su preservación”, y confía en que su conocimiento avance de forma importante tras la incorporación del paleobotánico Luis Miguel Sender a la Fundación Dinópolis.

En este sentido, Diez destaca el trabajo que está desarrollando la Fundación Dinópolis en el conocimiento de las faunas del pasado y también de sus ecosistemas al trabajar con grupos multidisciplinares. “Es importante que todos los grupos de dinosaurios tengan paleobotánicos, porque eso nos va a permitir entender dónde vivían estos animales y cuál era el contexto del Mesozoico, del cual deriva nuestra biosfera actual, lo que es nuestro mundo, y eso nos permitirá explicar lo que somos ahora”, afirma.

“En Dinópolis el registro principal, el que tira más, es el del Mesozoico con los dinosaurios, que es el polo principal, pero aparte es que tenemos el mejor registro de plantas de angiospermas cretácicas del mundo, o uno de los mejores”, insiste Diez, quien recuerda que hace diez años, en 2013, se organizó un congreso internacional de paleobotánica en Ariño y los científicos de distintos países que participaron todavía lo siguen recordando.

Apoyo desde Teruel

El científico reconoce el apoyo que siempre han tenido en Teruel tanto por parte de la Fundación como por los municipios en los que han estado como Alcaine, Estercuel, Ariño o Andorra, “donde siempre que hemos pedido ayuda nos la han facilitado.

Valora por ello que dentro de sus investigadores la Fundación cuente actualmente con un paleobotánico y sea pionera en una línea que a su juicio deberían seguir otros museos y centros de investigación, en una provincia además que considera referente no solo en lo que es investigación paleontológica sino también en divulgación.

“Teruel tiene el fenómeno de los centros satélite de Dinópolis, algo que es de referencia puesto que la gente va a ver el fósil a la zona donde se encontró, y eso revierte en el ese lugar”, argumenta Diez, quien manifiesta que la ciencia no solo debe atender a la pura investigación científica, sino que “nos gusta que tenga un impacto socioeconómico, porque eso ayuda a nuestra labor para que la gente vaya a ver lo que se ha encontrado allí, y la de Dinópolis me parece una política muy adecuada, además, con el problema que tenemos de la España vaciada”.

 

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