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El meteorito que extinguió a los dinosaurios hace 66 millones de años no acabó con ellos El meteorito que extinguió a los dinosaurios hace 66 millones de años no acabó con ellos
Una familia se dirige al muelle del Puerto de Chicxulub en la Península de Yucatán (México), el lugar exacto donde impactó el meteorito que hace 66 millones de años provocó la extinción de los dinosaurios

El meteorito que extinguió a los dinosaurios hace 66 millones de años no acabó con ellos

La Fundación Dinópolis difunde una Paleoguía sobre este evento catastrófico que dio paso a los mamíferos
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El meteorito que extinguió a los dinosaurios hace 66 millones de años es una de las cuestiones sobre la existencia de estos animales que más fascina a la gente, puesto que terminó con el dominio que tuvieron durante más de 170 millones de años en la Tierra y dio paso al desarrollo de los mamíferos y con ello a la aparición de los humanos. Aunque se extinguieron, en realidad aquel asteroide no acabó con los dinosaurios porque desde hace dos siglos, cuando se descubrieron los primeros fósiles de estos vertebrados, han vuelto a dominar el imaginario colectivo. Se puede afirmar que los dinosaurios están hasta en la sopa, y su extinción provoca tanto interés como su propia existencia. La Fundación Dinópolis acaba de publicar una Paleoguía sobre este evento catastrófico mientras que en Chicxulub (México) reivindican el lugar exacto donde se produjo el impacto con un proyecto de desarrollo local que recuerda al de Dinópolis, aunque mucho más modesto.

Los dinosaurios no dejan de estar de moda ni dejarán de estarlo a la vista de su éxito entre los humanos, a pesar de que nunca coexistieron. El parque paleontológico Dinópolis es un modelo de éxito pionero en lo que a la investigación y divulgación de estas formas de vida del pasado se refiere, y proyectos similares se están poniendo en marcha por todo el mundo.

Una de las últimas iniciativas a nivel mundial que se han llevado a cabo ha sido la construcción del Museo del Meteorito en la Península de Yucatán, en el mismo lugar donde los científicos han determinado que impactó el asteroide que acabó con estos gigantes.

Coincide con un momento en el que los estudios sobre esta gran extinción se están prodigando, una vez que se da por hecho que esa fue la principal causa de la desaparición de los dinosaurios. Prueba de ello es que en la última edición del Premio Paleonturología que convoca la Fundación Dinópolis, el trabajo ganador fue una investigación sobre este asunto realizada por un equipo de científicos norteamericano publicada en 2022 en la prestigiosa revista Nature. Ahora la Fundación Dinópolis ha publicado la versión divulgativa de ese artículo científico en formato Paleoguía, una publicación didáctica que durante el pasado fin de semana se distribuyó gratuitamente entre todos los visitantes del parque paleontológico turolense con motivo de la celebración del Día Internacional de la Geodiversidad.
 

Paleoguías de la Fundación Dinópolis del impacto del meteorito, que se repartieron este fin de emana. Bykofoto/A. García


Las Paleoguías son unas guías que de forma amena y accesible a todos los públicos divulgan conceptos científicos relativos a la paleontología, bien los artículos ganadores del Premio Paleonturología que convoca anualmente la Fundación Dinópolis, u otro tipo de trabajos como el que dedicó en su número dos al parque paleontológico de Galve.

La tercera Paleoguía que ha editado la Fundación Dinópolis trata sobre el evento catastrófico que se produjo hace 66 millones de años cuando un meteorito se estrelló contra la Tierra y provocó una de las grandes extinciones de vida en el planeta, que incluyó todos los dinosaurios no avianos (los otros evolucionaron hacia las aves).

El artículo científico se publicó en 2022 en la revista Nature con el título The Mesozoic terminated in boreal spring, liderado por Melanie A. D. During. Tras ganar el Premio Paleonturología 2023, dotado con 2.500 euros, ahora se ha editado la versión divulgativa del trabajo. La Paleoguía se titula El meteorito que provocó la extinción de los dinosaurios, impactó en la primavera boreal, puesto que la investigación de los científicos establecer que el suceso se produjo en esa época del año gracias a la aplicación de técnicas de análisis muy innovadoras.

Los autores llegaron a esa conclusión tras analizar los peces fosilizados hallados en el depósito del evento Tanis en Dakota del Norte (EEUU), “que ofrece una ventana única a este suceso catastrófico”, como se destaca en la Paleoguía. Este yacimiento alberga evidencias de las formas de vida del Cretácico Superior que se vieron afectadas por el impacto del meteorito en el momento de producirse el mismo.

Los depósitos incluyen peces, conchas y materia vegetal que quedaron enterrados de súbito en sedimentos “debido a la fuerza de una ola masiva provocada por el impacto”. Cuando los paleontólogos dieron con estos fósiles, encontraron los peces “preservados en la dirección del flujo acuoso y con materiales de impacto en sus branquias, lo que sugiere que murieron por esta ola y fueron enterrados vivos”, tal como indica la publicación divulgativa editada por la Fundación Dinópolis.
 

Foto de Jackson Libach publicada en la Paleoguía de la Fundación Dinópolis, con la autora Melanie During en el yacimiento del depósito de Tanis. Jackson Libach


Además, los científicos se apoyan en el hecho de que los árboles indican variaciones estacionales de temperatura y precipitaciones al final del Cretácico en el Estado de Dakota, donde está este valiosísimo afloramiento. Para averiguar en qué estación del año cayó el meteorito, los paleontólogos estudiaron los patrones de crecimiento en los esqueletos de los peces fosilizados.

