Valdealgorfa vuelve a declarar el estado de cultura con su Festival de Micromúsicas
El certamen intimista sustituye en pandemia patios y bodegas por escenarios patrimonialesEl pabellón municipal, el patio de las escuelas, el Portal de Alcañiz, la Capilla del Buen Suceso, el Palomar y la Fuente Nueva se constituyeron ayer en escenarios de una exitosa tercera edición del Festival de Micromúsicas de Valdealgorfa, localidad que volvió a demostrar que si se quiere, se pueden organizar propuestas culturales de calidad adaptadas al tiempo pandémico que nos toca vivir.
El certamen de microconciertos ha cambiado en las últimas dos ediciones la propuesta inicial de 2019, basada en actuaciones intimistas en patios y bodegas, por eventos al aire libre junto a espacios emblemáticos de la localidad adaptados con pulcritud a los protocolos contra el Covid.
Cinco cambios de escenario
De esta forma, cinco grupos de alrededor de 30 personas, identificados con pulseras de colores, pulularon cada 20 minutos por los distintos espacios para disfrutar de los vientos festivos de Dulzaineros del Bajo Aragón, el hip-hop de Kane, el jazz de Chavi Naval, la tradición sefardí de Ana Alcaide, el folk celta de Pick & Shovel y la bossanova de Martisao.
La mecánica del certamen fue la misma que el año pasado anteriores. Los grupos siguieron un recorrido circular y después de cada actuación se desinfectaron las sillas. Los conciertos arrancaron a las 17 horas con una actuación común de los Dulzaineros del Bajo Aragón en el pabellón multiusos de Valdealgorfa, con aforo suficiente para todos los inscritos a la actividad cultural.
A partir de las 18 horas el resto de grupos participantes ofrecieron microconciertos, cada uno en un espacio diferente del pueblo.
De ese modo, a las 21 horas todo el público pasó por los seis escenarios diferentes y se deleitó con seis microconciertos de calidad y de estilos muy diferentes.
En su concepción original de 2019 la asociación Massalgorfa previó que los microconciertos tuvieran lugar en bodegas y patios pintorescos del pueblo, pero por motivos sanitarios ya durante el verano de 2020 se impusieron los escenarios al aire libre, como una de las medidas higiénicas para limitar la propagación del coronavirus.
Con el tiempo, se ha demostrado que el formato inicial se adapta perfectamente a los protocolos de la pandemia, como así reconocía ayer el portavoz de Massalgorfa, Jorge Alloza. “La verdad es que el formato del festival nos beneficia porque se adecua bastante al tema del distanciamiento y los aforos reducidos. Lo que hicimos en su día fue adaptar la idea de Matarranya Íntim, pero en lugar de teatro ponemos música”.
“A ver si la siguiente edición podemos volver ya a los patios y bodegas, que es lo que nos gusta”, deseó Alloza, que aseguró que volverá a haber estilos y grupos variados para seguir dinamizando Valdealgorfa.
Primagorfa, Cultubre y Festival de Micromúsicas ponen de manifiesto que la pandemia no es óbice para seguir organizando actividades culturales en los pueblos. “Gracias a las ayudas que van dando las administraciones, el apoyo del ayuntamiento y la colaboración de la gente nos hemos venido un poco arriba”, dijo Alloza, con el objetivo de entretener al personal y “colaborar con el sector de la cultura”.
No obstante, la localidad bajoaragonesa añora su tradicional Encuentro de Gigantes, “que es lo que originariamente hacíamos aunque ahora vamos buscando otras alternativas de ocio y cultura; todo lo que se pueda y nos dejen lo llevaremos para adelante”, concluyó el dinamizador cultural.
Variedad y calidad
Entre los microconciertos que pudieron disfrutarse ayer en Valdealgorfa hubo opciones muy diferentes entre sí. Dulzaineros del Bajo Aragón actuaron ante la baja de última hora de la charanga A todo Ritmo. Rafel Sánchez, Fernando Gabarrús y Diego Lezaún constituyen una de las formaciones de más prestigio y calidad en Aragón, exponentes de la música tradicional del territorio. Han realizado centenares de actuaciones musicales por todo el estado, así como por otros países como Francia, Italia, Portugal o Tailanda, dando a conocer la riqueza musical aragonesa.
Por su parte, la madrileña Kane llevó el rap y el hip hop hasta el festival de Valdealgorfa por vez primera. Empezó en las calles de Madrid haciendo freestyle. Se presentó a la RedBull 2013 como la única mujer en todo el concurso, y hoy en día con varios discos a sus espaldas participa como ponente en conferencias sobre motivación o feminismo, realiza talleres de rap y freestyle con jóvenes en estado de exclusión social y trabaja como locutora y actriz de doblaje. Kane presentó en Valdealgorfa su nuevo disco, Trayectoria, en el que colabora El Jaro, junto a quien actuará el sábado.
Por su parte Ana Alcaide llegó desde Toledo para confirmarse como la revelación del evento. Por la mañana actuó en Teruel capital y por la tarde mostró en Valdealgorfa la nyckelharpa, un instrumento de la que ella es una pionera en España. La tradición sefardí es su fuerte, y ha presentado su trabajo en algunos de los festivales, teatros y escenarios más importantes de España, Francia, Alemania, Marruecos, Noruega, Malasia, Canadá, Bulgaria, Indonesia, Corea del Sur, Uzbekistán, Argentina, o Uruguay, con más de 500 conciertos.
Después de que en la edición de 2020 el grupo Lugh cosechara un gran número de elogios del público, Micromúsicas de Valdealgorfa volvió a programar música celta, en esta ocasión con el dúo zaragozano Pick & Shovel, formado por Allué Fiddle y Javier Laio.
Por su parte Chavi Naval es un saxofonista de jazz nacido en Estadilla (Huesca), que ha estudiado con algunos de los maestros más prestigiosos del panorama jazzístico barcelonés, como Ralph Lalamna, Juan Pablo Torres, Iñaki Ascunce o Juan Díez. En esta ocasión tocó acompañado formando un cuarteto de jazz.
Por último, Martisao es una formación a dúo de bossanova formada por la cantante Marta Zapater y el guitarrista Thibaut Puls. Nace por el amor con la música brasileña y su fusión con el jazz, abordando un repertorio tradicional y bien conocido con arreglos propios.
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