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Calamocha y Andorra firman un empate que no contenta a ninguno (2-2) Calamocha y Andorra firman un empate que no contenta a ninguno (2-2)
Los jugadores se saludan momentos antes de que diese comienzo el encuentro. Edu Guillén

Calamocha y Andorra firman un empate que no contenta a ninguno (2-2)

Los dos conjuntos tuvieron sus opciones para llevarse el partido en una segunda mitad frenética
Calamocha y Andorra firmaron un empate en un derbi de alta intensidad donde ambos tuvieron sus momentos de más dominio y sus opciones de más peligro. Los dos equipos se lo dejaron todo para el segundo tiempo, pues la primera mitad transcurrió sin pena ni gloria, pero en el segundo asalto la intensidad creció sobremanera para regalar a la afición un choque de alto voltaje. Los andorranos comenzaron adelantándose, pero los calamochinos supieron ser más efectivos para darle la vuelta a la situación. No obstante, el Andorra pudo devolver la igualada en los minutos finales aprovechándose de su superioridad numérica y los dos equipos se tuvieron que contentar con el reparto de puntos. 

Hacía seis años que estos equipos no se veían las caras y había ganas de reencuentro. Se pudo apreciar esto antes incluso de que la pelota comenzase a rodar, y es que, mientras los jugadores estaban en los vestuarios repasando los últimos detalles tácticos antes de salir al césped, la afición tomaba el relevo para empezar a meter el partido en temperatura. En concreto, la delegación procedente de Andorra fue la que se encargó de hacer más ruido para hacerse con el dominio de la grada y hacerle sentir a sus jugadores que no jugaban como visitantes. No obstante, el partido se tenía que dar en el campo, así que, por mucho que apretase la afición, el testigo estaba en manos de los jugadores. 

Con todos los hombres sobre el verde y después de que el colegiado diese el pitido inicial, comenzó la acción en Jumaya. Las primeras jugadas fueron de tanteo, con mucha pelota alta, mucho juego directo y muchos duelos. En ese contexto, los calamochinos saben desenvolverse muy bien y, por ello, se hicieron con los primeros acercamientos hacia la portería rival, es decir, la que defendía Auré, sin embargo, sin demasiado peligro. 

Supo aguantar bien esta situación el conjunto visitante, que seguía sintiendo el aliento de su afición, y poco a poco fue introduciendo su estilo de juego para ir arañándole el esférico a los locales. Así, con el partido más entrado en el tiempo y los dos equipos más asentados, los andorranos consiguieron hacerse con la posesión de balón para mermar el potencial calamochino en el juego directo y exponer sus argumentos.  

Así, los andorranos también consiguieron acercarse a la portería de Unai, aunque también sin demasiado peligro. La más clara la tuvieron en el minuto 13 de juego, cuando una falta en la frontal del área casi le cuesta el primer gol a los locales, pero, finalmente, el disparo se fue por el costado derecho de la portería de Unai y los de Lagunas respiraron aliviados. 

Los locales tuvieron la réplica unos minutos más tarde con su primera acción de peligro. No obstante, el resultado fue el mismo y el marcador siguió igualado. 

Pese a que el Andorra se hizo con el dominio del esférico, los calamochinos no renunciaron a su estilo y en cuanto recuperaban el esférico buscaban a su referencia en ataque, Christian Castro, mediante balones largos. El delantero corría a todos los espacios posibles, pero ninguna le llegaba con claridad, ya que la defensa lo tenía bien controlado y Guillermo Auré, desde la portería, desempeñaba a las mil maravillas la función del tradicional líbero, estando un poco adelantado y achicando los balones que superaban a su defensa. 

Mientras sobre el terreno de juego los dos equipos continuaban sin dar con la tecla para hacer demasiado daño a sus rivales, en la grada la temperatura continuaba subiendo tras cada decisión arbitral más ambigua. Esa calentura se trasladó durante un instante al banquillo del Andorra, en concreto a su técnico, Carlos Gil, que protestó con vehemencia un saque de esquina favorable a los locales y que él consideró que no era córner, lo que le costó la primera tarjeta amarilla del partido. 

Aquel córner resultó en nada como todas las jugadas anteriores y, poco después, el árbitro decretó el final de los primeros 45 minutos de juego. Así pues, los dos equipos enfilaron su camino hacia los vestuarios con el resultado gafas en el luminoso y sin que hubieran ocurrido demasiadas cosas sobre el verde. De hecho, en esta primera mitad hubo más acción casi en la grada que sobre el césped. 
En el reinicio del partido, prácticamente en la primera jugada después del descanso, el Calamocha avisó con una jugada a balón parado, y es que Mercadal forzó un córner que a punto estuvo de terminar en gol, pero el balón, rematado por Castro, se marchó por encima de la portería de Auré. 

