Un momento del encuentro entre el CD Teruel y el Dépor. Bykofoto/Antonio García
El Dépor se lleva el triunfo de Pinilla ante un Teruel poco afortunado (1-3)
La ley del más fuerte se impone en un campo con récord de entrada
La esperadísima y finalmente histórica visita del Deportivo de La Coruña a Campo Pinilla trajo el dulce aroma del fútbol profesional, su impacto mediático y social, su expectación. Una entrada de récord, 2.900 aficionados en el campo turolense. Pero también puso al CDâÂÂTeruel en la realidad de lo que implica ese fútbol profesional. En qué parámetros se maneja este juego cuando se trata de aspirar al máximo nivel. Cuáles son los detalles que le tocará pulir al club, empezando por lo deportivo, si lo que se quiere es consolidar al equipo en esta categoría. En líneas generales, el Dépor le dio ayer al Teruel un buen baño de fútbol profesional. Básicamente, porque tiene jugadores de nivel profesional. Casi todos ellos.
Algunos de ellos, de hecho, serían titulares destacados en equipos de fútbol de categorías superiores, empezando por el del vecino del norte, el de la capital de Aragón. Fundamentalmente, esa línea de ataque en la que ayer no estuvo la estrella Lucas Pérez, ni falta que le hizo al Deportivo. Tiene Idiákez a su disposición tres demonios en tres cuartos, Yeremay, Mella y Rama; cada control y cada pase de los que inventan sitúa a su equipo directo hacia los goles y hacia las victorias. Por eso, porque en ese trío se eleva el cuadro gallego, ya desde inicio empezaría haciendose fuerte desde la pelota, gobernando la posesión. No se la discutiría en exceso el Teruel, preparado para un partido largo, de guerrillas. Y en esas de tanteo y pelota gallega, un centro de Mella y un par de diabluras de Yeremay y Rama avisaban del peligro de esa línea de tres cuartos envidia de la mitad de los equipos de Segunda División.
Un disparo de José Ángel desde el pico del área, parado arriba por Taliby, encendió los motores del CD Teruel, que decidiría que a partir del cuarto de hora tocaba otro plan de partido. Se activaron los resortes desde los que carbura el equipo de Jardiel; de banda a banda, y a llegar en oleadas. Así forzaba el Teruel su primer córner, a lomos de una cabalgada de un activo Borja Martínez, el mejor rojillo. Y así llegaría el primero del partido, el del cuadro mudéjar, un buen ataque iniciado por Sierra atrás, balón a la espalda, y culminado por Borja Martínez en punto de penalti tras doble centro de Romero y de Gabarre. Aún no se había cumplido el minuto 20, el partido se ponía de cara para los de casa, y un par de acercamientos con remate incluido de Gabarre de cabeza dieron alas al Teruel.
Ocurre que en los grandes equipos pueden aparecer sus grandes jugadores. Se reactivaría rápido el cuadro coruñés, y de un centro de José Ángel desde banda derecha apareció el delantero Barbero, eficiente y no exento de calidad, para empatar cuando quizá no lo esperaba ni la afición coruñesa. Cinco minutos duraba la ventaja turolense. Y veinte minutos, desde ese empate del Dépor hasta el descanso, duraría un entretenido y desacomplejado intercambio de golpes en el que los dos trataron de desmontar la igualada. Cada vez que Rama, Mella y Yeremay se encontraban en el ataque blanquiazul, Pinilla temblaba. Al poco del empate rozaron el uno a dos.
Pero de un desajuste del portero Germán y sus centrales brotaría una gran ocasión para el Teruel. Hablar de momentos clave en un partido como el de ayer parece poco riguroso, pero quizá si Aparicio hubiera atinado a puerta vacía, desde 25 metros que se encontró ese balón muerto, es posible que el partido se hubiera escrito con otras letras. Su balón, derecho a puerta y bien dirigido, se encontró no obstante con Pablo Vázquez, que pudo corregir el desaguisado. A partir de ese momento, los diez minutos finales de la primera parte fueron para el Teruel, que aupado en Martínez gozaba de entradas por banda y balones parados para devolver la ventaja en el electrónico. A la salida de un córner en el minuto 40 una triple ocasión puso a Sierra, Gaixas y Romero en franquía para marcar. Sufrió el muro gallego, pero salió ileso del envite. Ciertamente tuvo el equipo rojillo el partido en estos minutos.