“El examen de los incrementos conservados en el hueso, desde el nacimiento hasta la muerte, puede revelar la estación en la que se produjo el impacto”, argumentan. Y es así como determinan que el asteroide que puso fin al Mesozoico, la era de los dinosaurios, “impactó en la primavera en el hemisferio norte, correspondiente al otoño en el hemisferio sur”.

El equipo científico sostiene que las implicaciones estacionales de la época del año en que tuvo lugar el impacto “ayudará en futuros estudios que investiguen la selectividad de la extinción del final del Cretácico y las diferencias en cuanto a la extinción y la recuperación entre los dos hemisferios”.

Los autores consideran además que “una mejor comprensión de esta extinción masiva nos ayudará a identificar mejor los riesgos de extinción y comprender el deterioro ecológico causado por la extinción masiva venidera”.

El impacto del meteorito provocó la desaparición del 76% de las especies existentes hace 66 millones de años, tanto animales como vegetales, ya fueran terrestres o marinas, no sólo los dinosaurios.

En el parque paleontológico Dinópolis, este evento está representado en diferentes espacios. En el Museo Aragonés de Paleontología hay una sala pequeña dedicada a los meteoritos para marcar el tránsito del Mesozoico al Cenozoico, mientras que en el ride del Viaje en el tiempo se alude al final del recorrido a este suceso, al igual que en El Show del T-rex.

Desde los años 70 del pasado siglo ha existido un intenso debate científico sobre las causas que provocaron esta gran extinción, puesto que la teoría del meteorito como la gran causa no ha sido reconocida como definitiva hasta tiempos más recientes, ya que también se planteaba la intensa actividad volcánica como otro posible motivo.

Lugar del impacto

También ha sido en años recientes cuando se ha determinado con mayor exactitud el momento geológico en el que se produjo, hace 66 millones de años, frente a los 65 de los que se hablaba antes. Los indicios del fenómeno se encuentran por una parte en la gran presencia de iridio (elemento químico metálico escaso en la corteza terrestre) en una fina capa de arcilla en la frontera entre el Cretácico y el Terciario en varias partes del mundo, y en la existencia de un gran cráter en la Península de Yucatán (México), que es donde se produjo el impacto.

Investigaciones muy recientes, como la que un equipo multidisciplinar publicó en 2020 en la revista Science, han zanjado la polémica que había y han determinado que la gran causa de la extinción fue el impacto del meteorito. En esa investigación participó la paleontóloga aragonesa Laia Alegret, de la Universidad de Zaragoza.

A la par, en México los investigadores han logrado determinar con exactitud en los últimos tiempos el lugar preciso del impacto del asteroide. En la década de los años 90 del pasado siglo se obtuvieron las primeras pruebas a partir del análisis de rocas obtenidas gracias a las perforaciones petrolíferas llevadas a cabo por la empresa Pemex.
 

Glorieta de acceso a los puertos de Progreso y Chicxulub en Yucatán


Diversos equipos internacionales determinaron que el lugar del impacto había sido la Península de Yucatán a partir de factores como la magnetización remanente de la roca fundida por la colisión, así como las anomalías registradas en el terreno. Los científicos han llegado a establecer con exactitud el punto exacto donde se produjo, que se encuentra en la pequeña localidad mexicana de Chicxulub Puerto, colindante con la de Progreso y a pocos kilómetros de Mérida, la capital del Estado de Yucatán.

En los últimos años Yucatán ha ido incorporando esta singularidad a su promoción turística, aunque su principal reclamo son sus playas y sus cenotes, la riqueza de su naturaleza salvaje, y sus ciudades mayas que afloran entre el espesor de la selva.

Desde el año 2022 existe un museo dedicado al impacto del meteorito en el municipio de Progreso. Se sitúa frente al malecón con sus limpias playas, y ha sido construido por el Estado de Yucatán como un recurso más para el desarrollo de la zona.

Su planteamiento recuerda en cierta medida al de Dinópolis, aunque es infinitamente mucho más simple y se observa la ausencia de algo que ha sido fundamental en el caso turolense, la existencia detrás de un equipo científico que oriente correctamente el discurso expositivo de la exposición.

Museo del Meteorito

“Museo del Meteorito. El origen de la nueva vida” es el sugerente nombre de las instaciones. En ellas se muestra al visitante cómo ha sido la evolución de la vida en el planeta y de qué forma los grandes reptiles acabaron dominando todos los ecosistemas del planeta, para centrarse después en el cataclismo que se produjo hace 66 millones de años.

Allí, mediante unas pantallas interactivas, se explica cómo el meteorito, de entre 10 y 12 kilómetros de diámetro, se estampó en aquel lugar tras atravesar la atmósfera terrestre en tan sólo 3 segundos. Viajaba a una velocidad de 25 kilómetros por segundo. La energía que desató fue similar a 2 millones de veces la bomba atómica más potente creada por el ser humano, de 50 megatones.
 

Fachada del Museo del Meteorito en Progreso (México)


El cráter que dejó, sepultado a un kilómetro de profundidad, tiene un diámetro aproximado de 180 kilómetros, parte del cual corresponde hoy día a superficie terrestre y el resto es mar. Hace 66 millones de años era todo mar.

En Chicxulub, el mero epicentro del impacto, los dinosaurios han regresado, luego no han dejado de existir. Reconstrucciones en vida, o esqueletos gigantes en las glorietas, lo atestiguan, así como sus huellas pintadas en aceras o pasos de cebra. Y en el muelle del puerto, mientras lo sobrevuelan gaviotas que la imaginación convierte en pterosaurios, un gigantesco dinosaurio carnívoro certifica que si bien aquel lugar fue su tumba, hoy día han resucitado y lugares como Dinópolis y el conjunto paleontológico de la provincia de Teruel son paraísos en los que siguen dominando el mundo tanto en lo que a hallazgos e investigación se refire, como a su divulgación.

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