El gigante de Riodeva que surgió del frío y que ha cambiado la clasificación mundial de los dinosaurios
Hace quince años tres paleontólogos de la Fundación Dinópolis publicaron en ‘Science’ la descripción de ‘Turiasaurus’ y un nuevo clado revolucionarioHace quince años tres paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis protagonizaron un hito sin precedentes en la provincia al publicar en la prestigiosa revista científica Science la descripción del dinosaurio gigante hallado en Riodeva tres años antes. Lo bautizaron con el nombre científico de Turiasaurus riodevensis, pero en aquel artículo definían también un clado nuevo de la familia de los saurópodos que ha acabado revolucionando la clasificación mundial de estos dinosaurios de gran tamaño, cuadrúpedos y de cola y cuello largos. Tres lustros después se han identificado una decena de parientes del conocido como Gigante de Riodeva en tres continentes distintos y podría haber también en Asia, además de haberse reconstruido su evolución desde el Jurásico Inferior hasta el Cretácico Inferior.
Fue el 22 de diciembre de 2006 cuando Science publicó la descripción científica de Turiasaurus en un artículo titulado A Giant European Dinosaur and a New Sauropod Clade, firmado por los entonces paleontólogos de Dinópolis Rafael Royo Torres, Alberto Cobos y Luis Alcalá. Hoy día solo Cobos continúa en esta institución científica, si bien los nombres de los tres padres del ser vivo de mayor tamaño que ha poblado esta provincia seguirán unidos para la historia por este hito científico de primer nivel.
A veces desde casa no se ve la importancia que tienen hitos como el hallazgo y estudio científico de Turiasaurus, ni se valora la trascendencia que para el propio desarrollo de un territorio tienen, y más en el caso de un proyecto como Dinópolis que, junto a iniciativas como Dinoexperience o las rutas creadas en El Castellar, han convertido a Teruel en un referente del turismo relacionado con la paleontología que atrae a miles de visitantes todos los años atraídos exclusivamente por este recurso patrimonial.
Madurez
En América, donde también se han encontrado en estos tres lustros parientes de Turiasaurus, es costumbre celebrar la Fiesta de los 15 años, heredada de las culturas precolombinas, porque se considera que es entonces cuando se entra en la edad adulta; y el Gigante de Riodeva ha dado ese paso porque hoy día la familia de los turiasaurios es clave para comprender la evolución mundial de los saurópodos.
Más allá de ser el dinosaurio más grande de Europa, aunque su pariente francés hallado en Angeac, que es otro turiasaurio, es de mayor tamaño todavía, la trascendencia de aquel artículo publicado en Science hace quince años es que, además de describir el nuevo ejemplar encontrado en Riodeva, estableció un nuevo clado para los saurópodos. Un clado es una familia de dinosaurios que agrupa a otros géneros y especies vinculados entre ellos. Cuando se lanza a la comunidad científica una propuesta así se produce un intenso debate entre los investigadores que con el tiempo acaban por aceptar lo que se ha planteado o lo descartan.
En el caso de Turiasaurus y el clado Turiasauria, la comunidad científica ha terminado por aceptarlo y hoy está presente en las clasificaciones de los dinosaurios que se hacen a nivel mundial, y cada vez es mayor el rastro dejado por este gigante al haberse descrito en estos tres lustros nuevos géneros relacionados. En unos casos los fósiles de estos animales se habían encontrado con anterioridad, mientras que en otros son nuevos hallazgos, pero nunca antes se habían agrupado en una misma familia, que es uno de los hitos que se consiguió a partir de la publicación de aquel artículo de Science.
Por eso se puede afirmar que ese gigante de Riodeva que surgió del frío en estas tierras tan duras en invierno ha cambiado la clasificación mundial de los dinosaurios. El símil evoca intencionadamente el título de la obra de John le Carré El espía que surgió del frío, una novela de espías que en su día también sentó un nuevo modelo para los relatos de este género y que nunca ha sido superada.
Hoy día integran la familia de los turiasaurios en el mundo una decena de saurópodos que encabeza el turolense Turiasaurus riodevensis, y que completan de momento los géneros Mierasaurus, Tendaguria, Moabosaurus, Narindasaurus, Zby, Amanzia y Losillasaurus, encontrados tanto en Europa como en África y América del Norte.