De ahí hasta el final, media hora en la que el Teruel no le perdería la cara al partido, y que serviría para ver en acción a Alastuey en posición cercana a Borja Martínez. Tomando nota de detalles de cara al futuro, no fue mala la apuesta. Desde la izquierda entre ambos pergeñaron un par de buenas arrancadas, algunos acercamientos reseñables del cuadro mudéjar, un par de remates desde área que bien pudieron acercar al Teruel hacia un, en realidad, lejano empate; el Deportivo nunca dio sensación de perder el control del encuentro, y también generó sus contragolpes para redondear la goleada.
También sirvió el encuentro de ayer para comprobar que la torcedura del delantero Naranjo no le va a suponer mayores problemas. Un cuarto de hora tuvo, y rozó el gol en un buen disparo desde la frontal. No pudo hacer lo propio el central Carmona, convocado pero no listo para jugar. Tendrá mejores oportunidades y resolverá necesidades más perentorias, porque para el CD Teruel su guerra llega el próximo fin de semana. De nuevo en Pinilla, y esta vez ante un rival directo, el Sestao. Ha llegado el momento de las finales, aunque al entrenador Raúl Jardiel no le guste ese concepto. La visita del Deportivo ha mostrado, en su grandeza y en su crudeza, las mieles del fútbol profesional. Pero no todos los de Primera RFEF son el Dépor.
La derrota del Teruel fue saludada con aplausos por los hinchas locales, que también supieron saborear y despedir con ovación a los jugadores del Deportivo que fueron sustituidos. En especial a dos de ellos, los mediapuntas Mella y Rama, que dieron un auténtico espectáculo de generación de juego entre líneas. Son futbolistas de categoría superior, sin duda.
Algunos de ellos, de hecho, serían titulares destacados en equipos de fútbol de categorías superiores, empezando por el del vecino del norte, el de la capital de Aragón. Fundamentalmente, esa línea de ataque en la que ayer no estuvo la estrella Lucas Pérez, ni falta que le hizo al Deportivo. Tiene Idiákez a su disposición tres demonios en tres cuartos, Yeremay, Mella y Rama; cada control y cada pase de los que inventan sitúa a su equipo directo hacia los goles y hacia las victorias. Por eso, porque en ese trío se eleva el cuadro gallego, ya desde inicio empezaría haciendose fuerte desde la pelota, gobernando la posesión. No se la discutiría en exceso el Teruel, preparado para un partido largo, de guerrillas. Y en esas de tanteo y pelota gallega, un centro de Mella y un par de diabluras de Yeremay y Rama avisaban del peligro de esa línea de tres cuartos envidia de la mitad de los equipos de Segunda División.
Un disparo de José Ángel desde el pico del área, parado arriba por Taliby, encendió los motores del CD Teruel, que decidiría que a partir del cuarto de hora tocaba otro plan de partido. Se activaron los resortes desde los que carbura el equipo de Jardiel; de banda a banda, y a llegar en oleadas. Así forzaba el Teruel su primer córner, a lomos de una cabalgada de un activo Borja Martínez, el mejor rojillo. Y así llegaría el primero del partido, el del cuadro mudéjar, un buen ataque iniciado por Sierra atrás, balón a la espalda, y culminado por Borja Martínez en punto de penalti tras doble centro de Romero y de Gabarre. Aún no se había cumplido el minuto 20, el partido se ponía de cara para los de casa, y un par de acercamientos con remate incluido de Gabarre de cabeza dieron alas al Teruel.
Ocurre que en los grandes equipos pueden aparecer sus grandes jugadores. Se reactivaría rápido el cuadro coruñés, y de un centro de José Ángel desde banda derecha apareció el delantero Barbero, eficiente y no exento de calidad, para empatar cuando quizá no lo esperaba ni la afición coruñesa. Cinco minutos duraba la ventaja turolense. Y veinte minutos, desde ese empate del Dépor hasta el descanso, duraría un entretenido y desacomplejado intercambio de golpes en el que los dos trataron de desmontar la igualada. Cada vez que Rama, Mella y Yeremay se encontraban en el ataque blanquiazul, Pinilla temblaba. Al poco del empate rozaron el uno a dos.
