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Sin nosotros

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Elena Gómez

En esta vida he tocado muchas teclas y he metido el hocico en bastantes sitios. Gracias a mi carácter inquieto he tenido la oportunidad de trabajar, e incluso pelear, para mitigar algunas injusticias de este mundo. Lo he hecho de un lado y del otro, desde la beligerancia y desde la política, y he participado en todos los foros o eventos a los que he sido invitada para dar mi opinión, mi experiencia y mi voz cuando ha sido necesario.

Hubo un movimiento con el que me sentí (y me siento, a pesar de que ha perdido gas) muy identificada: el Movimiento de Vida Independiente. Su lema era "Nada sobre nosotros sin nosotros" y abogaba por una vida autónoma y productiva de las personas jóvenes con discapacidad, siempre y cuando se les brindaran los apoyos necesarios para ello. Una de nuestras grandes inquietudes siempre fue el carácter paternalista de las políticas relacionadas con la discapacidad en este país, ya que nos trata como pacientes o individuos socialmente protegibles y no como ciudadanos con un potencial desaprovechado.

Esta fue una aventura más, como otras tantas que he vivido. Porque no solo me he dedicado a este colectivo, sino que he sentido inquietud también por otros asuntos sensibles para la sociedad. Y una de las conclusiones que he sacado de mi experiencia en el ámbito social y político es que ese lema se debería aplicar en todos los campos. Me he comido largos debates, congresos, cursos, talleres y conferencias sobre múltiples temas, en los que no se ha contado con los verdaderamente interesados en ello. Da igual la cuestión tratada, siempre se busca a "expertos y técnicos" en la materia, pero no se le pide opinión al que está sufriendo la injusticia o la desigualdad.

Soy de las que piensan que la sociedad necesita la formación para avanzar, pero no podemos dejar de la mano la experiencia. Tendemos tanto a la tecnificación, que los que tienen que tomar decisiones para resolver los problemas acaban inmersos en un laberinto de términos que no logran entender y perdidos en un maremágnum de teorías que no llevan a ningún sitio. Debemos pensar que los políticos no están versados en nada, su trabajo es escuchar y actuar. Pero todavía no saben a quién, ni cómo.

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