Estos días de mediados de septiembre de 2022 se celebra el 50 aniversario de la aparición del periódico aragonesista por antonomasia en el tardofranquismo, cuando la dictadura todavía coleaba, que se llamó Andalán que viene a significar una zanja abierta para plantar árboles en lugar de hacerlo de uno a uno.
Se ha elegido la localidad oscense de Ainsa en la comarca del Sobrarbe histórico, para tal evento por su vinculación con la formación y orígenes del Reino de Aragón y porque fue allí tuvo lugar la presentación del nº 1 del entonces quincenal Andalán, que salió a la calle exactamente el 15 de septiembre de 1972.
Lo que no sabe la gente es que la creación de Andalán se gestó en Teruel y más concretamente en el Colegio menor San Pablo, donde coincidieron en la segunda mitad de los años 60 José Antonio Labordeta (jefe de estudios), recién acabada la carrera, y Eloy Fernández Clemente (jefe del gabinete psico-pedagógico y mentor de la revista "San Pablo"). Si examinamos la hemeroteca, el propio Eloy firmó un artículo en el Diario de Teruel el 1 de mayo de 2005 cuyo titular era este: "Andalán nació en Teruel"
Fue entonces, después de pasar unos años en Teruel - escribía Eloy- cuando “tuve la convicción de que nuestra sociedad –la aragonesa toda, reflejo de gran parte de la española- se encontraba tan cerrada, tan atrasada en muchas cosas, tan escasísimamente conocedora de nuestra Historia, de nuestro Derecho, nuestras lenguas, nuestro paisaje, etc."
Este acercamiento al Aragón profundo que representaba nuestra provincia, tan desconocida entonces cuando "no existía", tuvo su manifestación y proyección en las canciones y poemas que compuso José Antonio Labordeta en esos años y que le llevó a decir textualmente que Aragón “lo inventó” Eloy cuando estaba en Teruel.
Es así -continúa Eloy, ya periodista- cómo nació la idea de publicar una revista que difundiera dichos contenidos relacionados con las tierras aragonesas y que iba a convertirse en un referente en el Aragón de la Transición democrática: Andalán, que surgiría en tiempos difíciles de finales del Franquismo con cierres gubernamentales, procesamientos, censura... y toda una serie de medidas represivas que pusieron todo tipo de dificultades para que la salida a la calle del periódico fuera una realidad.
En uno de los libros recientes del prolífico y admirado Antonio Peiró Arroyo (Autonomía y República. El Congreso y el Estatuto de Caspe de 1936. Ed. Cortes de Aragón. Zaragoza 2007) escribía una dedicatoria curiosa: "A Eloy Fernández Clemente, que nos enseñó que el Congreso de Caspe había existido. Y muchas cosas más".
Y es verdad, "muchas cosas" que habían permanecido ocultas bajo el Franquismo, gracias a Eloy y sus artículos en Andalán hemos conocido, por ejemplo, la existencia del aragonesismo anterior a la II República. También fueron apareciendo trabajos sobre la Unión Aragonesista fundada en Barcelona en 1917 y su sucursal de Zaragoza, junto a aspectos biográficos de sus líderes José Calvo Alfaro, José María Mur o Gaspar Torrente, líder del nacionalismo aragonés cuya fundación “para la investigación y el desarrollo del aragonesismo” creó y dirigió Eloy en 1998.
Además, Andalán fue una escuela de periodistas pues por su redacción pasaron una buena nómina de profesores y colaboradores de considerable prestigio (Emilio Gascón, Anchel Conte, Lola Campos, Carlos Forcadell, Gonzalo Borrás, Javier Delgado, Luis Alegre, el propio Labordeta…). Desde sus páginas se impulsaron un buen número de empresas y actividades relacionadas con el aragonesismo y, especialmente, las conmemoraciones del Estatuto de Autonomía de Caspe de 1936.
En 1987 apareció el último número, 466-467, coincidiendo con la segunda quincena de enero con lo que Andalán cerró sus páginas, como otros muchos periódicos editados en papel que han ido desapareciendo, pero persiste en la toponimia urbana de la ciudad de Zaragoza un Instituto de educación secundaria que lleva su nombre y que ya ha cumplido más de 25 años.
Andalán ha permanecido vivo digitalmente en la web (andalan.es) con la aportación de artículos de diferentes autores, pero este año se ha editado un extenso número especial dedicado a la celebración del 50 aniversario de su nacimiento con firmas de antiguos colaboradores y de otros vinculados al periódico. Recomendamos su lectura.
