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Del espíritu de la Transición a la ‘mala’ política de hoy pasando por el disgusto del tránsfuga Gomáriz Del espíritu de la Transición a la ‘mala’ política de hoy pasando por el disgusto del tránsfuga Gomáriz
Biel, a finales de los años 80 en las Cortes de Aragón (centro en primera fila), con Gómez de las Roces (derecha) y Eiroa (detrás)

Del espíritu de la Transición a la ‘mala’ política de hoy pasando por el disgusto del tránsfuga Gomáriz

José Ángel Biel presenta el próximo jueves, 6 de febrero, sus memorias en el Casino de Teruel, en las que repasa casi cuatro décadas en las instituciones
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José Ángel Biel presentará sus memorias el próximo jueves, día 6 de febrero, en el Casino de Teruel, que con el título En memoria de la política. Recuerdos de un turolense ha publicado Mira Editores. En ellas repasa casi cuatro décadas de su paso por la política activa con una presencia constante en las instituciones, además de adentrarse en la primera parte en su vida personal para reconstruir el Teruel de mediados del siglo pasado y reivindicar a quienes en los años 70 dieron un paso adelante desde el centrismo político. Nostálgico con ese espíritu de diálogo y consenso de la Transición, recorre cuatro décadas de la historia de Aragón para ofrecer su análisis personal de lo que ha sido este tiempo, en el que reivindica a figuras como los presidentes autonómicos Hipólito Gómez de las Roces y Emilio Eiroa, así como el trabajo que hizo por Teruel desde el Ejecutivo aragonés. A la vez lamenta la mala política actual y la deriva del PAR, y rememora disgustos como el del tránsfuga Gomáriz y a figuras siniestras como el expresidente socialista José Marco.

En las memorias de Biel hay de todo como en botica, y además tienen un final abierto. Los turolenses podrán conocerlas, salvo que hayan leído ya el libro, el próximo jueves, día 6 de febrero, en el Casino de Teruel. El acto de presentación será a las 20 horas. El año pasado, cuando apareció el libro publicado por Mira Editores, las presentó en la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón, donde puso fin a su carrera política como presidente de la institución.

Si hay alguien que se ha movido como pez en el agua en la política aragonesa desde la Transición hasta su jubilación hace diez años, ese ha sido José Ángel Biel, parlamentario nacional en sus inicios con UCD, para desarrollar después toda su carrera política en el PAR y ostentar los cargos de consejero de Presidencia y vicepresidente del Gobierno en varios ejecutivos.

Biel (dcha.) durante la entrega del proyecto de Presupuestos de 1988 en las Cortes


En realidad, lo de moverse como pez en el agua es un lugar común, una frase hecha y recurrente, un tópico, porque según asegura él en las memorias, su vida política “no ha transcurrido por caminos anchos y cortos, cómodos y relajados”, sino que por el contrario “han sido recorridos largos y estrechos, con repechos y bajadas, con andares lentos y rápidos”.

En el libro escribe de casi todo, aunque falta por conocer lo que hubiese escrito con “tinta invisible”. Reivindica el aragonesismo centrista que impulsó a los fundadores del PAR, y en particular las figuras de Hipólito Gómez de las Roces y de Emilio Eiroa, y aventura que el impulso que ambos estaban dando a Aragón en el primer decenio de la Autonomía es lo que hizo que los partidos mayoritarios de ámbito estatal se volcasen en dinamitarlo.

Argumenta que el fuerte respaldo que tuvieron las movilizaciones por la autonomía plena impulsadas por Eiroa en 1992 y 1993 fue lo que provocó el resquebrajamiento de la coalición que formaban el PP y el PAR, y que en ese momento es cuando el Partido Aragonés se puso “a tiro de quienes nunca nos han querido”.

Momento amargo

Es el momento más amargo de las memorias, cuando aflora el personaje siniestro de José Marco y se produce la moción de censura en septiembre de 1993 que salió adelante gracias al tránsfuga Gomáriz. “A partir de aquí, el PAR se convirtió en el objetivo a batir, por eliminación o fagocitación, según fueran unos u otros los interesados”, escribe.

Se refiere a aquel momento como “la tormenta perfecta; rayos y centellas, intereses ocultos o claros como la luz del día, personajes tramposos y rastreros, traidores a la vista y ocultos, y los que, desde diferentes posiciones, aplaudían sin comprometerse”.

Defiende de aquellos años la presencia que Aragón tuvo en la Expo de Sevilla y su empeño de impulsar una televisión aragonesa, como se conseguiría una década después. Lamenta en cambio que “no resulta fácil triunfar plenamente en esta tierra”, una idea que repite en varias ocasiones a lo largo del libro cuando afirma que no se es profeta en su tierra.

Si José Marco, al que se refiere como “una desgracia para Aragón”, y Gomáriz, al que tilda de “idiota” porque en griego no es un insulto, protagonizan los momentos más amargos de las memorias, el resto del relato cabalga entre la satisfacción de lo vivido y del trabajo realizado.
 

