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Nuria Andrés

“Todo lo que se vuelve a contar ya es otra historia”, recita una canción de Travis Birds, pero hace falta gente que quiera relatar esas historias que tantas veces se han contado. Mucho se ha hablado -y más bien poco se ha solucionado- sobre las dificultades que viven los jóvenes. No hablo de la precariedad laboral, ni de los problemas a la hora de encontrar vivienda. Eso ya está todo dicho. Están ustedes tan cansados de escucharlo, como nosotros de quejarnos. A los jóvenes no nos cuentan las cosas y ese es nuestro gran obstáculo.

El escritor Vicente Aupí ha presentado su undécimo libro, El Caudillo y las uvas de la derrota, el tercero que publica sobre la Guerra civil, y en este, en uno de sus capítulos, cuenta la historia de Luis Jáuregui, un carlista que, con 103 años, nos relató su entrada en Teruel en diciembre de 1937 para liberar a los últimos reductos sitiados que quedaban en Teruel. Lo hizo en un encuentro en Estella, organizado por Pablo Larraz y al que también asistieron Fernando Rivera (nieto del coronel Rey D’Harcourt) y, por supuesto, Vicente Aupí. En ese momento, yo tenía 22 años, un síndrome de impostora latente y la idea inyectada de que los jóvenes no podían escribir sobre la Guerra civil. Aupí demostró que esto no tiene por qué ser así y que nosotros también queríamos conocer esa historia de nuestro pasado que tanto rige nuestro presente.

Ahora, este escritor arroja luz a un capítulo concreto y decisivo acerca de la Batalla de Teruel, ese episodio de nuestra historia del que, durante años, se ha prohibido hablar, pero que resulta esencial conocerlo para entender nuestra ciudad y nuestras raíces. 

Hay muchos libros sobre la Guerra Civil, no los suficientes sobre una herida que todavía supura, pero este, en concreto, salda una deuda con uno de los hombres de esta batalla que demostró que, en la guerra, también pervive la humanidad. Este libro aporta un nuevo enfoque sobre uno de los capítulos más dolorosos de nuestro pasado. Una nueva obra, que demuestra que “todo lo que se vuelve a contar ya es otra historia” y no se dice lo de siempre incluso “cuando se cuenta lo mismo”.

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