Alfonso Torcal, seminarista mayor de la Diócesis de Teruel-Albarracín: "La vocación de ser sacerdote y dejar mi trabajo me surgió en la vida diaria"
"Si no hay familias cristianas verdaderamente comprometidas no pueden salir vocaciones"Alfonso Torcal nació hace 36 años en Caminreal y el pasado sábado 19 de marzo, San José, Día del Seminario, se celebró en la iglesia de Alcalá de la Selva la ceremonia de la institución en el ministerio de lector y acólito. Alfonso Torcal es seminarista mayor de la Diócesis de Teruel y Albarracín. La ceremonia la celebró el obispo de Teruel-Albarracín, José Antonio Satué.
-¿Usted es seminarista mayor de la Diócesis de Teruel y Albarracín?
-Así es. Soy seminarista mayor de la Diócesis de Teruel-Albarracín y estoy en el último año de estudios aunque quedará la parte del master o del curso de pastoral que llamamos. Estoy terminando lo que se denomina la época de formación, aunque la formación es continua, siempre.
-¿Siendo de Caminreal por qué eligió que se le instituya en el ministerio de lector y acólito en la iglesia de Alcalá de la Selva?
-Porque Alcalá de la Selva es uno de los 7 u 8 pueblos en los que estoy echando una mano en la época de la etapa de pastoral.
-¿Qué es el acto de la institución del ministerio de lector y acólito?
-Es un acto sencillo. Una institución laical. No dejo de pertenecer al pueblo de Dios de los laicos. Es un reconocimiento a ojos de una comunidad con una celebración como que ya puedo instruir en la Palabra de Dios en catequesis, en la celebración de la Eucaristía, leyendo y el servicio del altar, que no solamente es hacer de monaguillos, que es lo que todos conocemos, sino también instruir también en el amor a la Eucaristía, ir configurándome en el servicio que en un año o en lo que el obispo considere voy a ser de presbítero.
Ordenación
-¿Cuándo será ordenado sacerdote?
-Cuando el obispo y Dios quiera. En principio tengo que acabar los estudios con el bachiller en teología. A partir de ahí es un curso de pastoral. En principio al final del curso de pastoral tengo que ser ordenado presbítero si soy un candidato y la iglesia considera que soy bueno, prudente y con un mínimo. Me imagino que puede ser el año que viene.
-¿Cómo está la situación de las vocaciones sacerdotales en la Diócesis de Teruel y Albarracín?
-En la Diócesis de Teruel hay ahora mismo dos seminaristas mayores y dos menores. Como decía el arzobispo emérito de Zaragoza, Don Vicente, somos pocos, pero no poco. Hay que seguir rezando para que el Señor siga mandando vocaciones para la iglesia no solo de Teruel sino de todo Aragón. En la tres Diócesis del Alto Aragón no hay ningún seminarista, en la Diócesis de Zaragoza hay 7 y en la Diócesis de Tarazona ninguno. Los números son preocupantes pero no nos podemos desesperar tampoco.
-¿Tienen que venir sacerdotes de Africa o de América Latina?
- La iglesia es universal y como universal tuvimos que ir nosotros a otros continentes desde Europa. En la Iglesia no hay países. Lo que hay es una distribución organizativa de diócesis. La llamada del Vaticano II fue a la misión evangélica. Es decir, todos sean laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes.Todos estamos llamados a la misión, todo el pueblo de Dios.
-¿Por qué son tan escasas las vocaciones sacerdotales?
-¿Hay familias cristianas?. Si no hay familias cristianas verdaderamente comprometidas no pueden salir vocaciones. No solo hay que rezar por las vocaciones, sino que hay que rezar por las familias para que realmente sean núcleos donde puedan nacer vocaciones a otras familias, vocaciones a la vida consagrada tanto apostólica como contemplativa y vocaciones hacia el ministerio ordenado.
Vocaciones
-¿Qué fallos hay en la sociedad para que no surtan vocaciones?
-El más gordo es el individualismo. El individualismo es lo que nos obliga a mirarnos cada uno el ombligo y el que produce la situación actual de crisis, de guerra. Es verdad que el hombre tiene un corazón generoso y luego ayuda pero tampoco hay una opción por un compromiso auténtico y radical.
-¿Cómo le surgió la vocación de sacerdote?
-Me surgió en la vida diaria. No hay nada extraordinario. Es un ir dando respuestas y pasos en una vida de fe, de parroquia, de ayudar en los pueblos, de echar una mano a sacerdotes amigos. Yo tenía mi trabajo y me fuí. Yo era vendedor en una óptica en ese momento en Huesca y tenía claro que si tenía que servir sería a mi Diócesis de Teruel. Estoy no solo contento, sino feliz. Veo que se va confirmando mi decisión. La respuesta que di hace 5 años se va confirmando en estos pequeños actos. Cuando tenga el diaconado y el presbiteriano lo daremos todo, aunque esto es un camino de fondo, poco a poco, día a día. Es hacerse santos en la vida diaria.
-¿Cómo fue el acto de institución del ministerio de lector y acólito?
-Fue un acto muy sencillo. Dentro de la celebración del Día de San José y después de la Homilía hubo una bendición para lector y otra bendición para acólito. Se me entregó luego un evangeliario como que puedo instruir, puedo leer la palabra de Dios, y un copón, patena, como servicio al altar y ministro extraordinario de la comunión.
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