Biel, segundo por la izquierda en la mesa, en la Asamblea Provisional, previa a las Cortes, a principios de los 80


De Gomáriz cuenta una anécdota sorprendente y es que cuando Biel y Juan Antonio Bolea fueron a visitarle a su casa para intentar convencerle sin éxito de que no apoyase la moción de censura de los socialistas, el tránsfuga le dijo a Bolea: “Entonces, ¿tú has sido presidente del Gobierno de Aragón?”. “Nos quedamos petrificados y salimos con cajas destempladas”, cuenta Biel.

Son muchas las anécdotas que arropan las memorias del que fuera diputado en el Congreso en la legislatura constituyente de 1977 con 31 años en unas Cortes Generales donde la media de edad era de más de 44 años. Aquel momento lo recuerda con “emoción”, a la vez que reconoce que nada tiene que ver el calado de aquellos políticos dispuestos al consenso con lo que hoy en día se ha convertido la política por los intereses personales.

Las memorias las empezó a escribir el 5 de enero de 2017 y según cuenta sufrieron varias interrupciones. El relato se prolonga hasta poco antes de los procesos electores de 2023, y si bien pretende a veces hacer un relato lineal, acaba saltando de un lugar a otro en el tiempo.

Son 164.000 palabras las que conforman las memorias de Biel, que asegura no pretenden ser un relato histórico, y que comienza remontándose a la Guerra Civil puesto que el día que empezó a escribirlas se cumplían 79 años de la muerte de su abuelo materno, José María Rivera, en el Seminario de Teruel en pleno asedio.

Consejos de política

Opina de todo o de casi todo e insiste en referirse a los políticos de la Transición como “la mejor generación de nuestra historia política”, y pide a los jóvenes que aprendan a valorar lo que supuso aquel momento de la historia frente a los enfrentamientos actuales. Da sus consejos a quien quiera dedicarse a la política y critica con contundencia las políticas del actual presidente, Pedro Sánchez, además de reivindicar su derecho a opinar “si me dan la oportunidad”.

Rememora su infancia y su juventud, su carrera profesional antes de dedicarse a la política cuando se sacó las oposiciones al Cuerpo Técnico del Mutualismo Laboral, hoy de la Seguridad Social; su paso por Tetuán en su niñez; y su familia y a las familias de Teruel, las del “Teruel de toda la vida”, en donde confluiría con otros personajes turolenses destacados como Manuel Pizarro, un amigo del que asegura es como un hermano, o Santiago Lanzuela, sobre el que constata el distanciamiento que se produjo a partir de 1999.

Hasta el capítulo décimo no entra en política, aunque toda la parte anterior está llena de referencias y críticas hacia esa mala praxis en que se ha convertido la política española. Una dedicación, la de la política, que defiende, que pide no odiar sino echar de ella a los “políticos corruptos o ineptos”.

“Hoy, el nivel de la política, con excepciones, está en el mínimo, aunque su baja calidad se enmascare bajo la denominación de la nueva política y se intente consolidar con el uso y abuso de las redes sociales, muchas veces actuando de alcantarillas de la sociedad”, escribe.
 

Biel (centro) con Iglesias (izquierda) durante los años felices de la coalición


Tras definirse como un tolerante burgués de clase media que repudia las dictaduras de derechas e izquierdas, se adentra en cómo se configuró la UCD de Teruel, que fue su puerta de entrada a la política, y a cuyos impulsores en aquellos tiempos de la Transición se refiere como un “ejemplo político”.

A lo largo de las más de 350 páginas que conforman el libro, en letra pequeña, recorre su participación en la consecución de la Autonomía de Aragón, cómo empezaron a andar los primeros gobiernos autonómicos, el peso que adquirió el PAR en el Ejecutivo con Hipólito Gómez de las Roces y Emilio Eiroa, los años difíciles de finales del siglo pasado y los años felices de la primera década del siglo XX con los gobiernos en coalición del PSOE y el PAR, gracias a la complicidad que surgió con el socialista Marcelino Iglesias.

Reivindica el “fuerte impacto que, como consecuencia de su decisiva capacidad política, el Partido Aragonés tuvo sobre Aragón en la mejor época de su historia”, habiendo sido como partido “hasta hoy, el más determinante de Aragón”. Se muestra quejoso con lo que ha acabado siendo por la deriva que la formación tomó tras su jubilación y reconoce que no fue un acierto haberle facilitado la sucesión a Arturo Aliaga. “Hoy haría las cosas de otro modo, pero hoy no es ayer”, cuenta, justificando su apuesta por Aliaga porque creyó que era “como el caldo de pollo, que no hace mal a nadie”.

El arte de llegar a acuerdos

Son muchas las reflexiones que hace el veterano político turolense en sus memorias, en las que se repite el leitmotiv de que “la política es el arte de llegar a acuerdos”, y en las que reivindica su participación en los numerosos proyectos que han hecho de Teruel otro Teruel moliendo gordo, pese a que nadie es profeta en su tierra. Reconoce que esa expresión de “moler gordo” no es suya, sino del exconsejero de Agricultura y fundador del PAR, Javier Alvo.

El libro de memorias da para muchas horas de lectura en un volumen plagado de nombres propios, unos que quedan bien parados y otros todo lo contrario. No tendrá tanto tiempo su autor para dar cuenta de ello el próximo jueves en el Casino de Teruel, del que revela en su libro que su abuelo fue presidente y que gracias a su intervención se debe la adquisición del edificio donde está ahora.

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