

El CD Teruel se sobrepone al cierzo y a un gol en contra para sumar su décima victoria de 2025 (2-1)
El equipo remonta en un cuarto de hora un primer gol de la Real Sociedad C y duerme tercero en la ligaSalió vivo el Teruel del que probablemente haya sido su partido más áspero, menos fino, en lo que va de 2025. Es difícil jugar contra el cierzo. Amaneció sábado de Valle del Ebro, sol sin rasmia, mal aire. Y se notó en el césped de Pinilla en el partido que jugó el once mudéjar ante la Real Sociedad C. Tan a desmano entró todo que la primera fue en la frente, minuto ocho. Marí notó un pinchazo, cuerpo a tierra, cambio. A la primera Unai se vio obligado a retocar todo el guion de partido. De raíz: Marí iba a gobernar una medular en la que Caro rodaba y Theo tejía para, con el viento a favor, dejar una bola muerta para Peru Ruiz que pegó mordida desde fuera del área, sin peligro. Todo lo demás que hizo el vasco lo hizo a la perfección.
Y en el oficio del ariete para leer escenarios no académicos como el de este sábado se esconde la guía que explica la victoria, la décima de este año triunfal, cosechada por el CD Teruel ante el filial donostiarra, ese enemigo que desnudó sus carencias en la primera vuelta y que quiso buscarlas de nuevo en feudo mudéjar. Las atisbó, sacudió el árbol. Pero se quedó en la orilla porque al plantel turolense no le doblan ni el cierzo ni el frío. Lo tuvo, ciertamente. Unai se vio obligado a recomponer el bloque prescindiendo del centro del campo, sólo Caro como faro con Le Normand y Febas tratando de dibujar hacia Peru, Obeng y Bertino como sustituto del ingeniero Marí. Entre el francés y el argentino trazaron un tiralíneas con centro que el delantero remató fuera.
Pero la ausencia de la brújula titular turolense le sirvió a Soroeta para sacar buenos barriles de petróleo en sus disputas con los defensas locales. Con los centrales López y Cabetas, también con los laterales Dufur y Serrano. El txuriurdin es un delantero que combina cuerpeo y movilidad, volvió a generar problemas. De una de esas batallas arrimó un buen balón para que Garro engatillase desviado, mordido. El primer cuarto de hora había transcurrido ya, y se palpaba que el partido habría que masticarlo lento.
Intercambio de golpes
Como pasó en el partido de la primera vuelta, la Real trató de acunarse con la pelota. A diferencia de entonces, sin embargo, el Teruel sabe proyectarse también en largo, minutos útiles por la banda de Ander Dufur, y Febas conseguía armar disparo desde la frontal de nuevo a pase de Theo. Arriba, a córner, sin consecuencias. El partido se notaba abierto y poco controlado, escenario que no es el plan A del Teruel. Pero que también confundió a la Real, probablemente más preparada para luchar contra la posesión rojilla. Se impusieron las ganas de jugar de ambos y las imprecisiones por el viento, lo que deparó unos minutos de toma y daca sin opciones reales de gol.
Hasta que, a la media hora, Le Normand dice basta. El francés retrasó cinco metros hacia detrás y el Teruel agarró bola para rearmar todo el bloque. Eran los mejores minutos del equipo local en la primera mitad, coronados por un buen centro de Dufur, tenso, tocado, que el viento pone en la cabeza de Obeng, una flecha desde la banda. Su cabezazo picado toca en el pie de un defensor visitante para evitar el primero. Paso atrás de la Real, que antes del descanso se encontró con el partido que previó en un principio. Salió en una contra rápida de Adjabeng a la que siguieron dos de las más claras del Teruel, justo antes del descanso. En la primera Bertino se emborrachó de balón; se lo encontró franco, en ventaja dentro del área, pero la mandó arriba. La siguiente fue una buena arrancada de Caro, algunas tuvo, que Febas derivó al corazón del área en pase de la muerte que no encontró estoque final.
Tras el descanso, bajón
La cosa fue que entre lesiones, pases alargados y perdidos por el cierzo, el buen trabajo de la Real Sociedad y esa tensión que se palpa en los partidos de final de temporada en los que todo está en juego, el Teruel no acertó con el marco rival en la primera mitad. Y lo pagó en los primeros minutos de la segunda, cuando el viento soplaba en contra. Puede decirse sin exagerar que el primer cuarto de hora del segundo acto es de los peores minutos que el equipo ha producido en lo que va de este año. “No salimos bien”, resumía Unai Mendia en sala de prensa. Sí lo hizo el rival.
