

Pamesa Teruel, obligado a ganar los dos partidos en Manacor tras perder en Los Planos (1-3)
Los naranjas pelearon ante una afición entregada y numerosa, pero los baleares impusieron su fortaleza y se llevan el primer punto de los cuartos de la SuperligaPamesa Teruel Voleibol perdió el primer partido de la eliminatoria de cuartos de final de la Superliga que le enfrenta a Manacor, el primer choque del play-off, el primer momento en el que las cosas se ponen serias en la temporada del vóley español. El primer punto, el único partido de la serie que se juega en Los Planos, va a parar a tierras baleares después de un encuentro en el que Pamesa peleó, no perdió la cara, pero que se fue decantando hacia las filas manacorís merced al poderío en el remate de un artillero, Godbold, que superó la defensa naranja para armar las ventajas suficientes para que los baleares se llevasen el partido por 1-3.
En realidad, no hizo falta la versión más volcánica de los baleares. Son un bloque que ruge, protesta, habla... Y entre medias salta, vuela y destroza el balón casi desde el servicio. Pero ayer no tuvieron su día más inspirado. Y, aún así, triunfaron, porque tampoco estuvo Pamesa como en los días de racha al inicio de este año. Así, igualdad de inicio en el primer set, con respeto entre ambos contendientes y buena actitud defensiva de unos y otros. Bien Pamesa al bloqueo, logró incluso ir construyendo ventajas en los puntos de Hoyos y de Ferrández para colocarse 13-10 mediada la manga.
La agresividad en la red, con puntual y regular aportación de los López, de Ferrández y también de Hoyos e incluso Urchevich, mantuvo por delante a los naranjas hasta ese momento en mitad del parcial en el que, de repente, Godbold empezó a carburar al saque. A su alrededor, un parcial de 3 a 7 volteó la situación para que Manacor caminase rápido hacia el primer set, en el que logró con 16 a 17 su primera ventaja y que se llevaría por 23 a 25 al final. Tardaron en aparecer los remates de Petar, y tardó sobre todo el primer tiempo de Muraco cuando la tendencia del partido empezaba a virar; el primer punto fue para Manacor.
También cayó de lado balear el segundo set, aún a pesar de que arrancó Pamesa más solvente, con más riesgos al saque, más decidido en el ataque. Un 9-4 de parcial inicial se fue transformando en un 13-9 y en un 18-14 posterior que simplemente exigían calma en la resolución del set. Lo difícil estaba hecho, los puntos de Emilio y de Omar compensaban la menor fortuna de Hristoskov, y los bloqueos funcionaban, había coordinación en la construcción; Manacor no conseguía desatar su tormenta.
Pero, de repente, y como sucedió también en la primera manga, los baleares se serenaron y punto a punto, sostenidos por Godbold cómo no, edificaron un 2-6 que igualó la manga en los instantes finales. Con 20 a 20 se alcanzó la igualada en el momento culminante de este segundo acto. Al Pamesa le costaba más defender en la red y estar más atinado en el servicio. Y el intercambio le fue siendo favorable al bloque mallorquín para, al final, colocar un punto de partido que derivó en error en la recepción local. 23-25 de nuevo, y cero a dos en el conteo de sets.
La afición se puso a jugar
Levantar dos de desventaja ante un equipo como Manacor es tarea difícil, aún a pesar de que la afición, la Marea Naranja, llevara en volandas al equipo y no lo dejara caer en ningún momento. La mejor entrada del curso en Los Planos elevó los decibelios en el tercer set, y a su abrigo el equipo creció, vio que podía arriesgar y ganar en el saque, y se llevó la tercera manga por 25 a 19. Creció desde la red, puntos regulares de los Superlópez y de Ferrández.
Creció desde el saque, duros servicios de Petar, Omar y Urchevich. Y aprovechó el bajón de los baleares, que aguantaron el arreón local hasta el 17 a 17 que se convirtió en un 8-2 de parcial para esbozar la remontada. Fue, en realidad, este tercer acto el ejemplo de que en efecto las aficiones son fundamentales para los equipos en el deporte de máxima competición. Teruel no falló a la cita, volvió a demostrar que el voleibol es su deporte. Y su atmósfera envolvió lo que estaba sobre la cancha, hasta el punto de que Manacor pudo verle las orejas al lobo. Con 1-2, el partido empezaba de nuevo, la Marea Naranja enfervorecida, el primer punto había que jugarlo.
Sin embargo, no hubo más historia. Porque en la cuarta manga volvió a aparecer al estadounidense Godbold, ese martillo pilón que dio un recital de remates, desde todas las zonas de la cancha, y de saques, servicios tensos que ya no encontraron la misma oposición al otro lado de la malla. Aún tuvo arrestos Pamesa, levantado por la afición, para aguantar erguido hasta el ecuador. De hecho, el cuarto fue el mejor acto de Petar en el partido, más atinado en el remate, armó incluso un 7-4 que daba esperanzas a la parroquia local.
Pero salió rápido a escena el temporal isleño. Tres a seis en contra de parcial, con Godbold en modo martillo pilón, para que la igualdad regresase a Los Planos. Y el 15-14 fue el último momento en el que Pamesa Teruel gozó de alguna ventaja en este primer partido de la eliminatoria de cuartos de final ante CV Manacor. El parcial definitivo, 6 a 10, mostró a un equipo al que todavía le quedan un poco grandes estos escenarios en los que los títulos están en juego. Pamesa ganó bien en casa a Manacor en la liga regular, en la fase estándar del campeonato. Cuando las copas están sobre la mesa, el cuadro mallorquín le eliminó de la Copa del Rey, y le ajustició en el primer día hacia el título de la Superliga.
Los últimos puntos terminaron siendo, de hecho, un paseo para Manacor. 21 a 25 para un 1-3 que lleva el primer partido de la serie a tierras mallorquinas. Lejos de ver esto como una denuncia de falta de actitud o ganas en los naranjas, bien al contrario, pelearon hasta donde les dio. Mejor dicho, hasta donde permitió el talento, la técnica y el oficio de un bloque en el que, además, habita un espécimen muy por encima de la media, un opuesto norteamericano llamado Godbold que anotó desde todas las posiciones, en un repertorio de golpeos de todo tipo, de toda índole.
La eliminatoria se decidirá allí, en tierras baleares, el próximo fin de semana. Pamesa debe ganar los dos partidos que se jueguen en el pabellón Miguel Ángel Nadal para poder acceder a las semifinales de la Superliga. El primero, el próximo sábado en horario de tarde, el del empate, exigirá la versión más pétrea del equipo de Fabián Muraco; continuidad en el bloqueo, fortaleza en la recepción, serenidad en la elaboración y el remate y, por encima de todo ello, que ese francotirador norteamericano llamado Godbold tenga un día malo.
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