El sistema Viogén incluye a un total de 181 víctimas de violencia de género en Teruel
La Guardia Civil cuenta con equipos especializados para atender a las mujeres maltratadas
La Guardia Civil en la provincia de Teruel cuenta con personal especializado en la atención de la violencia de género. Se trata de los equipos Viogén, de los que hay uno en Teruel compuesto por tres agentes y otro en Alcañiz, con dos. A ellos se suma el equipo Emume, Mujer y Menor, dedicado a la atención de mujeres y de menores tanto víctimas como agresores. Según los datos facilitados por la Unidad contra la Violencia de Género de la Subdelegación del Gobierno en Teruel, ahora hay un total de 181 mujeres de la provincia, 110 en el medio rural, en el sistema Viogén, que es una base de datos que comparten las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado para garantizar la máxima protección a las víctimas.
Dos de las agentes que en Teruel forman parte del Emume, que prefieren mantenerse en el anonimato porque, entre sus misiones, está hacer seguimiento o investigar de incógnito, explican que su trabajo no sólo se centra en la violencia de género, sino también en agresiones a mujeres y a niños e incluso cuando ellos son los agresores.
Una de estas agentes está en el Emume desde el año 1995 e integró el primer equipo con esta especialización que se puso en marcha en Teruel. “Ahora está todo muy especializado, pero entonces lo había todo el Emume”, dice.
En estos años también ha cambiado sustancialmente la formación que reciben los agentes para atender a las víctimas de violencia de género, puesto que en la academia ya les adiestran en instrucciones por violencia de género. Además, de manera periódica, en las propias comandancias, también por supuesto en la de Teruel, se realizan cursos específicos para los agentes. Todo esto es necesario porque los guardias de los puestos son los encargados de atender a las mujeres que acuden a denunciar a sus parejas o exparejas. En los cuarteles de nueva construcción o remodelados ya hay salas específicas para atender en privado a las víctimas.
En este sentido, las integrantes del Emume matizan que, una vez es atendida por los agentes del puesto, son los especialistas del Viogén los que hablan con las víctimas y llevan a cabo la valoración, todo ello siempre bajo la supervisión y el control del Emume. A la vez que se recoge la denuncia, a la víctima se le ofrece recibir el asesoramiento legal a través de un abogado, un trabajador social y un psicólogo, recursos que ofrece el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), que depende del Gobierno de Aragón.
Las especialistas en violencia de género de la Guardia Civil recalcan que “servicios hay muchos” y lanzan un mensaje de tranquilidad: “La víctima está totalmente protegida”, dicen, aunque añaden que para ello es fundamental que ella actúe. También hay casos en los que los agentes trabajan de oficio, pero es la mujer la que debe ratificar esas denuncias.
El equipo Viogén, una vez realizada la denuncia, se pone en contacto con la víctima y le explican los diferentes pasos y, en el caso de que se tomen medidas de protección, lo que conllevan.
Con el paso del tiempo, los recursos que se ofrecen a las víctimas han ido evolucionando, según explican las dos agentes del Emume. Hace unos años, una sola persona recogía todas las denuncias de toda la provincia de Teruel, pero luego se fueron sumando agentes de otros equipos especiales.
Otro aspecto que ha cambiado, según indican, es que ahora las mujeres que acuden a denunciar llegan con más información que antes, aunque las guardias civiles matizan que hay algunas que saben lo que conlleva esa denuncia mientras que otras no y son los guardias los que les asesoran en todo.
En el conjunto de 2023, las llamadas, interacciones y visitas realizadas por la Guardia Civil con víctimas Viogén se elevaron a un total de 1.858 llamadas, 4.320 interacciones y 75 visitas.
En cuanto a los números de teléfono, desde la Guardia Civil indican que el número 016 de atención a las víctimas no registra la llamada, pero tampoco permite conocer la ubicación de la víctima en el caso de que esté sufriendo una agresión y necesite de protección inmediata, algo que sí ocurre tanto en el 062, que es la centralita de la Guardia Civil, y el 091 de la Policía Nacional.