Empezando por su número diez, Eceizabarrena, que es un trescuartista de los de vieja escuela, gambeteador, revoltoso. Se dio cuenta de que el trabajo de su ariete dejaba balones grises, sin control. Uno de ellos se convirtió en un paseo por el área de Taliby a la luz de los focos de Pinilla que acabó con un remate al palo. El rechace siguiente fue un centro que Rodríguez remató arriba cuando lo fácil era embocarla a la red. Y poco después, una aventura del central Ekain terminó con un disparo colocado que obligó al arquero a despejar a córner.
En diez minutos tras el descanso el segundo filial realista había sometido a los turolenses como ningún otro equipo, ni grande ni menor, lo había logrado en toda esta segunda vuelta de competición. Trató de desperezarse el equipo de Unai, trató de coger el balón y armarse con él para pelear contra el viento frontal. Pero encontró nuevas vías de sufrimiento, contragolpes de la Real C que acababan en rápidos centros desde los laterales. Uno de ellos, de Garro, acabó en saque de esquina poco antes de la hora de partido. Eceizabarrena, ese dorsal diez diabólico, colocó el esférico tocado, envenenado por el viento, al área chica. No salió Taliby, no achicaron los defensas, y el cuero le pegó una colleja a Soroeta para alojarse en las mallas; cero a uno.

Empate inmediato
Y un último tercio de partido que se presumía doloroso, visto que el Teruel había salido poco preciso de la caseta. Lo que ocurre es que ya en esos minutos de pájara había un perfil que estaba empezando a entender lo que pedía el partido. En plena vorágine de despejes e imprecisiones antes del gol visitante, Peru Ruiz había detectado ya que en bolas disputadas, en terreno hostil, en el balón descontrolado desde las alturas hacia el césped, había cosecha que segar. El gol realista no le desconcentró un ápice. Sólo tenía que aguardar algún acierto de sus compañeros. Se lo brindaron Dufur y Bertino por fin.
En la primera que lograron rasear bola desde su banda derecha, encontraron rápido al ariete vasco en su apoyo; lejos del área Ruiz sabe también de qué va este negociado. La dejó linda, lista para que Febas simplemente habilitase a Obeng, una flecha en su incorporación por banda izquierda. No esperaba la Real que el torpe Teruel de la segunda parte construyese un rápido ataque de cinco toques en quince segundos, así que Isaac simplemente tuvo que acomodársela para pegarle con zurda, empate a uno.
Apenas dos minutos le duró la ventaja al esforzado plantel blanquiazul, y la versión más terrenal del CD Teruel puso de nuevo tablas y un nuevo partido en marcha para una media hora final que fue a fe de infarto, de máximo sufrimiento. Porque no terminó de vivir con plenas facultades el equipo. Así lo vio Mendia, que de una tacada gastó las cuatro sustituciones que le quedaban en el minuto 61. Un minuto después del empate. Apuesta a todo.
Val reaparece en el eje
“Algunas veces me equivoco”, reconoce el mister de Beasain cuando se le pregunta por el motivo de esta cuádruple sustitución. “Pero veía que hacía falta algo más”. Atrás, en lo físico. Los laterales se desplomaron en un partido de esfuerzos arriba y abajo; Axel y Leiza dejaron en el banco a Serrano y Dufur. Pero, sobre todo, el equipo daba síntomas de asfixia en la zona ancha. Así que Mendia forzó la reaparición de José Val, “no está en las mejores condiciones”, y lo probó en una posición que no le es desconocida, pero que nunca ejerció en Pinilla, el centro del campo.
El cambio en efecto serenó al equipo turolense, le permitió no deshacerse. En absoluto acobardó a los txuriurdin, que gozaron de dos faltas directas bien peligrosas, alguna de ellas algo rigurosa porque los árbitros también juegan sus finales de temporada. Pero en una de éstas que los visitantes empujaban se encontraron con una arrancada feroz, felina, de Axel, que tuvo la generosa contribución de un fino toque de Peña para poner en valor su carrera; el defensa entró en el área, se la puso a Peru y el 2-1, a un cuarto de hora del final, es el premio no tanto al partido como a la fortaleza de un equipo que cree aunque juegue algo menos.
Aún hubo que sufrir algo más, con Eceizabarrena a los mandos y una doble ocasión de Gorosabel y Soroeta poco antes del minuto 85. Y aún se pudo disfrutar, con un 3-1 que no fue porque Theo lo estrelló en el arquero poco antes del minuto noventa. Se quedó fijo el 2-1, tres puntos más, ya 53. El Teruel permanece recto ante el viento y duerme tercero, a cuatro puntos del líder Arenas, a la espera de lo que hagan hoy Eibar B, Utebo, Ejea y SD Logroñés. Son los seis que van a jugarse lo mejor en este grupo 2 de Segunda Federación.
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