A ellos hay que sumar otros candidatos, asegura Rafael Royo Torres, primer autor del artículo de Science que cumple quince años y uno de los mayores expertos en saurópodos. Uno de esos candidatos está en el cono sur americano, en Argentina. Fue descrito el año pasado y sus descubridores le pusieron el nombre de Bagualia, aunque lo clasificaron en otra familia.
Ver en Wikipedia el fósil de uno de sus dientes es como si delante se tuviesen los de Turiasaurus, con esa forma acorazonada tan propia para Teruel y que en estos años han acabado también convertidos en bombones de chocolate. Royo y Cobos viajaron de propio a Argentina para estudiar estos fósiles y el primero de ellos asegura que es cuestión de tiempo que este género acabe clasificado también como un turiasaurio. Sería, además, el primero del Jurásico Inferior.
El otro candidato, todavía no descrito científicamente aunque sí reconocido dentro del clado Turiasauria, es el gran saurópodo encontrado en el yacimiento francés de Angeac. Es de mayor tamaño que el de Riodeva y está pendiente todavía de publicación, aunque el equipo francés, con el que colabora Royo, ya lo ha divulgado como un turiasaurio. De hecho, en el Museo de Historia Natural de París se exhiben en el exterior réplicas en bronce y se identifica como turiasaurio. Quedaría pendiente de determinar si es del mismo género o se describe otro nuevo cuando se haga la publicación científica.
En este caso el ejemplar corresponde al Jurásico Superior, al igual que Turiasaurus y Losillasaurus, que son dos turiasaurios españoles, y que Zby, descrito en Portugal, y Amanzia, publicado en 2020 a partir de un taxon suizo de este periodo geológico cuyo material se conocía desde hace tiempo pero permanecía inédito.
Al Jurásico Superior pertenece también el turiasaurio de Tanzania en África, llamado Tendaguria, mientras que en este mismo continente se encuentra Narindasaurus, pero situado en el Jurásico Medio. Este último género fue descrito por los mismos padres de Turiasaurus, además del paleontólogo portugués Pedro Mocho, en un artículo que vio la luz el año pasado. En ese caso los fósiles correspondían a un ejemplar hallado en Madagascar que estaba depositado en el Museo Nacional de Historia Natural de París.
Ampliamente representado
Turiasauria estaría representado de esa manera en todo el Jurásico, mientras que al Cretácico Inferior corresponderían los turiasaurios hallados en Estados Unidos: Mierasaurus y Moabosaurus. El primero también fue descrito por los tres padres de Turiasaurus junto con otros prestigiosos paleontólogos ingleses y norteamericanos como Paul Upchurch y James I. Kirkland. El hallazgo de estos descendientes del Gigante de Riodeva corroboró además la existencia de un puente intercontinental hace 139 millones de años.
En opinión de Royo, hay más candidatos a sumarse a la familia de los turiosaurios y es cuestión de tiempo. Hasta la fecha han sido identificados en cuatro continentes del Mesozoico, la era de los dinosaurios, y en tres de los cinco continentes actuales, pero todo apunta a que también se encuentran en Asia, en concreto en la India, donde Royo cree que un dinosaurio que está pendiente de estudio es un turiasaurio.
Rafael Royo desprende pasión cuando habla de Turiasaurus, como los otros dos científicos que describieron el ejemplar de Riodeva y al que sumaron el año pasado el Losillasaurus del yacimiento de San Lorenzo, más el de Madagascar, en esa búsqueda ingente de parientes en la que hay implicados también científicos portugueses, franceses, suizos, norteamericanos y de otros países, puesto que en el Reino Unido también hay dientes.
Por eso, Royo considera que la descripción de Turiasaurus y del clado Turiasauria, y de todo el trabajo científico y divulgativo que se ha hecho sobre el mismo, convierten la publicación de Science de hace quince años en un “hito para Teruel, para todo el proyecto Dinópolis y de la Fundación y a nosotros como equipo de investigación”. El paleontólogo, que actualmente es profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Zaragoza en el Campus de Teruel, compara la importancia de haber hecho esa publicación en Science empleando un símil cinematográfico. “Es como hacer una película de producción totalmente turolense y que te den un Oscar por ello”, afirma.
En lo personal, además, considera que haber publicado en esta prestigiosa revista “es lo máximo que un científico aspira a nivel de publicaciones”, así como haber comprobado en sitios como Estados Unidos, Japón o Francia, el valor que se da a Turiasurus y su amplia presencia tanto en exposiciones como en materiales divulgativos.
