Cuando se pone el ojo sobre la discapacidad, siempre salen a relucir los mismos temas. Integración social o laboral y barreras arquitectónicas son asuntos que, aunque no terminan de resolverse, están muy trillados por las partes interesadas, los medios y la opinión pública. Pero la discapacidad conlleva otros muchos problemas en diferentes ámbitos que no parecen interesar tanto, y que son verdaderas trabas para cumplir nuestro objetivo de independencia y servicio a la sociedad.
Un ejemplo muy gravoso es el de las barreras sanitarias. La accesibilidad de los espacios destinados a la salud suelen dejar mucho que desear y la atención especializada brilla por su ausencia. Como en casi todo, se cumple la normativa bajo mínimos y parece que es suficiente con poner rampas en las entradas de los edificios, ascensores que hablan y algún baño adaptado, casi siempre escondido tras un recorrido laberíntico.
Ya lo he contado en otras ocasiones, pero es que me sigue pasando... Esta semana no me han podido realizar una prueba muy necesaria por no tener posibilidad de acceder a la máquina de ninguna forma. Mi dentista se ha tenido que apañar con mi boca sin que yo pudiera sentarme en el sillón. Y para poder hacerme un TAC, he tenido que llevarme mi propia grúa de transferencia y dos personas de mi entera confianza para ayudarme.
Todo esto me ha ocurrido tanto en la sanidad pública como en la privada. De hecho, los espacios habilitados en esta última suelen ser infinitamente peores, sobre todo en cuanto recursos humanos. Porque no debemos llevarnos a engaño, ya se puede invertir en estructuras y aparatajes: si el personal no existe o no está cualificado en todos los estamentos laborales, la sensación que tenemos las personas dependientes es de total abandono. Y no hablo de buena disposición o amabilidad, que de eso he encontrado mucho.
A lo largo de los años he sufrido lesiones, no me han hecho pruebas o revisiones médicas por ser impracticables o, como poco, problemáticas, y no he podido elegir quién me trataba por la imposibilidad de entrar a su clínica. No es poca cosa, las discapacidades se agravan si no se hace un seguimiento correcto de la salud. Así es imposible avanzar.