Marco Álvarez, junto a su entrenador Javier Polo, en las pistas de atletismo de Teruel
Marco Álvarez, atleta turolense de maratón y 100K: “Cada semana hago más de 150 kilómetros de carrera para preparar las largas distancias”
Maratoniano y ahora ultrafondista, el de la Atlética Turolense compagina el deporte con la enseñanza
La historia de Marco Álvarez, un joven profesor turolense en una escuela rural, llega a través de su entrenador, Javier Polo. “Es más del 60% del éxito de un deportista”, dice Marco. “No estoy para nada de acuerdo, el que corre es él”. Ambos forman un tandem muy productivo; el atleta, más de una década metido en el mundo de las maratones, ha dado un salto que le ha permitido ser cuarto en el reciente Campeonato de España de ultrafondo, 100K, disputado en Ávila. 100K son cien kilómetros, ir corriendo desde aquí hasta Daroca. En siete horas. Álvarez es récord de Aragón. “Y puede rendir más”.
-No coinciden usted y su entrenador en el papel de ambos para este éxito deportivo.
-Es verdad que soy yo quien realiza la carrera. Pero nada de esto es posible sin la planificación, la organización de entrenamientos, descansos y competición que lleva a cabo Javier. Es ese trabajo lo que determina el rendimiento al final.
-¿Cuánto cuesta llegar hasta ese nivel?
-En mi caso, sesiones de intervalos de tres horas durante seis días a la semana, un mínimo de 20 kilómetros cada día de entrenamiento. Eso son más de 150 kilómetros a la semana. Lo hago aquí, en las instalaciones de la Asociación Atlética Turolense. Sólo hago asfalto, nada de entrenamiento en montaña ni nada por el estilo.
-¿Cómo entra un deportista en el universo de la maratón, y luego en la 100K?
-En principio, como un reto personal. Llevo ya doce años haciendo maratones y carreras más o menos de esa distancia, y llegó un momento, hablando con Javier, en el que me apeteció preparar esa distancia. Él me dice que tengo condiciones. La verdad es que cuando terminé la carrera dije que no quería volver a repetir. Al día siguiente estaba deseando preparar ya la siguiente.
-Su entrenador habla de esa preparación innegociable, y del poder de la mente en el fragor de la carrera.
-Se dio la circunstancia de que en esa 100K fui más rápido en los treinta últimos kilómetros que en los 70 anteriores. Y eso es cosa de la mente, de la adaptación psicológica en esas circunstancias. Hubo un momento en la carrera en la que estaba sufriendo mucho. En ese momento, mi entrenador y mis amigos y familia que vinieron conmigo, me fueron dando la fuerza que necesitaba para poder llegar a la meta. Me acompañaron, literalmente.
-Compagina su rutina de entrenamiento con su trabajo.
-Y hasta que empecé de profesor, con las oposiciones. Antes del examen de acceso, el día anterior, fui a correr varios kilómetros. Creo que eso me limpió la mente y me sirvió después para hacer mejor el examen.
-¿Cómo se organiza?
-Tengo la suerte de que mi trabajo docente se divide en turnos, lo que me deja disponibles ventanas de tiempo para poder hacer entrenamientos. Además, las instalaciones de aquí de Teruel son muy buenas, muy adecuadas para el entrenamiento atlético, y en muy buen estado.
-Es algo que repiten con frecuencia muchos entrenadores y deportistas. ¿Es así?
-Aquí viene gente, atletas de muy alto nivel, profesionales, a hacer entrenamientos porque las condiciones, a 950 metros de altura, así como el clima que tenemos optimizan los resultados de esos entrenamientos. En Teruel tenemos todas las condiciones idóneas para poder acoger un Centro de Alto Rendimiento de atletismo, a un nivel de máxima profesionalidad.
-Quizá fuera necesario algo más de apoyo.
-Nosotros tenemos la suerte de que podemos competir con la Asociación Atlética, que tiene un grupo de patrocinadores y apoyos que nos sirve y nos da cobertura en la competición. Además hay otras empresas y entidades financieras con las que podemos contar. Pero es cierto que el calendario deportivo, las competiciones de atletismo en mi caso, los desplazamientos, son costosos, exigen recursos. Y también el material deportivo.
