Síguenos
En el final En el final

En el final

banner click 236 banner 236
Elena Gómez

Ha sido una semana muy especial. En los últimos días he sido invitada a un instituto de secundaria para charlar con unos jóvenes sobre literatura y clubes de lectura, y también a unas jornadas sobre el acompañamiento en la muerte, organizadas por la AECC.

Respecto a lo primero, me produce mucha satisfacción comprobar que he tocado un poquito el alma de los estudiantes a través de mis escritos y mi pasión por los libros. Siempre es una experiencia emocionante.

En cuanto al acompañamiento en la muerte, aunque parezca algo oscuro o aterrador, es un asunto tremendamente necesario y que se tenía que poner, por fin, sobre la mesa en Teruel. Las jornadas fueron muy interesantes y emotivas, y espero que tengan alguna proyección en el futuro en nuestra provincia.

El mensaje principal fue que la muerte forma parte de la vida, quizá no haya verdad más absoluta. En nuestra sociedad hedonista le hemos dado la espalda al momento más importante de nuestra existencia. Porque debemos recordar que se trata de lo único que es para siempre. Aceptar nuestra finitud y pensar en cómo queremos irnos de este mundo, cuando llegue el momento, nos puede ayudar a vivir la vida de otra forma, disfrutando de cada momento y dando importancia a lo que no tiene precio.

Mirando de frente a nuestra realidad, nos podemos convertir en mejores personas y así conseguir que aquellos que van a fallecer antes que nosotros, lo hagan de la mejor forma posible. Durante el día de ayer, los asistentes a este evento tomamos conciencia de lo importante que es ayudar y acompañar a las personas enfermas durante el último tramo de su vida. No toda la carga de la responsabilidad debería recaer en los servicios sanitarios y sociales, nosotros también tenemos que asumir esa parte no profesional de acompañamiento que es más importante, si cabe, que todo lo demás.

Si tienen a alguien cercano que esté pasando por este trance, escúchenlo, abrácenlo, regálenle tiempo y sonrisas, y también alguna lágrima. Esa persona se irá en paz y ustedes sentirán que la vida vale la pena.

El redactor recomienda