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La alcaldesa de Teruel exige a la empresa de las balsas  de Concud que no haya malos olores La alcaldesa de Teruel exige a la empresa de las balsas  de Concud que no haya malos olores
Los vecinos de Concud se concentraron el pasado jueves ante las puertas del ayuntamiento de la capital turolense

La alcaldesa de Teruel exige a la empresa de las balsas de Concud que no haya malos olores

A la espera del informe del Inaga, le pide “garantías” de que se solucionará
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La alcaldesa de Teruel, Emma Buj, se reunió este lunes con responsables de la empresa Jamones Albarracín para avanzar en la búsqueda de una solución para los malos olores y los vertidos que se están produciendo en la pedanía de Concud y que los vecinos achacan a las balsas que esta empresa tiene en las proximidades de la localidad.

La alcaldesa recordó que en el Ayuntamiento de Teruel hay diferentes expedientes abiertos sobre este asunto y que hay balsas que están legales, y se ha actuado en ellas para que no haya filtraciones, y otras que son ilegales porque carecen de licencia. Por ello, uno de los expedientes tiene que ver con las obras que se han realizado en las balsas legales para evitar filtraciones y en la reunión de este lunes la empresa se comprometió a entregar un informe de estanqueidad. El Ayuntamiento también se va a dirigir a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para ver de dónde puede proceder el agua que se está filtrando en los caminos y la composición de la misma.

En cuanto a las balsas que se levantaron sin licencia de actividad y de obras, la alcaldesa explicó que están a la espera de un informe del Inaga (Instituto Aragonés de Gestión Ambiental).

“El compromiso es que esté la próxima semana”, comentó la alcaldesa. Este documento es “clave” tanto para el Ayuntamiento como para la empresa para dar una solución al conflicto.

En cualquier caso, la alcaldesa trasladó a los representantes de la empresa un mensaje claro: la situación no puede seguir así y tiene que haber “una garantía absoluta” de que no hay malos olores para que los vecinos de Concud puedan vivir tranquilos”, dijo Buj. Estos olores no son continuos pero cuando se producen son muy fuertes.

La representante de la empresa le trasladó a la alcaldesa que siguen trabajando para buscar una solución. “Me han trasladado que son los primeros interesados en solucionar esta situación”, comentó la alcaldesa, que se ha reunido en diferentes ocasiones con la empresa, para abordar este asunto, en las últimas ocasiones con la responsable de Recursos Humanos y Calidad.

Este lunes la reunión se produjo después de que los vecinos de Concud convocaran una concentración ante las puertas del ayuntamiento de Teruel el pasado jueves para mostrar su hartazgo con una situación que se está produciendo desde hace unos dos años.

Los representantes municipales y los vecinales se han reunido en diferentes ocasiones, la última el pasado mes de julio y este mismo jueves durante la concentración ante las puertas del Ayuntamiento también mantuvieron un diálogo sobre los motivos que les llevó a movilizarse. La siguiente reunión se realizará la próxima semana.

Los vecinos exigieron a la alcaldesa que haga cumplir el decreto de cierre de actividad que ella misma firmó hace más de un año por carecer de licencias y trasladaron a la alcaldesa que si la empresa no lo hace clausure las instalaciones y ponga el asunto en manos de la Fiscalía. El portavoz de los vecinos, Fernando Belenchón, indicó que el Ayuntamiento puede clausurar las balsas que están ilegales independientemente de si la actividad está sujeta al procedimiento de actividades clasificadas.

En cuanto a los vertidos, la asociación vecinal de Concud ha presentado escrito tanto en el Servicio Provincial de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón como en la CHJ para poner en conocimiento la situación y que investiguen por qué se están muriendo los chopos del río Lamadre, que es el que pasa por la localidad, y es afluente del río Alfambra.

Los vecinos consideran que el alto grado de salinidad del agua que se está filtrando desde las balsas está provocando la muerte de las especies vegetales, además de otras sustancias que consideran que lleva el agua, como sangre y grasas, a pesar de que la empresa insiste en que lo que se deposita en las balsas es solo agua con sal tras el lavado de las piezas de jamones.

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