El sábado dedicamos un sentido y merecido homenaje a D. Florencio Navarrete Romero que en el curso 1966/67 fue el fundador y director del Colegio menor San Pablo, una institución educativa por la que pasaron miles de adolescentes y jóvenes venidos de muchos pueblos de la provincia de Teruel (Martín del Río, Sarrión, Monreal del Campo, Alcorisa, Manzanera…) procedentes en su mayoría de familias humildes con escasas de recursos económicos y que confiaban en las becas ministeriales y en el esfuerzo personal para que sus hijos sacaran adelante una carrera y consiguieran un futuro mejor.
Aquellos años de mediados de los 60, con un Franquismo todavía duro y represor, convivían en la ciudad de Teruel colegios religiosos masculinos de diferente orientación ideológica como los dependientes del Obispado y de la Iglesia (Las Viñas o La Salle, de Falange Española (el colegio General Pizarro) pero el Colegio que iba a empezar a funcionar iba a ser diferente.
D. Florencio tuvo la valentía de abrir un Colegio con cuatro señas de identidad significativas: A pesar de la inspiración católica de su nombre, San Pablo, fue prácticamente laico, por lo menos no confesional a diferencia de los otros existentes en Teruel; además, presentaba una línea educativa liberal en sus planteamientos ya que el “laissez-faire” desde la dirección era básico para el funcionamiento interno; participativo porque los alumnos intervenían en la dirección y la programación de las actividades de todo tipo que se llevaban a cabo a lo largo del curso escolar y por último, abierto al exterior pues no era difícil encontrar por los pasillos a chicas del colegio Corazón de Jesús o de las Teresianas ensayando una obra de teatro, por ejemplo.
El primer curso tuvo ya muy buena acogida pues las 150 plazas que se convocaron se cubrieron rápidamente e incluso, ante las nuevas expectativas que había creado el Colegio, alumnos del General Pizarro se pasaron al San Pablo. También fueron llegando profesores a partir del primer curso (José Antonio Labordeta, José Sanchis Sinisterra, Agustín San Miguel, Eloy Fernández Clemente…) que ocuparon puestos en la dirección del centro (preceptor, jefe de estudios…) pero, sobre todo, dinamizaron la vida cultural del Colegio.
Tanto Sanchis como Labordeta organizaron un grupo de teatro que obtuvo resonantes éxitos con actores como Joaquín Carbonell, Carmen Magallón, Pilar Navarrete, Jiménez Losantos, Gonzalo Tena, Agustín Sanmiguel… mientras que Fernández Clemente, jefe del gabinete psico-pedagógico, promovió un taller de prensa para publicar la revista “San Pablo” con la participación de algunos de los citados junto a Pedro Luengo, Ramón Gonzalvo Mourelo… No hay que olvidar su colaboración en prensa (Lucha) con sus artículos o sus programas musicales en Radio Teruel (Discodelia) en el caso de Carbonell...
Luego surgiría Andalán, el periódico aragonesista por antonomasia que cumple ahora los 50 años, a partir de las conversaciones de Labordeta y Fernández Clemente tras la contemplación de abandono que sufría la provincia de Teruel. Añadiremos que las principales y primeras canciones aragonesistas de Carbonell y de Labordeta se oyeron en las aulas del Colegio y en el Instituto.
A este grupo destacado de alumnos y de profesores, se les ha designado de forma colectiva como la Generación Paulina que han estudiado Francisco Martín Martín y Javier Lacruz, aunque algún gobernador franquista hablase del “grupo o célula maoísta” sin saber que significaba tal expresión.
En los primeros años de los 70 la mayoría de ellos habían marchado a Zaragoza y en ese periodo destacaremos la personalidad de José María Pérez Calvo, profesor de Filosofía natural de Barrachina, fundador en Teruel del cine-club en lo que es hoy el cine Maravillas. Ahora se diría de él que fue "un agitador cultural" por la cantidad de iniciativas y de actividades que promovió y organizó. De esta época citaremos a gente como el escultor Simón Domingo Blasco, el profesor y escritor Francisco Lázaro Polo o a Manuel Rando López, actual presidente de la Diputación.
Fue también esta la ép0oca del deporte, no solo por los triunfos del Colegio San Pablo en la prestigiosa Copa de Primavera, sino también por la llegada a 1ª división de árbitros paulinos como Arturo Daudén Ibáñez de Cantavieja y Celino Gracia Redondo de Huesa del Común, junto a “su” línea Jesús Artigot Martínez y José Miguel Hernando, árbitro de 2ª división.
La experiencia que vivieron -o mejor, vivimos- en el Colegio San Pablo, en tiempos difíciles, imprimió carácter y creó un estilo que influyó decisivamente en la formación integral de todos los que pasamos por allí.
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