-No sirve cualquier herramienta, ¿verdad?
-El avance en tecnología para el deporte implica la necesidad de tener ropa y calzado de máxima calidad y homologación. Las zapatillas que utilizo tienen un coste de al menos 300 euros, y en cuatro carreras de cien kilómetros están ya estropeadas, hay que cambiarlas cada poco tiempo. Es cierto que es un esfuerzo. Pero el resultado merece la pena; estoy preparando ya la siguiente campaña con mi entrenador.
-No coinciden usted y su entrenador en el papel de ambos para este éxito deportivo.
-Es verdad que soy yo quien realiza la carrera. Pero nada de esto es posible sin la planificación, la organización de entrenamientos, descansos y competición que lleva a cabo Javier. Es ese trabajo lo que determina el rendimiento al final.
-¿Cuánto cuesta llegar hasta ese nivel?
-En mi caso, sesiones de intervalos de tres horas durante seis días a la semana, un mínimo de 20 kilómetros cada día de entrenamiento. Eso son más de 150 kilómetros a la semana. Lo hago aquí, en las instalaciones de la Asociación Atlética Turolense. Sólo hago asfalto, nada de entrenamiento en montaña ni nada por el estilo.
-¿Cómo entra un deportista en el universo de la maratón, y luego en la 100K?
-En principio, como un reto personal. Llevo ya doce años haciendo maratones y carreras más o menos de esa distancia, y llegó un momento, hablando con Javier, en el que me apeteció preparar esa distancia. Él me dice que tengo condiciones. La verdad es que cuando terminé la carrera dije que no quería volver a repetir. Al día siguiente estaba deseando preparar ya la siguiente.
-Su entrenador habla de esa preparación innegociable, y del poder de la mente en el fragor de la carrera.
-Se dio la circunstancia de que en esa 100K fui más rápido en los treinta últimos kilómetros que en los 70 anteriores. Y eso es cosa de la mente, de la adaptación psicológica en esas circunstancias. Hubo un momento en la carrera en la que estaba sufriendo mucho. En ese momento, mi entrenador y mis amigos y familia que vinieron conmigo, me fueron dando la fuerza que necesitaba para poder llegar a la meta. Me acompañaron, literalmente.
-Compagina su rutina de entrenamiento con su trabajo.
-Y hasta que empecé de profesor, con las oposiciones. Antes del examen de acceso, el día anterior, fui a correr varios kilómetros. Creo que eso me limpió la mente y me sirvió después para hacer mejor el examen.
-¿Cómo se organiza?
-Tengo la suerte de que mi trabajo docente se divide en turnos, lo que me deja disponibles ventanas de tiempo para poder hacer entrenamientos. Además, las instalaciones de aquí de Teruel son muy buenas, muy adecuadas para el entrenamiento atlético, y en muy buen estado.
-Es algo que repiten con frecuencia muchos entrenadores y deportistas. ¿Es así?
-Aquí viene gente, atletas de muy alto nivel, profesionales, a hacer entrenamientos porque las condiciones, a 950 metros de altura, así como el clima que tenemos optimizan los resultados de esos entrenamientos. En Teruel tenemos todas las condiciones idóneas para poder acoger un Centro de Alto Rendimiento de atletismo, a un nivel de máxima profesionalidad.
-Quizá fuera necesario algo más de apoyo.
-Nosotros tenemos la suerte de que podemos competir con la Asociación Atlética, que tiene un grupo de patrocinadores y apoyos que nos sirve y nos da cobertura en la competición. Además hay otras empresas y entidades financieras con las que podemos contar. Pero es cierto que el calendario deportivo, las competiciones de atletismo en mi caso, los desplazamientos, son costosos, exigen recursos. Y también el material deportivo.
-No sirve cualquier herramienta, ¿verdad?
-El avance en tecnología para el deporte implica la necesidad de tener ropa y calzado de máxima calidad y homologación. Las zapatillas que utilizo tienen un coste de al menos 300 euros, y en cuatro carreras de cien kilómetros están ya estropeadas, hay que cambiarlas cada poco tiempo. Es cierto que es un esfuerzo. Pero el resultado merece la pena; estoy preparando ya la siguiente campaña con mi entrenador.
