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El cambio de dibujo táctico no le sentó bien al equipo rojillo, que se cegó El cambio de dibujo táctico no le sentó bien al equipo rojillo, que se cegó
Una jaula La Isla para el CD Teruel ayer. CD Teruel

El cambio de dibujo táctico no le sentó bien al equipo rojillo, que se cegó

Unai trató de reforzar la medular, pero se atascó arriba al final

Clara derrota para el Teruel en el minúsculo campo de Isla, ante el modesto Anguiano. Los locales hicieron valer su condición de locales y las peculiares características de su pequeño campo de juego para impedir a los de Unai Mendia hacer su fútbol habitual. Aquí estuvo la clave de lo del domingo en las montañas riojanas; los aragoneses jugaron un primer periodo aceptable, pero en la segunda parte dos jugadas de estrategia de los locales elevaron al marcador esas dos dianas que nunca encontraron capacidad de respuesta adecuada en el equipo de Unai Mendia.

Mendia apostó por un Teruel aguerrido. El encuentro no estaba para florituras, sino para pierna fuerte, y por eso se plantó el cuadro mudéjar con ese trivote en la zona ancha, Caro, Fruniz, Marí, escoltando a Le Normand diez metros más arriba. Deshizo el preparador guipuzcoano su planteamiento habitual, decidió que la estrechez del terreno de juego impediría a los volantes de banda imponer su juego, así que fio la táctica hacia un embudo en el centro, con Alomar y Peru peleando arriba.

El guión le dio la razón al entrenador vasco; el partido se jugaba sobre todo en la zona ancha, con una batalla táctica donde las defensas se imponían en todo momento a los ataques. Pero tener la razón no significa acertar. En efecto, el Teruel supo sujetar al Anguiano y sujetarse sobre el terreno de juego, pero no tuvo capacidad de inquietar, ni siquiera de dormir el partido alrededor de la pelota.

Así, en el intercambio, dio la oportunidad de elevar al cuadro riojano allá donde los partidos igualados se deciden, a través de pelota parada. Tuvo las suyas el Teruel, no fue capaz siquiera de rematarlas a puerta. Dos le bastaron al Anguiano para matar el partido e impartirle al conjunto mudéjar una clase más, otro máster, de lo que aguarda en la categoría, sobre todo en los campos más modestos.

La respuesta desde el banquillo tampoco fue eficaz. El Teruel jugó la última media hora sin ariete, porque Peru dejó su sitio; el partido lo empezó el equipo sin mediapuntas, lo terminaron todos los mediapuntas disponibles sin que hubiera referencia arriba. Así que los minutos finales del Teruel, de acoso estéril, de firme defensa riojana, de desorden atacante, concluyeron con fiesta, con el dos a cero en La Isla para infortunio turolense.

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