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El novillero Pedro Montaldo abre la puerta grande de Teruel en su debut con picadores El novillero Pedro Montaldo abre la puerta grande de Teruel en su debut con picadores
Montaldo despide a la plaza de Teruel a hombros. Bykofoto / Antonio García

El novillero Pedro Montaldo abre la puerta grande de Teruel en su debut con picadores

Tarde difícil para los toreros por la falta de fuerza y raza del ganado de Los Ronceles
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Ya lo decía el Guerra, "lo que no pude ser, no puede ser y, además, es imposible. Cuando no hay ni un gramo de raza, ni otro tanto de fuerza, en los astados, no puede ser que, por mucha disposición, los toreros lo hagan todo. Y no será, como les digo, por la disposición de estos. Lo demostró de inicio Sergio Cerezos, tirándose a portagayola comenzaba la trade, de rodillas frentre a la puerta del miedo. Arrollando se vino en de Los Ronceles, que a punto estuvo de hacer sangre, pero el turolense se recumpuso, recibiendo a su oponente con sabor torero con el capote. Empujó El primero de la tarde en el caballo, de manera engañosa, buscando la salida y protestando por el castigo. Buenos pares de Basilio Mansilla y David Gómez, con Angel Esteban, lidiando al toro con sobriedad pero eficiencia. Brindó Cerezos a Juan Vicente Mora una faena que comenzó de rodillas. Su oponente no engañó de salida, y volvió a arrancar arollando por el piton derecho, por el que estuvo a punto de prender al torero, y sin ninguna fijeza. Se venía constantemente con malas ideas, buscando hacer carne el de Los Ronceles, un animal basto y protestón que no tuvo condición para el toreo. Pero mostró raza el diestro turolense, que no se dio por vencido, tratando de arrancar lo poco que la condición del abreplaza tuvo. La afición turolense fue consciente del sacrificio, y agradeció la disposición de un torero que en ningun momento rehuyo nada, demostrando la predisposición ante un toro que se defendió entre gañafones y cabezazos. Media estocada y otra casi completatamente enterrada acabaron con la mala saña de este primero de la tarde, que fue despedido entre pitos en el arrastre. Saludó una ovacion el matador, correspondiendo la afición a quien se dejó todo por contentar a su plaza.

Arreando fuerte viene el alcorisano Tomás González, que desde el arranque quiso demostrar que quiere ser torero. Una suave tafallera fue el primer contacto en un saludo capotero que tuvo gusto y temple. Tras un duro primer puyazo, que recibió aquel número 52, González reaizó un quite torero y calmo. Brindó, de corazón, González la muerte del novillo de su debut en Teruel a Sergio Cerezos, representando el presente y el futuro de la fiesta turolense. Con la muleta plegada en la mano izquierda, y en los medios del ruedo, citó el de Alcorisa al novillo, que se vino pronto para recibir un natural en los medios, con el que comenzó una buena serie. El novillo echaba las manos por delante, y en algunos momentos buscaba irse, pero el turolense lo llevaba muy enganchado, pegándole dos buenas tandas por el piton derecho. A partir de ahí, la faena fue a menos, acusando la falta de fuerza de un novillo que comenzo a pedir los muletazos de uno en uno. González no se escondió, apretando y exigiendo al novillo, para sacar lo poco que quedaba de sus escasas fuerzas. Aún pudo arrancarle una buena tanda de derechazos, antes de rematar la faena con una serie de cambios de mano, antes del desplante final, muleta al hombro. Un pinchazo y media estocada, y varios descabellos enfriaron la plaza, privándole de un premio mayor que la ovacion que recogió, en uno de los pocos debes que se le pueden poner a un torero con tendencia a sufrir con los aceros. Nada que no se gane con el tiempo y el entrenamiento.
 

Media verónica de Sergio Cerezos. Sevi

Faltó transmisión con el capote en el debut de Pedro Montaldo con picadores. La poca fuerza del animal no ayudó, y se tradujo en constantes caídas desde que se encontró con el caballo. El presidete, que no favoreció en nada el festejo, prefirio no cambiar el astado, que mostraba lo que posteriormente pasó. El de Los Ronceles, se siguió cayendo durante toda la lidia, con la consiguiente bronca del público turolense a la autoridad, castigando así cada una de esas caidas. Brindó Montaldo al empresario, Carlos Sánchez. Estuvo dispuesto el de Orea, que, a pesar de tener enfrente a un adversario sin fuerzas, pudo sacar muletazos suaves y templados, ayudando al novillo ofreciéndole medios muletazos, llevando las telas a media altura, porque cada vez que Montaldo forzaba la máquina, el novillo perdía las patas traseras. La buena disposicion de Montaldo, que consiguió arrancar esos muletazos, y una certera estocada que fulminó a su adversario, produjeron una mayoritaria peticion de oreja que, tras remolonear, concedio el presidente del festejo.

Con un cuarto que fue avanto desde el principio, Cerezos tuvo que ir a atacarle desde El principio. Tuvo otro aire de inicio, con más transmisión en el capote, pèro era todo mentira. El picador Carlos Naranjo se fue sin estrenar, ya que el astado se arrancó a favor de querencia, al caballo que guardaba la puerta, y que montaba Antonio García. El 77 de Los Ronceles se quedó parado en ese momento, y hasta el final. En las banderillas, sufrieron los hombres de plata, al que solo le pudieron poner de uno en uno los garapullos, ante un rival que se emplazó y no colaboró en nada. Ni cuando se sentía herido hacía por embestir. Brindó al publico turolense Cerezos, que le rindió su calor. Dándole tiempo y espacio, comenzo su fanea por alto, haciendo todo en favor de un toro que miraba en medio del muletazo, y tiraba ganafones al final de este. No se recompuso el nimal, rajado en cuanto se sintió podido, y eso fue ya en la primera tanda. Descastado y sin fuerza, al contrario que su lidiador, que quiso, y probó y probó, por ambas manos, encontrándse con un mal oponente, o, mejor dicho, encontrandose sin rival. Con el toro aculado en tablas, y a punto de echarse de manso, pinchó y clavó una estocada el turolense, que tuvo que ser asistido tras el abreplaza de un esguince de rodilla, necesitando ser infiltrado.

Con una larga cambiada, hicando las rodillas en el suelo, recibió Gonzalez a su segundo oponente, que volvió a demostrar falta de fuerza ya en el capote. Manseando en el caballo, tras un puyazo corto, se reservó en los capotes de los banderilleros. Se vivió la misma historia que con su antecesor en el orden de lidia, y el 24 de Los Ronceles se rajó tras, a penas, un breve puñado de muletazos. González estuvo dispuesto, pero se encontró de lleno con la falta de casta del novillo. Pinchazo y estocada contraria acabaron con un animal que, siguiendo la línea general, fue intranscendente.

Con gusto con el capote, recibió al cierraplaza Montaldo. Brindó al público el guadalajareno, que comenzó doblandose con el de Los Ronceles, el mejor astado del festejo. Estuvo templado y torero Montaldo, haciendo las cosas con quietud y sabor, vertical y encajado. De uno en uno por la izquierda, se vio como el novillo fue viniendose a menos, pero el de Orea lo apreto hasta el último rescoldo de fuerza, demostrando un corte muy torerista, con poso, en su debut con los caballos de picar.Con una estocada en lo alto, pasaportó al último de la tarde, cortando una oreja que supondria la salida por la puerta grande del debutante.

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