Hay diferentes niveles de protección para las víctimas en función del riesgo que tienen. Cuando está tipificado como extremo, tienen un acompañamiento 24 horas al día y la patrulla está en su domicilio. Si es alto también tienen una vigilancia, pero a través de un plan de protección. Las mujeres que están en este nivel de protección alto deben comunicar sus desplazamientos para así poder activar a los equipos de otras provincias si es necesario.
Entre los dispositivos que hay actualmente para garantizar la protección de las víctimas está Atenpro, el Servicio Telefónico de Atención y Protección para víctimas de violencia contra las mujeres, una modalidad de servicio que a través de la tecnología, ofrece a las víctimas de violencia contra las mujeres una atención inmediata las 24 horas del día.
Por otro lado está el sistema Cometa, que supone un seguimiento al agresor y, a través de la tecnología, si éste rompe la distancia con la víctima, salta una alarma en las instalaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.
De las 181 mujeres que hay en el sistema Viogén porque han sido víctimas de violencia de género en la provincia de Teruel, 33 tienen el servicio Atenpro, mientras que diez agresores tienen el seguimiento Cometa para garantizar las medidas de alejamiento.
El medio rural constituye un problema añadido a la hora de denunciar un caso de violencia de género puesto que no hay medios para el distanciamiento y el tejido social de agresor y víctima es el mismo. En los últimos años se ha incrementado el número de mujeres mayores que denuncian y el punto de inflexión, relatan las agentes de la Guardia Civil, suele estar en que cuentan con más información o recursos y algunas lo hacen animadas por sus hijos. “Hay mujeres de 70 años que llevan sufriendo agresiones desde que se casaron y denuncian ahora”, relata. En este sentido, la secretaria de Fademur Aragón, Vanessa Polo, concretó que en el medio rural hay más dificultad a la hora de iniciar una denuncia. “En los pueblos nos conocemos todo el mundo y todavía hay miedo al qué dirán”, dice, para añadir que, pese a ello, poco a poco crece el número de denuncias.
Vanessa Polo detalla que el primer acceso de las víctimas del medio rural es en ocasiones el centro de salud o las trabajadoras sociales y comenta que “hay gente que necesita hablar, porque en ocasiones no son conscientes que están siendo maltratadas”.
Dos de las agentes que en Teruel forman parte del Emume, que prefieren mantenerse en el anonimato porque, entre sus misiones, está hacer seguimiento o investigar de incógnito, explican que su trabajo no sólo se centra en la violencia de género, sino también en agresiones a mujeres y a niños e incluso cuando ellos son los agresores.
Una de estas agentes está en el Emume desde el año 1995 e integró el primer equipo con esta especialización que se puso en marcha en Teruel. “Ahora está todo muy especializado, pero entonces lo había todo el Emume”, dice.
En estos años también ha cambiado sustancialmente la formación que reciben los agentes para atender a las víctimas de violencia de género, puesto que en la academia ya les adiestran en instrucciones por violencia de género. Además, de manera periódica, en las propias comandancias, también por supuesto en la de Teruel, se realizan cursos específicos para los agentes. Todo esto es necesario porque los guardias de los puestos son los encargados de atender a las mujeres que acuden a denunciar a sus parejas o exparejas. En los cuarteles de nueva construcción o remodelados ya hay salas específicas para atender en privado a las víctimas.
Recursos
En este sentido, las integrantes del Emume matizan que, una vez es atendida por los agentes del puesto, son los especialistas del Viogén los que hablan con las víctimas y llevan a cabo la valoración, todo ello siempre bajo la supervisión y el control del Emume. A la vez que se recoge la denuncia, a la víctima se le ofrece recibir el asesoramiento legal a través de un abogado, un trabajador social y un psicólogo, recursos que ofrece el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM), que depende del Gobierno de Aragón.
