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Un libro y un viaje de la Rondalla Los Amantes Un libro y un viaje de la Rondalla Los Amantes
Placa de Bretón en la Plaza del mismo nombre

Un libro y un viaje de la Rondalla Los Amantes

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Serafín Aldecoa

Traemos hoy a colación la noticia de una publicación ("Álbum Turolense. Rondalla de los Amantes") que vio la luz en 1900 editada por la imprenta Perruca y dedicada a conmemorar el estreno en Madrid de la ópera de Los Amantes de Teruel, inspirada en la obra del literato romántico Juan Eugenio Hartzenbusch, que tuvo lugar el 12 de febrero de 1889 y con gran éxito, según diferentes crónicas.

A la vez, con este libro  se quería homenajear al autor de la ópera, Tomás Bretón (1850-1923), por lo que en su interior, entre su contenido, aparece destacada su fotografía así como  varias instantáneas de la ciudad, la narración de los hechos de la leyenda de los Amantes, alguna panorámica de Teruel, unas "canciones baturras"...

Los impulsores de la edición de este libro fueron los componentes de la rondalla Los Amantes, encabezados por Timoteo Perruca Aula que habría sido el mentor y fundador de tal grupo musical, posiblemente la primera rondalla estable que tuvo Teruel capital. Hay que decir en este sentido que, por esas fechas, Timoteo junto a su hermano Jacinto daban clases particulares de guitarra y bandurria.

El estreno de la ópera supuso la difusión de la leyenda por España y, sobre todo, uno de los principales aciertos de la historia lírica española. A partir de ese momento, Bretón mantendrá una relación especial con la ciudad Teruel por cuanto se le dedicó el nombre de una céntrica plaza  en la que se le colocó una placa con su imagen en relieve  pero, sobre todo, fue el coautor, junto al escolapio Calasanz Rabaza de Cantavieja, de un himno dedicado a la "heroica y siempre heroica ciudad de Teruel", dedicatoria que aparece al inicio de los pentagramas, y que se podría situar cronológicamente hacia 1920.

En el verano de 1889 la rondalla inicia un largo viaje hasta París para asistir a la Exposición Universal de ese año cuyo icono más representativo fue la célebre Torre Eiffel. La prensa de la época ("El Guipuzcoano", "La Libertad" e incluso La Antorcha turolense pues Bretón era un conocido masón que se había iniciado en una logia en Madrid), da pródiga información sobre este viaje que se llevó a cabo en julio y en el que la rondalla "iba sembrando por doquier aires aragoneses con el tañido de las guitarras y de las bandurrias" que debían de ser los dos instrumentos musicales fundamentales del grupo.

Desconocemos el medio de transporte que emplearon para desplazarse desde Teruel  a la capital francesa los miembros de la rondalla, pero lo cierto es que realizaron el traslado pasando por San Sebastián (Guipúzcoa) por ser en dicha ciudad donde residía, por lo menos durante el verano, el maestro Bretón, concretamente en la calle Garibay, y el objetivo debió de ser aprovechar el viaje para homenajearle. El libro Álbum Turolense que hemos citado al principio se lo remitirían mucho más tarde.   

Bretón

De los actos que llevaron a cabo en la capital donostiarra, lo más emocionante fue la serenata que el día 11 de julio dedicó la rondalla a Bretón. Después de dar un paseo por el Boulevard, la rondalla se situó frente a su casa y ejecutó varias piezas musicales además de interpretar varias jotas de la mano del joven Mariano Valero, todas ellas alusivas a Bretón y a su obra. Por contra, el maestro junto a su mujer invitó a los miembros de la rondalla a subir a su vivienda donde les ofreció un refresco.

Según dice la crónica del viaje, posteriormente el Sr. Perruca recibió una carta de Bretón manifestándole que "el insigne maestro se propone hacernos una visita y dar dos conciertos, destinando su importe a la reconstrucción del muro de la calle San Francisco, además de componer un potpurrí sobre motivos de la mencionada ópera para guitarras y bandurrias ". No sabemos si cumplió sus promesas Bretón pues no nos consta su presencia por la ciudad en algún momento.

Esta rondalla, a decir de la prensa, presentaba "un repertorio musical escogido de más de 50 piezas, entresacadas de lo más selecto que se ha escrito en los últimos años en ópera, zarzuela y composiciones sueltas" entre las que debían figurar un buen número de jotas que interpretaba el citado Valero.

Posteriormente, prosiguieron el viaje a París y allí actuaron, "con gran éxito" frente al pabellón español de la Exposición Universal. Quien contaba este hecho curiosamente fue el turolense Domingo Gascón y Guimbao, empresario, periodista y comerciante de compra-venta de minas, entre otras cosas, que había viajado también hasta la Exposición y que coincidió allí con el grupo de turolenses.

En una carta fechada el 30 de septiembre de 1889, Gascón, nacido en Albarracín, rememoró este encuentro y manifestaba que se quedó sorprendido al escuchar los sones de los turolenses, se acercó a ellos, les saludó y tomó nota de los integrantes esta rondalla musical: los hermanos Perruca (guitarras), Joaquín Blasco y Miguel Calvo (bandurrias) y como cantador, Mariano  Valero Collado  que destacaba por sus interpretaciones de jotas y de óperas, además de otras ocupaciones (abogado, poeta, periodista...)

En una época de aislamiento, en la que salir de Teruel casi era una heroicidad, la prensa turolense valoraba positivamente la "aventura" de la Rondalla afirmando: "Cinco turolenses, cinco, con sus cinco instrumentos musicales se habían lanzado a Europa para hacer patria turolense".

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