Un viaje al Teruel de los años ochenta a través de cincuenta y tres personajes destacados

El próximo libro que editará Terueligráfica a través de la Cooperativa de Amigos de los Libros de Teruel, Galería Turolense, recupera una serie de 53 artículos sobre otras tantas personalidades destacadas en Teruel durante los años 80, que en su día fueron escritos por Francisco Javier Aguirre y publicados en el periódico El Día entre 1990 y 1991. El libro está diseñado y maquetado por Ceges, con 192 páginas de 17x24 cm, que reproducen el texto tal y como se publicó en su día junto a una fotografía de la página de prensa.

Licenciado en Filosofía y Letras por la UCM y diplomado en Documentación por la Biblioteca Nacional, Aguirre es un prolífico escritor nacido en Logroño en 1945, afincado actualmente en Zaragoza y turolense de corazón. Ha pertenecido a los Cuerpos estatales de Archiveros y Bibliotecarios. Su estrecha vinculación con Teruel se inicio a raíz de eso, ya que durante los años 80 dirigió la Biblioteca Pública de Teruel, el Archivo Histórico Provincial y también desempeñó el cargo de director provincial de Cultura y Educación. En la actualidad colabora con diferentes medios de comunicación y posee una ingente cantidad de textos publicados, entre trabajos profesionales, novela, relato y poesía, muchos de ellos inspirados en Teruel.

En 1989 marchó a Zaragoza y desde el periódico El Día se le pidió colaborar con una sección semanal titulada Galería Turolense, dentro del suplemento dominical Los Aragoneses. Los años en Teruel permitieron a Aguirre conocer a numerosas personas del ámbito de la cultura, la sociedad y la política, y a través de esa sección fue escribiendo una serie de semblanzas sobre personas de lo más heterodoxa. “Eran gente muy variada y nunca excluí a nadie por razones políticas ni de ningún tipo”, explica el escritor. Así, en sus páginas aparecen personas como el obispo de entonces, Antonio Algora, José María Pascual o Isidro Guía, alcaldes de Alcañiz y Andorra respectivamente, Pedro Mohedano de la delegación de Cultura, Amador Pizarro, Florencio Navarrete, Purificación Atrián, Isidoro Esteban, José Ángel Azuara, “el alcalde de Alcorisa que puso en marcha el Drama de la Pasión y creó la asociación Caracas”, José Gonzalvo, Santiago Martínez Bru, “que como miembro de la comisión provincial de Cultura impulsó la restauración del castillo de Peracense”, el artista Ángel Novella, Coca López Juderías, ex gerente de la Fundación Amantes, Gonzalo Borrás, Antonio Pérez, Teresa Jassá, Ramón Calvé, Manuel Esparrells...

En su día Javier Aguirre hizo un listado nada menos que de 150 personas, aunque finalmente solo se publicaron 52 semblanzas antes de que El Dia cerrara definitivamente. De hecho el libro tiene 53 referencias porque incluye la última que escribió Aguirre, inédita porque no llegó a ver la luz. “Era de Mateo Horencio Andrés, entonces alcalde de Molinos e hijo del anterior alcalde”, recuerda Aguirre. “Fue un hombre con gran formación. Su padre movió la explotación turística de las Grutas de Cristal y él puso en marcha el Parque Cultural del Maestrazgo y puso a Molinos en el mapa. A raíz de sus iniciativas se creó la Orquesta Sinfónica del Maestrazgo, que dirigió Javier Arés”.

El tono de las semblanzas no era biográfico, sino que “comenzaba hablando de la persona en cuestión y terminaba haciendo reflexiones que su actividad profesional me inspiraba”, explica Aguirre. “En el caso de Alejandro Cañada, pintor y arquitecto, autor de la remodelación de la sede central de IBercaja, de la Fundación Amantes y de la Casa de Cultura de Monreal, por ejemplo, me servía para contar anécdotas y episodios vividos con él y para hablar de la riqueza del arte o de la restauración artística”.

Valor histórico y testimonial

Pese a que han trascurrido más de treinta años desde la concepción y publicación original de los textos hasta que vean de nuevo la luz en Galería Turolense, editado por Terueligráfica, Aguirre decidió no modificar en nada los textos, más allá de la corrección de alguna errata. “Me parece que tal y como fueron concebidos tienen cierto valor histórico y testimonial, porque hablan de cómo se veía la sociedad turolense de entonces por alguien de ese entonces”, afirma Javier Aguirre.

Tanto es así que, en realidad, Aguirre mantiene sus opiniones y puntos de vista sobre todos los turolenses que pasaron por aquella galería de los años 90. En realidad de casi todos, porque el escritor admite que “solo dos de ellos” merecerían a su juicio una revisión de esa percepción subjetiva que plasmó en los 90. Sin embargo “no incluirlos ahora me parece que sería falsear la visión que tenía hace 30 años, que era lo que trataba de recrear esta obra. Lo que era válido entonces debe ser válido ahora, así que decidí mantener la honestidad cronológica, llamémosle así”.