Las especialistas en violencia de género de la Guardia Civil recalcan que “servicios hay muchos” y lanzan un mensaje de tranquilidad: “La víctima está totalmente protegida”, dicen, aunque añaden que para ello es fundamental que ella actúe. También hay casos en los que los agentes trabajan de oficio, pero es la mujer la que debe ratificar esas denuncias.
El equipo Viogén, una vez realizada la denuncia, se pone en contacto con la víctima y le explican los diferentes pasos y, en el caso de que se tomen medidas de protección, lo que conllevan.
Con el paso del tiempo, los recursos que se ofrecen a las víctimas han ido evolucionando, según explican las dos agentes del Emume. Hace unos años, una sola persona recogía todas las denuncias de toda la provincia de Teruel, pero luego se fueron sumando agentes de otros equipos especiales.
Otro aspecto que ha cambiado, según indican, es que ahora las mujeres que acuden a denunciar llegan con más información que antes, aunque las guardias civiles matizan que hay algunas que saben lo que conlleva esa denuncia mientras que otras no y son los guardias los que les asesoran en todo.
En el conjunto de 2023, las llamadas, interacciones y visitas realizadas por la Guardia Civil con víctimas Viogén se elevaron a un total de 1.858 llamadas, 4.320 interacciones y 75 visitas.
En cuanto a los números de teléfono, desde la Guardia Civil indican que el número 016 de atención a las víctimas no registra la llamada, pero tampoco permite conocer la ubicación de la víctima en el caso de que esté sufriendo una agresión y necesite de protección inmediata, algo que sí ocurre tanto en el 062, que es la centralita de la Guardia Civil, y el 091 de la Policía Nacional.
Hay diferentes niveles de protección para las víctimas en función del riesgo que tienen. Cuando está tipificado como extremo, tienen un acompañamiento 24 horas al día y la patrulla está en su domicilio. Si es alto también tienen una vigilancia, pero a través de un plan de protección. Las mujeres que están en este nivel de protección alto deben comunicar sus desplazamientos para así poder activar a los equipos de otras provincias si es necesario.
Atenpro y Cometa
Entre los dispositivos que hay actualmente para garantizar la protección de las víctimas está Atenpro, el Servicio Telefónico de Atención y Protección para víctimas de violencia contra las mujeres, una modalidad de servicio que a través de la tecnología, ofrece a las víctimas de violencia contra las mujeres una atención inmediata las 24 horas del día.
Por otro lado está el sistema Cometa, que supone un seguimiento al agresor y, a través de la tecnología, si éste rompe la distancia con la víctima, salta una alarma en las instalaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.
De las 181 mujeres que hay en el sistema Viogén porque han sido víctimas de violencia de género en la provincia de Teruel, 33 tienen el servicio Atenpro, mientras que diez agresores tienen el seguimiento Cometa para garantizar las medidas de alejamiento.
La cercanía , un problema añadido en el medio rural
El medio rural constituye un problema añadido a la hora de denunciar un caso de violencia de género puesto que no hay medios para el distanciamiento y el tejido social de agresor y víctima es el mismo. En los últimos años se ha incrementado el número de mujeres mayores que denuncian y el punto de inflexión, relatan las agentes de la Guardia Civil, suele estar en que cuentan con más información o recursos y algunas lo hacen animadas por sus hijos. “Hay mujeres de 70 años que llevan sufriendo agresiones desde que se casaron y denuncian ahora”, relata. En este sentido, la secretaria de Fademur Aragón, Vanessa Polo, concretó que en el medio rural hay más dificultad a la hora de iniciar una denuncia. “En los pueblos nos conocemos todo el mundo y todavía hay miedo al qué dirán”, dice, para añadir que, pese a ello, poco a poco crece el número de denuncias.
Vanessa Polo detalla que el primer acceso de las víctimas del medio rural es en ocasiones el centro de salud o las trabajadoras sociales y comenta que “hay gente que necesita hablar, porque en ocasiones no son conscientes que están siendo maltratadas”.
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