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Laura Villa, participante en el Reto Pelayo Vida: “No somos conscientes de lo rápido que pasa la vida, aprendí a vivir el presente tras el cáncer” Laura Villa, participante en el Reto Pelayo Vida: “No somos conscientes de lo rápido que pasa la vida, aprendí a vivir el presente tras el cáncer”
Laura Villa, junto a sus compañeras, en la ilustración realizada por Elena Castillo para el calendario Pioneras

Laura Villa, participante en el Reto Pelayo Vida: “No somos conscientes de lo rápido que pasa la vida, aprendí a vivir el presente tras el cáncer”

“Lo más duro no fue el cáncer, sino ver que mi dolor también era el de mi familia, eso me destrozaba”
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Cruz Aguilar

La cellana Laura Villa es un ejemplo de superación. Tras enfrentarse al cáncer de mama, participó en el Reto Pelayo Vida, una expedición extrema que simboliza la lucha de las mujeres contra la enfermedad. Ahora, su historia es parte del Calendario Pioneras de la Diputación de Teruel, que visibiliza a mujeres inspiradoras de la provincia.

-El poema que acompaña su imagen en el Calendario Pioneras dice “Estoy aquí ahora entre el pasado y lo que vendrá”. ¿Valoramos nuestro día a día o necesitamos un golpe duro para darnos cuenta de que la vida es efímera?

-Yo no lo valoraba. De hecho, después del cáncer me tatué la frase “Aquí y ahora”, porque entendí que no somos conscientes de lo rápido que pasa la vida. Damos por hecho que el mañana llegará, pero no siempre es así. Antes, caminaba por la vida sin pisarla, sin detenerme en los detalles. Ahora salgo a la montaña y me fijo en las flores, en el cielo... en lo pequeño que antes pasaba desapercibido. Creo que el ritmo de vida que llevamos, con prisas, trabajo y responsabilidades, nos impide disfrutar realmente del presente. Para mí, ver la luz al despertar es un recordatorio de que sigo aquí un día más.

-¿Es comparable la superación del cáncer con el Reto Pelayo Vida?

-En muchos aspectos, sí. Lo hemos hablado mucho y, de hecho, en el documental del reto también se menciona. Para mí, el Reto Pelayo Vida fue durísimo, igual que el cáncer. Cuando te diagnostican la enfermedad, la vida se detiene. Todo lo demás deja de existir. Y durante el reto, en la Patagonia, también sentí que el tiempo se paró, pero de una forma mágica. Allí no teníamos relojes ni móviles, solo caminábamos por el hielo. Fue otro tipo de pausa. Llevábamos mochilas de 20 kilos a la espalda, algo que nunca había hecho porque no practicaba deporte. El peso de esa mochila me recordaba al peso emocional del cáncer. Al principio, la carga es insoportable, pero con el tiempo aprendes a caminar con ella. Con la enfermedad ocurre lo mismo, aprendes a convivir con ella, a aceptarla y a seguir adelante.

-¿Cómo se encuentra ahora? ¿Está totalmente recuperada de la enfermedad?

-Aún sigo con tratamiento y revisiones, pero estoy bien.

-Su cáncer fue de mama, ¿verdad?

-Sí, tuve cáncer de mama y me realizaron una mastectomía doble. Fue la mejor opción por mi edad y por cómo se desarrolló la enfermedad.

-¿Cómo cambió su vida y la de su familia tras el diagnóstico?

-Fue un golpe brutal, como si un tren nos arrollara. Para mí, lo más duro no fue tener cáncer, sino ver cómo mi enfermedad afectaba a los que me rodeaban. Sabía que mi dolor también era el de mi familia, mi marido, mis hijos, mis amigos… y eso me destrozaba. Durante todo el proceso intenté sonreír para que ellos no se preocuparan. No hablaba de mi sufrimiento, ni de lo que sentía. Prefería que me vieran bien, porque si ellos me veían bien, estaban mejor. Pero ahora, con el tiempo, me doy cuenta de que fue un infierno, que callar no era la mejor opción. El Reto Pelayo Vida me ayudó a liberar todo eso. Allí aprendí a hablar, a compartir mis sentimientos y a soltar el peso emocional que había acumulado durante todo ese tiempo.

-El Calendario Pioneras visibiliza a mujeres anónimas con historias inspiradoras. ¿Cree que es importante que se refleje en él a personas como usted?

-Sí, por supuesto. Aunque creo que las verdaderas luchadoras son las investigadoras, los oncólogos y los médicos que trabajan para encontrar tratamientos. Nosotras simplemente nos dejamos llevar y hacemos lo que podemos. Me parece genial que este calendario destaque a mujeres de distintos ámbitos, como Rebeca, que investiga tratamientos contra el cáncer. Cuando vi su historia, me impactó. Yo sólo participé en un reto, pero hay muchas mujeres que enfrentan la enfermedad de formas muy distintas y todas merecen reconocimiento.

-Usted es profesora. ¿Cree que este calendario puede ser un buen ejemplo para sus alumnas?

-Sin duda. A veces pensamos que los niños no se dan cuenta de las cosas, pero sí lo hacen. Mi hijo mayor, por ejemplo, ha entendido que su madre ha pasado por una etapa dura y que ha salido adelante. En los colegios, los alumnos ven el calendario y nos preguntan qué hemos hecho para estar ahí y, al contarles la historia, les transmitimos un mensaje de superación y resiliencia. Además, las mujeres que aparecen en el calendario son impresionantes. Me motiva más verlas a ellas que verme a mí misma. Me parece una iniciativa preciosa y necesaria.

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