Carlos Paterson, durante la presentación en el Museo de Teruel
Carlos Paterson, compositor y catedrático del Conservatorio Superior de Valencia: “El órgano sinfónico te permite pensar que compones para una orquesta completa”
El Instituto de Estudios Turolenses publica la última obra del turolense, ganadora del Premio Cristóbal Halffter
Carlos Paterson es músico, catedrático de órgano del Conservatorio Superior de Valencia y miembro del Consejo Científico del Instituto de Estudios Turolenses. Este organismo acaba de publicar la partitura con la que ganó el Premio Halffter 2019.
-Con 'Battle of Elah' inscribió su nombre en el palmarés del Premio Internacional de Composición Cristóbal Halffter 2019, seguramente el más importante de España en su categoría.
-En su categoría sí porque es específico para órgano y es el más veterano, esta edición fue la 36ª -con carácter bienal-. Lo han ganado grandes compositores como Manuel Castillo, uno de los maestros de finales del XX, nuestro querido Jesús María Muneta en los años 90, Istvan Vucicevic... Y en este caso el premio es especial porque la partitura se publica prácticamente un mes después de la muerte del propio Halffter, así que queda como homenaje a su figura.
-¿Por qué eligió el relato bíblico de David y Goliath para componer la obra?
-Investigué un poco buscando el estilo propio de Cristóbal Halffter, y él siempre se ha encargado de divulgar el dodecafonismo, el serialismo, así que tiré por ahí, por una obra basada en los doce sonidos de la escala cromática temperada. La temática de David y Goliath la elegí porque Arnold Schonberg, creador del dodecafonismo tenía ascendencia judía y de alguna manera, de alguna manera, siempre se ha ligado al judaísmo. Y a partir de ahí empecé a divagar y a fantasear, que es lo que hace un creador.
-¿Qué recursos emplea para hablar del relato bíblico de David contra Goliath?
-Los tres teclados de los que dispone un órgano sinfónico te da muchos recursos. Tiene un gran órgano en su teclado principal, otro más recitativo, aterciopelado y suave, y luego un tercer teclado un poco menor, que se llama el teclado de coro o teclado positivo. Son como tres planos diferentes, con distintas texturas sonoras, que te permiten dar vida a los personajes o las tramas. Este instrumento te permite registros de violas da gamba, clarinetes, violonchelos, celeste, plenos, fondos... son registros propios del órgano que te permiten pensar casi incluso como una orquesta, y poder asignar a cada personaje unos motivos y unos planos sonoros propios.
-Una pieza de este tipo no se puede interpretar con un órgano convencional... ¿Se podrá escuchar 'Battle of Elah' en Teruel en alguna ocasión?
-El de la Milagrosa es con el único que se podría hacer algún tipo de arreglo. En un piano es imposible, ya no sería adaptar la pieza sino desmerecerla. La obra se interpretó en su día, se estrenó en octubre pasado en la provincia de León y espero poder grabarla pronto.
-¿En qué sentido le ha ayudado el Instituto de Estudios Turolense a la hora de publicar la partitura?
-Cualquiera puede publicar. Solicitas un ISBN, un depósito legal, imprimes, lo registras en la Propiedad Intelectual y ya está. Pero lo importante de una publicación es el respaldo que tiene detrás. En este caso el respaldo viene del IET, que lleva 70 años haciendo publicaciones de calidad y de gran reputación académica, que depende de una institución pública como la Diputación de Teruel.
-La música en general y la recuperación del patrimonio histórico organístico de la provincia forma parte de la hoja de ruta del IET, y de hecho usted forma parte de su Consejo Científico... ¿Por qué es importante esto?
-Durante el periodo barroco el órgano prácticamente lo fue todo en las localidades donde existía, porque en torno a este instrumento se generaba grupos, ministriles, que eran los antiguos instrumentistas, coros, y el pueblo se enrolaban en estos menesteres. Desde el panadero hasta el campesino se juntaba para hacer música para la misa, para el oficio litúrgico. El pueblo se implicaba en todo esto y el órgano era el centro de este movimiento y de estas enseñanzas musicales. No podemos negar esa historia. Puede no parecerte bien que la música en esta época estuviera siempre ligada a la Iglesia, pero la realidad es que lo estuvo. Las instituciones civiles en aquel entonces no apoyaban la formación musical pero sí lo hacía la Iglesia. Por eso la gente tiene que entender que en esos órganos está nuestro patrimonio musical de los siglos XVI, XVII, XVIII e incluso XIX. De ahí la importancia de este instrumento.
-Sus otros compromisos musicales, como la Brillant Magnus Quintet, ¿siguen en compás de espera hasta que pase la pandemia?