Finalmente, diremos que hace unos años, al igual que otros títulos turolenses, también se digitalizaron todos los números publicados por Andalán a los que se puede acceder fácilmente desde el ordenador en la Hemeroteca Digital/Virtual Aragonesa.
Como en el caso de José Antonio Labordeta, tuve la suerte -diría que grande- de conocer a Eloy Fernández Clemente cuando era “activista” cultural en el Colegio Menor San Pablo de Teruel y también como profesor de bachillerato en el Instituto “Ibáñez Martín” donde aprendí mucha filosofía en sus clases y, sobre todo, me aportó otras formas de acercamiento al saber filosófico (metafísica, ética, lógica…) que no correspondían con la memorística que era la que más se practicaba entonces: “el método era muy sencillo y cartesiano: ponerlo todo en cuestión y recomenzar desde cero”. Anteriormente, Eloy había desarrollado su actividad docente como profesor dando clases en los colegios de “Las Viñas” y en “La Salle” pero por poco tiempo.
Desde esos años de adolescente he seguido su trayectoria investigadora y científica y cada vez más ha crecido en mí la admiración hacia su erudición, su capacidad de trabajo y de síntesis y hacia su extensísima obra difícil de glosar, por lo que en este limitado artículo nos vamos a detener únicamente en la relativa al aragonesismo, centrándonos solamente en su obra escrita como autor o director.
Eloy, admirador y estudioso de Joaquín Costa, ha dedicado una buena parte de sus estudios y publicaciones al ilustre aragonés de Graus. Acercarse hoy a sus ideas aragonesistas (despensa y escuela, colectivismo agrario, política hidráulica…) pasa necesariamente por leer sus obras pero, sobre todo, por los trabajos (Costa y Aragón, Estudios sobre Costa…) que ha dedicado Eloy “al personaje que más influencia ha tenido en el pensamiento y la política del siglo XX”.
A finales de los años setenta del siglo pasado se le encargó la dirección de una de las obras magnas que tiene en su haber: la Gran Enciclopedia de Aragón donde tuvo como autores de sus artículos a un buen ramillete de profesores de la Universidad de Zaragoza. La GEA se ha convertido con el paso del tiempo en una obra de referencia y de consulta para todos los aragoneses. Dentro de esta línea de publicaciones, también dirigió la colección de libros Biblioteca de Cultura Aragonesa, una serie de monografías que han ido recogiendo temas como el aragonesismo, el cine, antropología, filosofía, alta divulgación científica, historia, periodismo, etc.
Pero no solo ha mantenido su vinculación con la Universidad como catedrático de Historia Económica (recordemos aquí sus aportaciones y su a los Cuadernos Aragoneses de Economía), dentro también de su amplia erudición, hay que incluir su interés y su conocimiento de las publicaciones y de la labor de investigación que desarrollan en Aragón los diversos centros de estudios comarcales y locales.
Qué decir de su obra histórica sobre Aragón, de sus más de dos mil páginas de Gente de Orden, obra de cuatro volúmenes dedicada a estudiar la Dictadura de Primo de Rivera en Aragón y otras publicaciones de menor amplitud como la Ilustración Aragonesa, Aragón Contemporáneo, Aragoneses en América, Estudios sobre la Ilustración Aragonesa…
También Teruel ha ocupado el punto de mira de sus estudios a través del descubrimiento y reivindicación del líder republicano Víctor Pruneda cuando era un desconocido para los turolenses; la rehabilitación moral del coronel Rey d´Harcourt, defensor franquista del seminario en la Guerra Civil; sus sesudos estudios sobre la minería de la provincia o sus publicaciones sobre los ferrocarriles –otra de sus pasiones- en la provincia de Teruel.
Finalmente y para concluir, hay en Eloy, dentro de su amplia erudición de sabio, una tendencia a compendiar, a acometer tareas enciclopédicas –me contó recientemente en el homenaje a Labordeta de la Generación Paulina que sus Memorias va a ocupar tres densos volúmenes- que lo convierten en un heredero ilustrado de aquellos franceses del siglo XVIII de L´Enciclopédie como los Montesquieu, Diderot, D´Alembert y compañía.
Desde aquí, desde Teruel, queremos sumarnos al homenaje que el pueblo andorrano ha (está) dedica(n)do a su “hijo predilecto” y reconocer su labor y dedicación en pro de la cultura aragonesa ya que sin su concurso, nuestro conocimiento de lo aragonés sería mucho más pobre. Por muchos años, Eloy.
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