Nos va la jarana. Ya ven para lo que ha quedado el comunismo: antes pedían que se quemaran iglesias y ahora no pueden ni criticar las macrogranjas. Porque eso es lo que dijo, el ministro Garzón, que las macrogranjas se aprovechan de los pueblos despoblados, contaminan agua y suelo y encima exportan una carne de mierda, por usar términos técnicos. Y al que le saque matices, mañana que elija entre una salchicha de carnicería y una de frankfurt, y hablamos.
Pero vayamos con las macrogranjas y los pueblitos. Será casualidad que ya en 2018 70 pueblos de Guadalajara legislaran contra los purines para evitar macrogranjas. “Se venden 237 pueblos” denunciaba una manifestación en Cuenca porque hay 20 proyectos en tramitación que supondrían que allí hubiera 200 mil habitantes y 700 mil cabezas de cerdo.
Sobre la contaminación, basta un ejemplo: la macrogranja de Cefusa (El Pozo) en Hellín, Albacete, con 150 mil cabezas y que acumula 130 millones de litros de purín, según datos de Greenpeace. Pero ojo que generan mierda muy variada: en Polonia investigan a Piero Pini (sí, el que promueve un macromatadero en Binéfar) por haber estafado 42 millones al fisco. En el operativo detectaron 142 ucranianos y 244 polacos currando allí sin contrato. Empleo y de calidad.
A los indignados por las palabras del ministro, tranquilos, por desgracia es palabrería. Les deseo que ellos o algún familiar encuentren trabajo socarrando cerdos en el macromatadero que se proyecta en Calamocha. Donde matarán dos millones de cerdos al año, 625 a la hora y gastarán unos dos millones de litros de agua al día. O que un día acaben viviendo cerca de allí. Eso es compromiso.
La última vez que preguntamos por el proyecto al consejero de Agricultura de Aragón se defendió diciendo que le gustaría saber qué es eso de “macro”, con tono de “¿a qué huelen las nubes?” pero con cara de Cospedal cuando dijo “ese señor” de Barcenas. Es el mismo consejero que lidera un departamento con informes publicados que señalan 24 zonas afectadas por nitratos en Aragón. Todo esto es lo que debería discutirse, en lugar del patriotismo de solomillo y cese de ministro. De cualquier modo, de tanta palabra ni nos acordaremos en un año. El problema es que el purín y todo lo que arrasan no se evapora igual.