Este pasado sábado se conmemoraba el vigésimo aniversario del 11 de septiembre y cantidad de medios de comunicación aprovecharon la fecha para tirar de efeméride y recordar cómo vivimos aquel fatídico día hace veinte años. De las principales radios, periódicos y televisiones, Antena 3, por haber sido la encargada de contar a España lo sucedido en riguroso directo, es la que más esfuerzos ha puesto en recordar este trágico aniversario.
La conmemoración de los atentados de aquel día cambió por completo el noticiario del sábado de esta cadena televisiva. El informativo era una suerte matrioska de recuerdos, un ejercicio de metalenguaje, pues no solo trataba de recordar aquel día, sino también su propia retransmisión. Por ello, Matías Prats acabó siendo entrevistado en el programa que él mismo presentaba y los novedosos hologramas y recursos gráficos que usa ahora la cadena se intercalaban con fragmentos del informativo que realizaron aquel 11 de septiembre de 2001.
Ante esta cobertura informativa, cabe decir que resulta importante rememorar fechas como esta por aquello de “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Sin embargo, también es cierto que el recuerdo conviene, al menos en términos informativos, cuando ayuda a entender hechos actuales, y no tanto por conmemoraciones artificiales que no tienen más razón de ser que nuestra preferencia por los números redondos. Este informativo especial me ha dejado haciéndome preguntas sobre el poderoso alcance de la nostalgia. Aún siendo consciente de nuestro gusto colectivo por mirar hacia atrás, no esperaba que esa tendencia fuera a permear tanto hasta llegar incluso al periodismo y el mundo de la información. No descubro el fuego al decir que las tendencias que dominan nuestra sociedad son, a menudo, la recuperación de algo que ya fue y ha envejecido lo suficiente para que nos hayamos olvidado de sus defectos. Sucede con el neoflamenco de Rosalía, los pantalones de campana y con series de ambiente ochentero (sin justificación ni razón aparente) como Stranger Things.
Aun entendiendo las razones para este informativo, y siendo estas buenas, tengo dudas sobre lo útil que puede ser la nostalgia para un oficio que debe vivir en la vanguardia, en la más pura actualidad. El periodismo dirige nuestra mirada y los pies de uno siempre acaban caminando hacia donde apuntan sus ojos. No suele llegar muy lejos el que solo mira hacia atrás.