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El último punto del campeonato en Pinilla ante el Terrassa (3-3) El último punto del campeonato en Pinilla ante el Terrassa (3-3)
El canterano Diego Sánchez, en un momento del partido ante el Terrassa

El último punto del campeonato en Pinilla ante el Terrassa (3-3)

La renovación de Víctor Bravo y el debut del jovencísimo Diego Sánchez redondean la despedida de una temporada histórica del CD Teruel
Javier Gascó

El CD Teruel cerró la temporada invicto en un Pinilla que volvió a disfrutar por última vez de los suyos. En un duelo con varias fases, el equipo fue capaz de reponerse a los dos goles iniciales del Terrassa para despedir el curso con un último punto. Aunque la contienda no pasará a la historia por lo visto sobre el terreno de juego, sí lo hará por el debut del cadete Diego Sánchez con el primer equipo y por la renovación oficial de Víctor Bravo.

Todo era fiesta en Pinilla. La lluvia se detuvo para recibir a los campeones. Los chavales de la cantera y la plantilla del Terrassa al completo se preparó para darle la bienvenida al equipo rojillo. Cabetas era el encargado de subir a recoger una copa que presidía el palco del feudo turolense. El capitán recogió el trofeo de las manos de Emilio Gracia y Manolo Torralba, miembros de la Federación Aragonesa de Fútbol. La alegría se adueñaba del graderío de Pinilla, ovación cerrada como muestra de agradecimiento. La foto de familia con la copa daba por concluidos los actos de celebración. Ahora tocaba cerrar el curso futbolístico.

Víctor Bravo volvía a cumplir con su promesa y daba minutos a los menos habituales. Rubén, Redolar, Kevin o Lucho partían de inicio para tratar de terminar el curso de la mejor manera posible ante su gente. Además, el técnico zaragozano había incluido en la convocatoria a Diego Sánchez, el capitán del cadete turolense, con tan solo quince años. La oportunidad no podía ser mejor para mostrar que la cantera rojilla puede ser un vivero de promesas para el primer equipo.

Inicio serio

A pesar de que el inicio fue más serio por parte de los turolenses que de los catalanes, la fiesta se truncó algo en el minuto siete. Una buena combinación en la frontal del área por parte de los atacantes visitantes terminaba en el fondo de la red. El campeón estaba relajado después de hacer los deberes y eso se reflejaba sobre el verde -en perfectas condiciones- de Pinilla. Además, cualquier rival quiere presumir de haber sido el único en vencer en el campo del campeón, por lo que el Terrassa no dejó de morder en ningún momento a pesar del gol.

La posesión era del CD Teruel, pero el ritmo del encuentro había disminuido considerablemente y las ocasiones habían desaparecido por completo.

Antes de llegar a la media hora, Borja Romero robó un buen balón en campo contrario y su disparo inquietó tímidamente al meta visitante. Tan solo una acción después, Carbonell se inventó una llegada de peligro que terminó con el disparo a las nubes por parte de Lucho. El encuentro se animaba algo después de una primera media hora algo floja en cuanto a fútbol.

El Terrassa se sentía mucho más cómodo sobre el terreno de juego. Tanto que en el minuto 35,  Sergi se sacaba un espléndido pase con el exterior de la chistera que encontraba un hueco enorme a la espalda de la defensa rojilla. Cano se encargaba de definir con una buena vaselina y poner el 0-2 en el marcador. Una situación insólita, pero permitida enPinilla tras lo vivido hace quince días.

El segundo de la tarde levantó los ánimos de los once de rojo. Carbonell, con un disparo cruzado, y Julen, con una volea potente, lo intentaron sin demasiado éxito, pero ya consiguieron mucho más de lo logrado durante los primeros cuarenta minutos de contienda: hacer trabajar a Dani Ortega, portero visitante.

A la tercera, la vencida

Y a la tercera fue la vencida. Una falta lateral muy bien puesta al segundo palo encontraba la cabeza del autor del gol del ascenso. En la portería contraria al día de la SD Formentera, el delantero reducía diferencias con un buen testarazo que acababa en el fondo de la red.

Tras el tanto, la situación al descanso se veía con otros ojos. Aunque lo más importante de la jornada era disfrutar de la fiesta, a nadie le gusta perder.

Nada más comenzar el segundo tiempo, se demostró. Víctor Bravo movió ficha y Borja Romero puso el empate al enviar a la jaula un balón suelto dentro del área. Dos minutos le bastaron al CD Teruel para sacar su carácter y poner las tablas en el electrónico.

El palo evitó el tecero del Terrassa un instante después, pero el equipo rojillo se mostraba más intenso que en el primer tiempo.

Víctor Bravo quería celebrar su renovación oficial, que se produciría al término de los noventa minutos con un tirunfo. Para conseguirlo, el técnico rojillo daba entrada a Villa y a Emaná, que por fin regresaba tras la lesión. El delantero tenía sed de gol tras varios encuentros en el dique seco. De hecho, intentó sorprender en la primera que tuvo con un disparo lejando que terminó en corner. Los turolenses querían hacerse con los tres últimos puntos del curso y la intensidad aumentaba por momentos.

A Carbonell le apetecía dejar su sello personal en la despedida de la temporada. La llegada del canterano del Zaragoza ha supuesto un plus tremendo de calidad para el conjunto de Víctor Bravo durante toda la temporada. En sus botas tuvo el tercero, aunque se le resistió.

Cambios

Los cambios le habían cambiado la cara por completo al bloque rojillo que, tras la primera hora de partido, disfrutaba de sus mejores minutos. Primero Borja y después Julen también pudieron hacer el tercero.

En el baile de fin de curso, el entretenimiento no podía faltar. El Terrasa se encontraba con el gol en un nuevo balón a la espalda, pero el bloque de Víctor Bravo se rehizo nada más sacar del centro del campo. Balón colgado al área y la dupla Emaná- Villa volvió a entenderse para poner de nuevo el empate en el marcador. Treinta y cuatro jornadas, un ascenso directo y un campeonato liguero habían hecho falta para ver un festival goleador como el de ayer.

Tras la segunda igualada de la tarde, era el momento de redondear la fiesta. Pinilla se ponía en pie para recibir a Diego Sánchez. El jovencísimo centrocampista debutaba con tan solo 16 años y la afición coreaba su nombre. Otro recuerdo imborrable de una temporada imborrable.

Con cinco minutos por disputarse, el larguero volvió a salvar al CD Teruel cuando lo que ocurría en el terreno de juego ya prácticamente había pasado a un segundo plano. Estaba todo visto para sentencia y el campeón se iba a mantener invicto en un Pinilla que se sumaba al grito de “Campeones, Campeones, oe oe oe” para cerrar una temporada histórica.

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