David y Adrián se casan. Y eso es noticia. Lo es para mí, que formo parte de sus vidas desde hace años. Lo es para ellos, que este fin de semana declaran públicamente su deseo de envejecer juntos. Y lo es para el mundo entero, porque este 'sí, quiero', aúna tres países, dos continentes y centenares de amigos de todas las latitudes del globo terráqueo.
Es noticia porque ha sido un camino duro para ellos y para los que les queremos, donde todavía hay heridas sin cerrar y cicatrices del pasado que escuecen cuando se miran frente al espejo. Adrián y David han tenido la valentía suficiente para quererse públicamente. Lo han hecho sin estridencias, pero sin esconderse. Mostrando que el amor es el motor que mueve el mundo y es capaz de derribar los miedos más enquistados en el alma.
Es noticia que nos den una lección de tolerancia a los presentes y a los ausentes. También lo es que su complicidad nos haga creer en que existe ese alguien que aún está por llegar y anhelar ese pellizco en el pecho de un amor frustrado. David y Adrián son esperanza, son proyecto de futuro, son el orgullo que no excluye, el que integra. Por todo eso son noticia.
Lo son desde el día que se conocieron, pero este fin de semana lo son aún más. Y esto que leen ahora es mi regalo para ellos. Porque ellos son un regalo para mí. Lo son ahora y cada día desde que les conocí; primero a uno y mucho después al otro. El amor es algo complejo -qué me van a decir a mí-... pero, ¡qué fácil parece en ellos!
Y es que el amor puro, así como la verdadera amistad, requiere respeto, admiración y libertad recíproca. Un cocktail complicado de mezclar en sus proporciones justas sin que se amargue demasiado o empalague con su dulzor. El equilibrio, quizás, está en no emborracharse de un trago y en quedarse siempre con un punto de sed. Una sed que se sacia con una mirada, con un beso, con una caricia bajo una mesa o con un 'te quiero' pregonado a los cuatro vientos.
David y Adrián hoy se quieren y lo proclaman. Y yo no puedo sentirme más feliz y orgulloso. Como siempre, nos tendrán al lado para las risas y para los llantos; para los consejos y para las reprimendas; para decir 'hola' a una nueva vida y para acompañarlos en las despedidas más dolorosas. En realidad, no nos necesitan porque se tienen el uno al otro… y eso, claro está, también es noticia.
En el mundo de las prisas, los amores Tinder y los sentimientos adulterados, que Adrián y David se quieran es la mayor de las noticias. Y desde hoy tendrán por siempre esta humilde columna publicada en su Teruel amado para que, cuando sientan que las fuerzas del amarse flaquean, se cojan de la mano y recuerden que su amor es mucho más que un titular. Y que, cómo no… esto promete. Os quiero.
