Amparo Martínez Herranz, profesora de Historia del Cine de la Universidad de Zaragoza: “Chomón no fue un mero creador de trucos, sino que inventó el oficio de cineasta”
La zaragozana ha coordinado el dossier que el último número de la revista Turia dedica a Segundo de Chomón
La profesora de Historia del Cine de la Universidad de Zaragoza Amparo Martínez ha coordinado el dossier sobre Segundo de Chomón, escrito por 22 autores diferentes, con el que la revista Turia festeja en su último número el 150 aniversario del cineasta turolense. Investigación histórica y literatura se funden en 200 páginas que acercan al lector al verdadero alcance del legado de Chomón.
-¿El objetivo de este dossier ha sido científico o creativo?
-Por un lado uno de los objetivos centrales era definir el estado de la cuestión; indicar en qué punto están ahora mismo los conocimientos sobre Chomón, actualizando y matizando algunas de las últimas atribuciones que se han hecho en su filmografía, las últimas restauraciones, y también contribuyendo a deshacernos de algunos prejuicios sobre lo que de verdad nos aporta Chomón. Y por otro es una invitación a la creación artística, con textos que ficcionan sobre Chomón, que da muchísimo juego.
-¿Por qué?
-Porque es un personaje misterioso sobre el que se sabe poco y eso es muy sugerente.
-Sobre lo que se sabe... ¿será posible reconstruir algún día toda su biografía, teniendo en cuenta la falta de documentos?
-Como historiadora del arte y del cine parto de la base de que nunca llegamos a conocer a fondo la vida o la obra de ningún artista. Me gusta mucho la frase de Ciudadano Kane, cuando Jerry Thompson dice que Rosebud “probablemente es una pieza más de un rompecabezas al que siempre le faltarán otras piezas”. La historiografía seria, la que va más allá de aceptar y repetir los tópicos de siempre, supone aceptar esto y aceptar que nuevos hallazgos pueden cambiar radicalmente cualquier conclusión a la que hayas llegado.
-Cuénteme a qué conclusiones han llegado usted y los otros 21 autores del dossier...
-Pues una de las importantes es que debemos pensar en Chomón no como un mero inventor de trucos, del stopmotion o del travelling, sino como el constructor de un oficio que en su momento no existía, el de cineasta. Fue el creador de un arte en construcción y del lenguaje a través del que se expresará en adelante ese arte. Y es muy interesante que Chomón era consciente de que estaba asistiendo al nacimiento de un arte y de una industria.
-¿Usted cree? ¿Chomón tenía idea de lo que sería el cine solo unas décadas después?
-Estoy convencida. Por eso abrió su empresa en Barcelona con la que empezó a colorear, porque sabía que el cine no iba a ser un simple divertimento burgués, sino un oficio, aunque se basara en el ocio, que le permitiría abrir un negocio y dedicarse profesionalmente a él. Por eso es tan bueno en lo que hace, porque no quiere simplemente copiar a Meliès, sino dedicarse profesionalmente a ese nuevo oficio. Chomón fue un visionario que, en un momento en el que nadie lo hacía, entendió el cine como una industria, un entretenimiento y un arte. Y esas tres cosas juntas son exactamente lo que es el cine en la actualidad.
-¿Es exagerado decir que Chomón comenzó a escribir la gramática que durante el siguiente siglo utilizará el cine?
-Es que es así. Su mérito no es hacer trucos sin más, para impresionar y divertir a la gente. Su mérito es que hace trucos para contar determinas cosas, para construir el relato de lo que quiere narrar. Por eso lo del Meliès español, que en una primera aproximación puede parecer un honor, en realidad se le queda corto. Y no quiero decir que sea mejor que Meliès, cuya contribución al cine es extraordinaria, pero es que Chomón va más allá. Arranca de un punto donde se quedó Meliès y concede a esos trucajes la potencia narrativa. Los convierte en parte del lenguaje. Esto se ve muy bien en Cabiria. La escena en la que la mano agarra el corazón en su pesadilla no es un truco para impresionar al público. Es un recurso sin el cual no entendemos el auténtico dolor que siente por la ruptura de la tradición. A través de ese truco Chomón nos cuenta cosas del subconsciente del personaje, de sus miedos y sus sueños.
-En el aspecto científico, ¿el dossier de Turia aporta datos nuevos sobre Chomón?
-Sí. Actualiza películas que no estaba atribuidas a Chomón, y se corrigen otras en en sentido contrario. En ese ámbito hemos hecho un esfuerzo importante para construir una cronobiografía, la primera que se hace de él, todo lo exhaustiva que hoy en día es posible. Pero ojalá pronto haya nuevas investigaciones que la cambien y la actualicen, porque eso será señal de que avanzamos en su conocimiento.
-¿Qué papel desempeñan los textos literarios de ficción que se incluyen en el trabajo?
-El de contextualizar al personaje, ponernos en situación de dónde y cómo trabajo, que es algo que los datos históricos que tenemos de él, por sí solos, no consiguen. Esos textos, aunque son ficción, sitúan a Chomón en su probable contexto. Vemos cómo era el Teruel en el que nació, arrasado por las guerras carlistas, por el cólera, en una ciudad medio aislada por la ausencia de buenas comunicaciones. O la Barcelona donde creció, o el París donde trabajó, en un relato precioso que escribe Conguet. En este sentido los textos literarios cumplen una función extraordinaria que apoyan la parte más científica y cinematográfica del dossier. En estos momentos poner en contexto a Chomón, relacionarlo con su momento histórico, con el momento histórico que vive la industria y el arte incipiente del cine es muy importante, tanto como redescubrirlo. Pero, aún así, todavía siguen faltando piezas en este rompecabezas, y espero que otras personas sigan poniéndolas para completar el puzzle tanto como sea posible.