“Hacer esa publicación supuso en lo personal una gran satisfacción de haber podido dar visibilidad a un material de aquí de esa calidad científica, y de haber puesto a Teruel en el mapa del mundo con un proyecto como Dinópolis”, afirma Royo al recordar el aniversario, del que dio cuenta el pasado mes de octubre en el Museo Paleontológico de Alpuente al impartir una conferencia sobre turiasaurios.
Alberto Cobos, segundo autor de la publicación de Science, y actual director gerente de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, explica que aquel artículo fue trascendente porque hasta ese momento se pensaba que el gigantismo en los saurópodos lo alcanzaron solo los diplodocoideos y los titanosaurios, de los cuales entonces Argentinosaurus era el más conocido.
“Con Turiasaurus se demuestra que tambien algunos saurópodos primitivos, como los turiasaurios, llegaron a alcanzar tamaños gigantescos, al menos, en el Jurásico y en el Cretácico Inferior”, explica el paleontólogo, quien justifica el hecho de haberse lanzado entonces a enviar el manuscrito a una revista como Science “porque pensábamos ya que las conclusiones eran merecedoras de publicarse en una de las revistas científicas más importantes del mundo”.
Difusión mediática
El artículo apareció publicado a finales de 2006, pero dos años antes los fósiles del Gigante de Riodeva, sin haber sido estudiados todavía, ya dieron la vuelta al mundo por su difusión mediática cuando se presentaron en Teruel ante la presión que había por parte de la prensa al haber trascendido la excavación y los huesos gigantescos que estaban apareciendo.
La excavación comenzó a mediados de 2003 y al año siguiente no hubo manera de seguir manteniéndola oculta para la prensa, e incluso en 2005 se exhibieron ya en Dinópolis en la vitrina donde están ahora antes de que se publicaran científicamente y que se diera un nombre al dinosaurio. “El hecho de que en Europa se realizara un hallazgo de tal calibre tuvo mucho que ver”, afirma el director gerente de la Fundación Dinópolis.
Cobos valora que en estos quince años el clado de los turiasaurios haya ido creciendo con la aparición de nuevos géneros en diferentes continentes y edades geológicas, y que esas descripciones no solo las hayan realizado ellos desde la Fundación Dinópolis, sino “también otros especialistas en saurópodos”.
En su opinión, “los turiasaurios seguirán creciendo en número en el mundo’, y con el paso de los años Turiasaurus “se convertirá en el referente inicial de un clado cada vez más numeroso”, como sucedió con Diplodocus con los diplodócidos. “Lo normal ahora es que se afiance en Sudamérica y se encuentren los primeros en Asia”, afirma después de constatar que en Europa figurarían entre los saurópodos “más abundantes”, mientras que su tamaño dará todavía “mucho que hablar”.
Cobos confiesa que en lo personal aquella publicación supuso “todo aquello que había soñado desde niño, pero con la experiencia de un profesional”. Recuerda que ver aquellos fósiles en aquel antiguo campo de cultivo de Riodeva le permitió “experimentar una gran satisfaccion interior que quería compartir con el resto del mundo”.
Asegura en este sentido que “la constancia en la búsqueda y en la vida siempre da sus frutos”, como ocurrió al ir avanzando en las excavaciones, en la preparación y en la investigación con todo el equipo. “Cerrar el círculo desde el hallazgo en el campo hasta la publicacion en una revista como Science lo fue todo para mí y para la Fundacion”, precisa.
Hoy, quince años después de aquello, tiene palabras de recuerdo para las gentes de Riodeva. “Ahora gracias a aquello hay una sede de Dinópolis y hemos aportado un grano de arena al desarrollo socioeconómico del pueblo”, afirma. Destaca igualmente que Turiasaurus riodevensis “lleva el nombre de Teruel y de Riodeva por el mundo”, y si quieres ver sus fosiles tienes que hacerlo en Teruel y en Dinópolis, “en la tierra en la que están los yacimientos de algunos de los dinosaurios más icónicos de Europa”, a la vez que incide en que “aún hoy podemos aprovechar mucho más hallazgos como el de Turiasaurus”.
