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Bibiana Collado, poeta y novelista: “Alguien ha conseguido que los que vienen de un pueblo sientan cierto malestar por eso” Bibiana Collado, poeta y novelista: “Alguien ha conseguido que los que vienen de un pueblo sientan cierto malestar por eso”
La poeta y novelista Bibiana Collado

Bibiana Collado, poeta y novelista: “Alguien ha conseguido que los que vienen de un pueblo sientan cierto malestar por eso”

Librería Santos Ochoa de Alcañiz recibió a la autora de la novela ‘Yeguas exhaustas’
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La escritora Bibiana Collado Cabrera (Burriana, Castellón, 1985) protagonizó este viernes la última parada de A Puerta Cerrada, el ciclo en el que compartió los secretos de su última novela, Yeguas exhaustas (Los Aciertos & Pepitas), con los lectores en la Librería Santos Ochoa de Alcañiz.

-’Yeguas exhaustas’ es su última novela, hasta ahora, y en realidad la primera, ya que su anterior producción era poética...


-Sí, publiqué Como si nunca antes, El recelo del agua, Certeza del colapso y Violencia, que eran poemarios, además de algunos artículos de índole universitario.

-¿Ha sido un salto grande, de la poesía a la narrativa?

-Es un género distinto pero abordo temas que ya abordaba en la poesía, y de hecho este libro está muy conectado con los anteriores por esa razón. Hablando de las mismas preocupaciones, la narrativa me permite reflexionar más en profundidad sobre ellas, y de hecho la experiencia ha sido muy grata e interesante, tanto que creo que habrá más novelas en el futuro. Este libro no es prosa poética, pero de algún modo sigue utilizando un lenguaje muy cuidado, con ritmo, con sonido... la poesía sigue siendo esencial para mí.

-¿Qué cuenta ‘Yeguas exhaustas’?

-La protagonista, Beatriz, es una profesora adulta, y nos cuenta diferentes episodios de su vida con pequeñas anécdotas que en su momento no le parecieron importantes, pero que interpretadas a la luz del paso del tiempo se da cuenta de que delatan grandes injusticias que marcaron su vida. Nos muestra cuál es su origen, qué educación sentimental tiene, qué hace que se avergüence, por ejemplo, de algo tan trivial como haber ido a un concierto de Camela en su pueblo, siendo preadolescente, o de lo que sintió y cómo le hicieron sentir cuando se marchó del pueblo para ir a la Universidad. Saca conclusiones importantes de todos esos casos que aparentemente son anecdóticos, y le llevan a descubrir la conciencia de clase, y la violencia de clase sistemática a la que se ha enfrentado desde pequeña.

-¿La crítica que establece está realizada en términos de clase, o en términos de género?

-El libro denuncia la violencia de clase, vinculada a la clase social. Pero la protagonista es una mujer, y a través de ella vemos como a esas violencias de clase se les añaden violencias de género. La protagonista el Beatriz, pero también aparecen su hermana, la abuela, la mujer, que son mujeres, son esas yeguas exhaustas que han trabajado toda su vida como mulas para conseguir algo que quizá no querían. Sin embargo mi objetivo es que en este espacio que ocupa Beatriz se vieran reflejadas muchas personas, hombres y mujeres indistintamente, y que tienen en común que son los de abajo, los que no pertenecen a las élites.

-¿El hecho de que Beatriz proceda de un pueblo se añade a su ‘background’ como personaje violentado?

-Pues sí. El pueblo de donde procede no importa, pero sí es importante que procede de un pueblo. También hace una reflexión sobre esa periferia, y de como es asimilada por nosotros y por los demás. España es un territorio de pueblos, donde la mayoría de la gente pertenece a pueblos. Y a pesar del tiempo y de los intentos que se han dado por cambiar eso, la percepción de quien viene de un pueblo sigue marcándole, sigue siendo una marca de origen para los demás. Alguien ha conseguido que los que son de pueblo, como Beatriz, sientan cierto malestar por serlo.

-¿Hasta qué punto este libro es ficción, y hasta que punto está basado en experiencias reales? ¿Y cuántas de esas experiencias reales son personales y autobiográficas?

-Todos los libros parten de la vida, y parten de experiencias que en muchos casos se asemejan a la realidad, o pertenecen a la realidad, y otros que no, pero que podrían haberlo sido perfectamente. Esas anécdotas de la vida de Beatriz que se revelan tan importantes a lo largo de su vida adulta son completamente verosímiles en la vida de cualquiera de nosotros. Podrían habernos ocurrido, aunque no lo hayan hecho necesariamente. ¿Autobiográfico? Yo parto de esa primera persona como voz narradora, contando la historia de Beatriz casi como si fuera un diario, con ese gesto de intimidad e interpelando incluso en muchas ocasiones al lector, pero realmente Beatriz no habla solo por ella, o no habla solo por Bibiana, sino que habla por lo que nos pasa a todos como comunidad.

-¿Por qué utiliza precisamente el sustantivo ‘yeguas’, que en otro contexto podría parecer vejatorio?

-Esa palabra aparece literalmente en uno de los capítulos del libro, en un pasaje que describe como la madre de Beatriz trabajaba en verano limpiando pisos para los veraneantes, en jornadas de horas eternas e inacabables. Habla de todas las madres, de todas las mujeres que han trabajado hasta la extenuación, hasta estar agotadas, como una yegua cuya carrera no termina nunca, con los músculos en permanente esfuerzo, completamente exhaustas pero implacables, para quienes detrás de un paso seguía otro, y después otro, y otro... Esa idea me pareció que sintetizaba bien el núcleo del libro, y de alguna forma dignificaba la imagen que tenemos todos de quien trabaja como una mula.

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