-¿El objetivo de este dossier ha sido científico o creativo?
-Por un lado uno de los objetivos centrales era definir el estado de la cuestión; indicar en qué punto están ahora mismo los conocimientos sobre Chomón, actualizando y matizando algunas de las últimas atribuciones que se han hecho en su filmografía, las últimas restauraciones, y también contribuyendo a deshacernos de algunos prejuicios sobre lo que de verdad nos aporta Chomón. Y por otro es una invitación a la creación artística, con textos que ficcionan sobre Chomón, que da muchísimo juego.
-¿Por qué?
-Porque es un personaje misterioso sobre el que se sabe poco y eso es muy sugerente.
-Sobre lo que se sabe... ¿será posible reconstruir algún día toda su biografía, teniendo en cuenta la falta de documentos?
-Como historiadora del arte y del cine parto de la base de que nunca llegamos a conocer a fondo la vida o la obra de ningún artista. Me gusta mucho la frase de Ciudadano Kane, cuando Jerry Thompson dice que Rosebud “probablemente es una pieza más de un rompecabezas al que siempre le faltarán otras piezas”. La historiografía seria, la que va más allá de aceptar y repetir los tópicos de siempre, supone aceptar esto y aceptar que nuevos hallazgos pueden cambiar radicalmente cualquier conclusión a la que hayas llegado.
-Cuénteme a qué conclusiones han llegado usted y los otros 21 autores del dossier...
-Pues una de las importantes es que debemos pensar en Chomón no como un mero inventor de trucos, del stopmotion o del travelling, sino como el constructor de un oficio que en su momento no existía, el de cineasta. Fue el creador de un arte en construcción y del lenguaje a través del que se expresará en adelante ese arte. Y es muy interesante que Chomón era consciente de que estaba asistiendo al nacimiento de un arte y de una industria.
-¿Usted cree? ¿Chomón tenía idea de lo que sería el cine solo unas décadas después?
-Estoy convencida. Por eso abrió su empresa en Barcelona con la que empezó a colorear, porque sabía que el cine no iba a ser un simple divertimento burgués, sino un oficio, aunque se basara en el ocio, que le permitiría abrir un negocio y dedicarse profesionalmente a él. Por eso es tan bueno en lo que hace, porque no quiere simplemente copiar a Meliès, sino dedicarse profesionalmente a ese nuevo oficio. Chomón fue un visionario que, en un momento en el que nadie lo hacía, entendió el cine como una industria, un entretenimiento y un arte. Y esas tres cosas juntas son exactamente lo que es el cine en la actualidad.
-¿Es exagerado decir que Chomón comenzó a escribir la gramática que durante el siguiente siglo utilizará el cine?
-Es que es así. Su mérito no es hacer trucos sin más, para impresionar y divertir a la gente. Su mérito es que hace trucos para contar determinas cosas, para construir el relato de lo que quiere narrar. Por eso lo del Meliès español, que en una primera aproximación puede parecer un honor, en realidad se le queda corto. Y no quiero decir que sea mejor que Meliès, cuya contribución al cine es extraordinaria, pero es que Chomón va más allá. Arranca de un punto donde se quedó Meliès y concede a esos trucajes la potencia narrativa. Los convierte en parte del lenguaje. Esto se ve muy bien en Cabiria. La escena en la que la mano agarra el corazón en su pesadilla no es un truco para impresionar al público. Es un recurso sin el cual no entendemos el auténtico dolor que siente por la ruptura de la tradición. A través de ese truco Chomón nos cuenta cosas del subconsciente del personaje, de sus miedos y sus sueños.
-En el aspecto científico, ¿el dossier de Turia aporta datos nuevos sobre Chomón?
-Sí. Actualiza películas que no estaba atribuidas a Chomón, y se corrigen otras en en sentido contrario. En ese ámbito hemos hecho un esfuerzo importante para construir una cronobiografía, la primera que se hace de él, todo lo exhaustiva que hoy en día es posible. Pero ojalá pronto haya nuevas investigaciones que la cambien y la actualicen, porque eso será señal de que avanzamos en su conocimiento.
-¿Qué papel desempeñan los textos literarios de ficción que se incluyen en el trabajo?
-El de contextualizar al personaje, ponernos en situación de dónde y cómo trabajo, que es algo que los datos históricos que tenemos de él, por sí solos, no consiguen. Esos textos, aunque son ficción, sitúan a Chomón en su probable contexto. Vemos cómo era el Teruel en el que nació, arrasado por las guerras carlistas, por el cólera, en una ciudad medio aislada por la ausencia de buenas comunicaciones. O la Barcelona donde creció, o el París donde trabajó, en un relato precioso que escribe Conguet. En este sentido los textos literarios cumplen una función extraordinaria que apoyan la parte más científica y cinematográfica del dossier. En estos momentos poner en contexto a Chomón, relacionarlo con su momento histórico, con el momento histórico que vive la industria y el arte incipiente del cine es muy importante, tanto como redescubrirlo. Pero, aún así, todavía siguen faltando piezas en este rompecabezas, y espero que otras personas sigan poniéndolas para completar el puzzle tanto como sea posible.
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