Pero de un desajuste del portero Germán y sus centrales brotaría una gran ocasión para el Teruel. Hablar de momentos clave en un partido como el de ayer parece poco riguroso, pero quizá si Aparicio hubiera atinado a puerta vacía, desde 25 metros que se encontró ese balón muerto, es posible que el partido se hubiera escrito con otras letras. Su balón, derecho a puerta y bien dirigido, se encontró no obstante con Pablo Vázquez, que pudo corregir el desaguisado. A partir de ese momento, los diez minutos finales de la primera parte fueron para el Teruel, que aupado en Martínez gozaba de entradas por banda y balones parados para devolver la ventaja en el electrónico. A la salida de un córner en el minuto 40 una triple ocasión puso a Sierra, Gaixas y Romero en franquía para marcar. Sufrió el muro gallego, pero salió ileso del envite. Ciertamente tuvo el equipo rojillo el partido en estos minutos.
Reinicio demoledor del Dépor
Sin embargo, llegó el descanso sin premio para el Teruel. Y en la reanudación, el Deportivo impuso la ley del talento, el que destilan sus hombres de ataque. De un pase milimétrico de Yeremay desde corona del área, apenas un minuto tras el reinicio del choque, se cimentó el 1-2 que resolvería Barbero con precisión de ariete fino. Y con el Teruel tratando de resolver la ecuación, diez minutos después, una pérdida de Julen en su banda sería bien aprovechada por Mella. Su cabalgada hasta el área pequeña pudo ser frenada por la defensa, pero el rebote siguiente sería recogido por Yeremay. Su gol rubrica un partidazo del exterior canario.De ahí hasta el final, media hora en la que el Teruel no le perdería la cara al partido, y que serviría para ver en acción a Alastuey en posición cercana a Borja Martínez. Tomando nota de detalles de cara al futuro, no fue mala la apuesta. Desde la izquierda entre ambos pergeñaron un par de buenas arrancadas, algunos acercamientos reseñables del cuadro mudéjar, un par de remates desde área que bien pudieron acercar al Teruel hacia un, en realidad, lejano empate; el Deportivo nunca dio sensación de perder el control del encuentro, y también generó sus contragolpes para redondear la goleada.
También sirvió el encuentro de ayer para comprobar que la torcedura del delantero Naranjo no le va a suponer mayores problemas. Un cuarto de hora tuvo, y rozó el gol en un buen disparo desde la frontal. No pudo hacer lo propio el central Carmona, convocado pero no listo para jugar. Tendrá mejores oportunidades y resolverá necesidades más perentorias, porque para el CD Teruel su guerra llega el próximo fin de semana. De nuevo en Pinilla, y esta vez ante un rival directo, el Sestao. Ha llegado el momento de las finales, aunque al entrenador Raúl Jardiel no le guste ese concepto. La visita del Deportivo ha mostrado, en su grandeza y en su crudeza, las mieles del fútbol profesional. Pero no todos los de Primera RFEF son el Dépor.
Casi 3.000 en Pinilla
Hubo que habilitar dos gradas supletorias, porque en efecto más de medio millar de aficionados del Deportivo de La Coruña se atrevieron a atravesar todo el país para acompañar una nueva victoria de su equipo en Teruel. Y porque la afición turolense también respondió, acudió a la llamada de un enfrentamiento histórico, el aroma de las grandes citas y los grandes equipos. A pesar del resultado, los 2.927 espectadores que llenaron el campo de Pinilla disfrutaron de un buen espectáculo, y un buen ambiente tanto en los prolegómenos como en el propio desarrollo del partido.La derrota del Teruel fue saludada con aplausos por los hinchas locales, que también supieron saborear y despedir con ovación a los jugadores del Deportivo que fueron sustituidos. En especial a dos de ellos, los mediapuntas Mella y Rama, que dieron un auténtico espectáculo de generación de juego entre líneas. Son futbolistas de categoría superior, sin duda.
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