El tercer padre del Gigante de Riodeva, el paleontólogo turolense Luis Alcalá, actualmente director del Parque de las Ciencias de Granada después de haber sido durante dos décadas director gerente de la Fundación Dinópolis, afirma que “a diferencia de muchos otros nuevos dinosaurios, cuya descripción se publica en un momento dado y luego ni se vuelven a encontrar en otros yacimientos ni nadie más que los autores de su descripción vuelven a citarlos”, el grupo de dinosaurios que se definió a partir del Gigante Riodeva, el de los turiasaurios, “se encuentra en todas las clasificaciones actuales de saurópodos primitivos”, además de haberse identificado “varios representantes en yacimientos de medio planeta y por varios equipos diferentes. Esto raramente sucede y menos aún en tan poco tiempo como el que transcurrió desde su publicación en 2006”.
Alcalá afirma que “desde los primeros hallazgos en superficie ya intuimos que nos encontrábamos ante un dinosaurio excepcional, si bien era difícil determinar su relevancia científica antes de recuperar restos más completos y estudiarlos con detenimiento”. Sostiene que la prueba de que confiaban en su importancia está en el esfuerzo que hicieron por documentar toda la excavación con los mejores medios que tenían a su alcance entonces.
El científico turolense valora la aceptación que ha tenido el clado Turiasauria y considera que “el próximo reto será comprobar si existió algún turiasaurio asiático”. En este sentido, se muestra convencido de que “en varias partes del mundo hay turiasaurios esperando a ser desenterrados. Y también creo que algunos fósiles de turiasaurios reposan ahora mismo en los almacenes de varios museos pero, por diversos motivos, todavía no han sido identificados como pertenecientes al clado surgido a partir de los fósiles turolenses”.
Considera que la oportunidad de que ellos, o bien otros colegas, tropiecen con esos fósiles, “ya sea en yacimientos o en museos, determinará la expansión del clado y también su mejor conocimiento, como sucedió gracias a la calidad de los fósiles de otro yacimiento de Riodeva, denominado San Lorenzo”.
Relevancia
Sobre el hecho de que aquel trabajo se publicase en una revista de impacto internacional como Science considera que “es algo difícilmente superable en cuanto a lo profesional”. Recuerda a este respecto que cuando le invitaron a visitar un importante museo de dinosaurios del centro de China, uno de los paleontólogos le comentó que solo por ser autor de esa publicación encontraría fácilmente trabajo como profesor en ese país.
Además, Alcalá recuerda que aquel artículo supuso el acceso a medios de comunicación inesperados, como el diario El País o ser entrevistado desde Estados Unidos por Bloomberg.
En lo personal confiesa que aquello “supuso la confirmación de dos vaticinios en los que confiaba plenamente, que la Fundación encontraría nuevos e importantes dinosaurios”, algo que expresó en mayo de 2002 ante la prensa turolense al asumir la dirección de la Fundación Dinópolis; y que “conseguiría repercusión en un plazo de cinco años, lo que conseguimos en cuatro”, como le comentó a su amigo el geólogo Juan Paricio, fallecido muy tempranamente.
Al preguntarle qué ha supuesto para Teruel contar con el dinosaurio más grande de Europa y la proyección que ha dado a la provincia, Alcalá asegura que él tiene su propia percepción acerca de ello, pero que eso preferiría que lo respondiese la sociedad turolense. Quienes lo tienen claro son los cientos de miles de visitantes que viajan a Teruel para ver Dinópolis y se quedan boquiabiertos al estar frente a la reconstrucción de Turiasaurus en Tierra Magna, como Martina, una niña que durante el pasado puente de la Constitución se quedó parada ante el gigante con la mirada fija y dijo a sus padres con admiración: “Es lo más bonito que he visto nunca”.
La excavación empezó en 2003 y se publicó tres años después
Turiasaurus ha batido numerosos récords, no solo el de su tamaño, puesto que el trabajo de excavación, preparación de los materiales, estudio y publicación científica se llevó a cabo en muy poco tiempo, sin haber dejado todavía de investigar sobre el clado y expansión mundial de los turiasaurios. La excavación del yacimiento de Barrihonda-El Humero en Riodeva comenzó en el verano de 2003 y a los pocos meses despertó ya una gran curiosidad por el tamaño de los fósiles que estaban apareciendo. Eso obligó a presentar el descubrimiento al año siguiente, antes de la publicación científica de los materiales, y en la temporada de Dinópolis de 2005 los fósiles se expusieron ya en las vitrinas del parque paleontológico. Fue a finales del año siguiente, el 22 de diciembre de 2006, cuando la investigación sobre el dinosaurio con su descripción científica se publicó en Science. Luego llegarían nuevos hallazgos y en 2012 se abrió la sede de Riodeva.
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