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Lucas Grao, novelista valenciano afincado en Jorcas: “Soy una persona optimista, creo que la vida en los pueblos tiene un buen futuro por delante” Lucas Grao, novelista valenciano afincado en Jorcas: “Soy una persona optimista, creo que la vida en los pueblos tiene un buen futuro por delante”
Lucas Grao es el autor de la novela ‘Bisabuela Güelfa-La leyenda de Al-Laqqat’, que presentó en Jorcas

Lucas Grao, novelista valenciano afincado en Jorcas: “Soy una persona optimista, creo que la vida en los pueblos tiene un buen futuro por delante”

El escritor muestra esta visión positiva en su nueva novela que presentó en la localidad turolense el 17 de agosto
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Lucas Grao es un novelista valenciano que recientemente se ha empadronado en Jorcas, de donde proviene su familia paterna. El pasado 17 de agosto presentó en Jorcas su primera novela escrita en español, Bisabuela Güelfa-La leyenda de Al-Laqqat, que combina la arrogancia turolense, el orgullo rural y la ecología decrecentista con toques de poesía popular.

-¿Cuándo empezó a escribir? 

-Ya llevo un tiempo escribiendo novelas como afición, pero todas en valenciano.

Esta novela también está escrita primero en valenciano, lo que pasa que mi familia paterna es de aquí, de Jorcas, y por eso esta obra, que está ambientada en Jorcas y en el Parque Cultural de Chopo Cabecero, de Alto Alfambra, la traduje después al español para poder presentarla aquí. Y bueno, es la primera novela que traduzco.

Todas las demás que tengo publicadas son en valenciano.

-¿Cómo se le ocurrió escribir este libro ambientado en Jorcas, sobre Teruel y Valencia?

-Siempre había querido escribir sobre Jorcas.

Lo que ocurre es que esta zona es muy fría y hay muchas historias que me cuentan que son casi de pena y un poco como de hambre y todo. Entonces se me ocurrió una idea más alegre para contar que atrajera a la gente y no que la espantara de Jorcas, porque a mí siempre me gusta escribir cosas que le dejen con buen sabor de boca al lector.

Mezclé diferentes cosas. La novela trata sobre una mujer de mediana edad que nació en Jorcas y, cansada de vivir en grandes ciudades, regresa al pueblo, a la casa de sus antepasados, la arregla y hace un establecimiento rural. La idea es poner en valor el patrimonio familiar y hay mucha evocación a los antepasados, a los tatarabuelos, a los abuelos y a todas las historias que recuerda ella de cuando nació Jorcas.

-¿Hay alguna historia suya, personal, en la novela? 

-Sí, de hecho el personaje principal, la protagonista de la novela es prima hermana mía y yo también intervengo un poco en la trama, formo parte de ella también.

Llevo 20 años aquí ya, me compré una casa en Jorcas y llevo desde entonces trabajando en ella y también la casa interviene en la novela porque supuestamente perteneció a un escultor bastante famoso de aquí, que es Francisco Moya, y con todos estos ingredientes y con un personaje misterioso, se ha configurado toda la trama.

-¿El libro es para todos los públicos o está recomendado a partir de cierta edad? 

-Para todas las edades que ya lean novelas, perfectamente pueden leerlo. Es verdad que toca algunos temas que a lo mejor son mucho para un niño pequeño, pero en general todo lo malo que sale no es de una manera chunga, digamos, es de una manera muy natural.

Por lo que sí que creo que es para cualquier edad.

-La novela contiene un poco de visión futura. ¿Cómo ve el futuro de Jorcas y de Teruel?

-Ahora me he vuelto a empadronar también aquí en Jorcas y yo soy de los optimistas, de los que creen que en un futuro la vida en los pueblos irá a mejor.

Tengo un espíritu ecologista y decrecentista y creo que aquí hay un futuro. De hecho, a lo largo de toda la novela una mujer se plantea un nuevo futuro en este pueblo, que es un pueblo prácticamente deshabitado, somos 32 habitantes o 34. Ella hace una casa rural y eso ofrece una visión optimista del futuro de estos pueblos, que era también lo que yo quería porque aquí a lo mejor los abuelos son muy pesimistas con respecto al futuro y a mí me gusta ser optimista. Por eso estoy empleando mis esfuerzos en arreglar una casa.

-Hablando del fenómeno de la despoblación, ¿qué solución cree que podría contrarrestarla? 

-Es complicado. Cuando vengo a Jorcas, ya que yo vivo en Valencia habitualmente, es otro modo de vida, una vida más tranquila, más relajada y entonces se puede poner en valor todo este tipo de cosas.

No sé si para el turismo o para un turismo que busque la tranquilidad y el sosiego. Supongo que un poquito por ahí iría la cosa. Porque aquí trabajo hay poco también, algo agrícola y algo ganadero, pero poca cosa.

En la novela esta lucha se ve reflejada en que la protagonista utiliza la casa familiar para hacer un establecimiento rural y de esta manera poder tener un futuro aquí, que es un poco mi visión ya que es lo que estoy haciendo, porque creo que la vida en estos sitios es mucho más tranquila y hay gente que prefiere este estilo de vida al de una gran ciudad.

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