-Tuvimos que cancelar conciertos muy importantes y ahora es el momento de empezar a pensar en recuperar alguno de ellos. Parece que atisbamos la luz y como músico individual empiezo a salir un poco del agujero en el que nos metimos, pero está costando mucho. La cultura suele llevarse la peor parte en estos casos, y eso que la cultura es lo que nos distingue. Cuanta más cultura sea accesible las personas seremos más libres, tendremos un abanico más amplio para crear nuestro propio criterio, a la hora de hacer lo que sea.
-Con 'Battle of Elah' inscribió su nombre en el palmarés del Premio Internacional de Composición Cristóbal Halffter 2019, seguramente el más importante de España en su categoría.
-En su categoría sí porque es específico para órgano y es el más veterano, esta edición fue la 36ª -con carácter bienal-. Lo han ganado grandes compositores como Manuel Castillo, uno de los maestros de finales del XX, nuestro querido Jesús María Muneta en los años 90, Istvan Vucicevic... Y en este caso el premio es especial porque la partitura se publica prácticamente un mes después de la muerte del propio Halffter, así que queda como homenaje a su figura.
-¿Por qué eligió el relato bíblico de David y Goliath para componer la obra?
-Investigué un poco buscando el estilo propio de Cristóbal Halffter, y él siempre se ha encargado de divulgar el dodecafonismo, el serialismo, así que tiré por ahí, por una obra basada en los doce sonidos de la escala cromática temperada. La temática de David y Goliath la elegí porque Arnold Schonberg, creador del dodecafonismo tenía ascendencia judía y de alguna manera, de alguna manera, siempre se ha ligado al judaísmo. Y a partir de ahí empecé a divagar y a fantasear, que es lo que hace un creador.
-¿Qué recursos emplea para hablar del relato bíblico de David contra Goliath?
-Los tres teclados de los que dispone un órgano sinfónico te da muchos recursos. Tiene un gran órgano en su teclado principal, otro más recitativo, aterciopelado y suave, y luego un tercer teclado un poco menor, que se llama el teclado de coro o teclado positivo. Son como tres planos diferentes, con distintas texturas sonoras, que te permiten dar vida a los personajes o las tramas. Este instrumento te permite registros de violas da gamba, clarinetes, violonchelos, celeste, plenos, fondos... son registros propios del órgano que te permiten pensar casi incluso como una orquesta, y poder asignar a cada personaje unos motivos y unos planos sonoros propios.
-Una pieza de este tipo no se puede interpretar con un órgano convencional... ¿Se podrá escuchar 'Battle of Elah' en Teruel en alguna ocasión?
-El de la Milagrosa es con el único que se podría hacer algún tipo de arreglo. En un piano es imposible, ya no sería adaptar la pieza sino desmerecerla. La obra se interpretó en su día, se estrenó en octubre pasado en la provincia de León y espero poder grabarla pronto.
-¿En qué sentido le ha ayudado el Instituto de Estudios Turolense a la hora de publicar la partitura?
-Cualquiera puede publicar. Solicitas un ISBN, un depósito legal, imprimes, lo registras en la Propiedad Intelectual y ya está. Pero lo importante de una publicación es el respaldo que tiene detrás. En este caso el respaldo viene del IET, que lleva 70 años haciendo publicaciones de calidad y de gran reputación académica, que depende de una institución pública como la Diputación de Teruel.
-La música en general y la recuperación del patrimonio histórico organístico de la provincia forma parte de la hoja de ruta del IET, y de hecho usted forma parte de su Consejo Científico... ¿Por qué es importante esto?
-Durante el periodo barroco el órgano prácticamente lo fue todo en las localidades donde existía, porque en torno a este instrumento se generaba grupos, ministriles, que eran los antiguos instrumentistas, coros, y el pueblo se enrolaban en estos menesteres. Desde el panadero hasta el campesino se juntaba para hacer música para la misa, para el oficio litúrgico. El pueblo se implicaba en todo esto y el órgano era el centro de este movimiento y de estas enseñanzas musicales. No podemos negar esa historia. Puede no parecerte bien que la música en esta época estuviera siempre ligada a la Iglesia, pero la realidad es que lo estuvo. Las instituciones civiles en aquel entonces no apoyaban la formación musical pero sí lo hacía la Iglesia. Por eso la gente tiene que entender que en esos órganos está nuestro patrimonio musical de los siglos XVI, XVII, XVIII e incluso XIX. De ahí la importancia de este instrumento.
-Sus otros compromisos musicales, como la Brillant Magnus Quintet, ¿siguen en compás de espera hasta que pase la pandemia?
-Tuvimos que cancelar conciertos muy importantes y ahora es el momento de empezar a pensar en recuperar alguno de ellos. Parece que atisbamos la luz y como músico individual empiezo a salir un poco del agujero en el que nos metimos, pero está costando mucho. La cultura suele llevarse la peor parte en estos casos, y eso que la cultura es lo que nos distingue. Cuanta más cultura sea accesible las personas seremos más libres, tendremos un abanico más amplio para crear nuestro propio criterio, a la hora de hacer lo que sea.
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