No obstante, ello no arrugó a los visitantes que siguieron fieles a su idea de dominio del esférico. Gracias a ello a punto estuvieron también de ver puerta en una combinación cercana al área de Unai que terminó con un potente disparo del lado andorrano, aunque el propio Unai se encargó de despejarlo para acabar con toda opción visitante. 

Así pues, antes incluso de que la segunda mitad hubiera llegado a sus diez primeros minutos de juego ya habían ocurrido casi más cosas que en toda la primera parte, lo que dejaba entrever que ambos técnicos habían aprovechado el descanso para corregir algunos aspectos y despertar a sus jugadores. 

Poco después, los andorranos volvieron a ser protagonistas por el costado izquierdo, pues de nuevo combinaron rápido para llegar por dicha banda a la portería de Unai, aunque este pudo volver a truncar los planes de los visitantes.  

De esta manera, pese a la primer acción de los locales, los visitantes salieron más enchufados en este segundo tiempo para traducir su posesión de balón en mayores opciones de llevarse el partido, y es que durante el primer tiempo su control del juego había sido más bien horizontal, por lo que no consiguieron profundizar demasiado en el campo rival, pero en el inicio de la segunda parte consiguieron girar el sentido del juego hacia una dirección más vertical, lo que les permitió llegar con más peligro a la meta calamochina, aunque Unai se encargó de sujetar a los suyos.

No obstante, el juego seguía estando algo encasquillado para ambos conjuntos, pues ninguno era capaz de ejercer un dominio claro sobre su rival y las escasas opciones terminaban siempre de la misma manera. Así, los dos técnicos optaron por jugar sus cartas realizando las primeras alteraciones sobre el verde. 

Si alguien estaba haciendo más méritos para ponerse por delante ese era el Andorra, pues era el que más estaba proponiendo a nivel ofensivo, aunque tampoco en exceso. De esta manera, nadie se sorprendió cuando, en el minuto 73, llegó el primer tanto del partido a favor de los visitantes. Lució de nuevo su juego combinativo el conjunto andorrano para acabar colgando un balón en el área cargado de intención. La defensa calamochina pudo despejar ese esférico, pero lo hizo sin contundencia y el balón le cayó manso a los pies a Moha, que no falló en las distancias cortas y fusiló a Unai. 
No obstante, ante la falta de argumentos calamochina en el juego, el balón parado se convirtió en su mayor aliado, pues de una falta lateral llegó su tanto, obra de Tenorio, para colocar el empate y poner las cosas de nuevo como al inicio. 

Este tanto tuvo una carga más allá del gol en sí mismo, y es que pilló desprevenidos a los visitantes y les cayó como un jarro de agua fría, lo que los dejó heridos mientras los calamochinos se vinieron arriba. De esta manera, los de Lagunas llegaron poco después por el costado izquierdo para poner un centro raso y empujar el balón a la portería de Auré. Así, los calamochinos supieron aprovechar los momentos de flaqueza de los visitantes para darle la vuelta a la situación por completo y jugar con el partido a su favor. Tanto es así que en los minutos finales de juego los de Lagunas se hicieron con el dominio y asediaron la portería de los visitantes. 

En uno de esos ataques dos jugadores, Ginés y Nilton, chocaron fuertemente entre ellos, lo que desató la preocupación entre los jugadores y la grada. Ambos tuvieron que ser atendidos, pero los dos se levantaron por su propio pie para la tranquilidad de los presentes, aunque ninguno pudo volver al terreno de juego. Ginés sí que pudo ser sustituido, pero Nilton no, por lo que el Calamocha se quedó con uno menos. Por si fuera poco, cuando se reanudó el juego Alejandro Tenorio vio la segunda tarjeta amarilla y dejó al Calamocha con otro menos justo en el peor momento. 
Esta situación supo aprovecharla el Andorra, ya que, con otro centro lateral, pudo poner la igualada de nuevo y terminar devolviéndole el asedio a sus rivales, pues volvieron a hacerse con el esférico y las acciones de más peligro.

Con el partido en su máximo apogeo por la intensidad de los dos equipos y el intercambio de acciones, el árbitro decretó el final y ambos equipos tuvieron que contentarse con el reparto de puntos. 

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