Tres dientes revelan la diversidad de dinosaurios carnívoros con hocico de cocodrilo en Teruel
Uno de ellos es un nuevo morfotipo único, según un artículo científico de la Fundación DinópolisOtro hallazgo de la Fundación Dinópolis ha vuelto a poner de manifiesto el excepcional registro paleontológico de la provincia de Teruel. En esta ocasión ha sido la publicación científica de tres dientes de dinosaurios carnívoros de la familia de los espinosáuridos, que revelan la gran diversidad de este tipo de animales que había hace 125 millones de años en lo que hoy son las tierras turolenses. Estos dinosaurios de más de seis metros tenían el hocico como los cocodrilos y uno de los dientes publicados es un nuevo morfotipo dental en el registro paleontológico, es decir, que hasta ahora no se había encontrado nada parecido.
El nuevo descubrimiento ha sido publicado en la revista científica internacional Journal of Iberian Geology y sus autores son los paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel, Pablo Cabrera Argudo, Josué García Cobeña y Alberto Cobos.
Se trata de tres dientes de terópodos espinosáuridos, dinosaurios carnívoros que se alimentaban básicamente de peces, pero que investigaciones llevadas a cabo en el registro mundial no descartan que comieran también dinosaurios.
Lo que los caracterizaba era su hocico largo y pronunciado, como el de los cocodrilos, y sus dientes tenían una forma cónica. Podían llegar a tener en su mandíbula hasta un centenar, eran bípedos y en sus extremidades anteriores tenían garras largas y afiladas. Es este tipo de adaptación lo que evidencia que su dieta eran básicamente peces.
Los fósiles de este hallazgo proceden del municipio de Galve y son tres dientes distintos de diferentes dinosaurios de esta familia. Los dientes tienen una longitud de 6 centímetros y si se añadiese la raíz serían tan largos como el dedo de una persona adulta.
Estos materiales fueron encontrados en sedimentos de la Formación Camarillas. Pertenecen al Barremiense, un piso geológico del Cretácico Interior de hace aproximadamente 125 millones de años. Los paleontólogos de la Fundación los encontraron durante los trabajos de seguimiento paleontológico en las explotaciones de arcilla en el municipio de Galve, en el yacimiento denominado San Cristóbal. En concreto, fueron hallados durante esos trabajos para la empresa Pamesa Cerámica Compacto SLU.
El paleontólogo de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, Josué García, explicó que esta nueva investigación sobre este tipo de dientes “corrobora la presencia de al menos dos grupos de espinosáuridos: espinosaurinos y barionicinos”. Añadió que en el caso del espinosaurino, “muestra ciertas características que lo hacen único, como la presencia de unas carenas mesial y distal que no se encuentran dentadas”.
A diferencia de los dinosaurios fitófagos (comedores de plantas), en los que el registro de sus huesos fosilizados es amplio, en el de los carnívoros, como son los espinosáuridos, los fósiles más frecuentes que suelen aparecer son los dientes. Eso condiciona a que el análisis de su anatomía sea más limitado al no contar con huesos del resto de su cuerpo.
En la provincia de Teruel se han encontrado otros dientes, además de elementos aislados, como es el caso del espinosáurido Camarillasaurus. De este ejemplar que se exhibe en el Museo Paleontológico de Galve se encontraron varios huesos. Proceden de la misma formación geológica que los dientes hallados ahora y cuyo artículo científico acaba de publicarse.
Mejor conocimiento
El nuevo descubrimiento aumenta de forma considerable el conocimiento sobre la variabilidad de esta clase de dientes y sobre la diversidad de estos dinosarios carnívoros. El artículo científico llega a la conclusión de que estos dientes muestran morfologías diferentes e incide en particular en uno de ellos, el que pertenece a un espinosaurino, puesto que es un nuevo morfotipo dental en el registro paleontológico.
El director gerente de la Fundación Dinópolis, Alberto Cobos, explicó, para diferenciar la variabilidad que había de esta clase de dinosaurios, que los barionicinos serían como Baryonyx, que es uno de los terópodos que hay representados en Tierra Magna de Dinópolis mientras ataca a un saurópodo (un dinosaurio cuadrúpedo de gran tamaño y con cuello y cola largos). Luego estarían los espinosaurinos, más relacionados con los espinosaurios como el que está al final del recorrido de Mar Jurásico en Dinópolis. Los hallados en Teruel son dientes parecidos, es decir, se trataría de parientes.
Lo interesante del nuevo registro publicado en la provincia es su diversidad, ya que uno de estos dientes sería de un espinosáurido indeterminado; otro corresponde a un barionicino más relacionado con el género Baryonyx o Riojavenatrix;âÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂy el tercero que es el más singular estaría relacionado con los espinosaurinos como puede ser Spinosaurus, aunque de otra edad geológica y más pequeños. Este último es el que presenta características únicas que lo hacen diferente de cualquier otro de los encontrados hasta la fecha en el registro paleontológico, por lo que puede considerarse como un nuevo morfotipo dental.
Diversidad
En el artículo científico, titulado Variability of spinosaurid teeth in the Barremian of the province of Teruel, se destaca que estos tres dientes evidencian la gran diversidad de esta clase de terópodos que existía en lo que hoy es Galve. La Fundación apunta en este sentido que la presencia de al menos dos taxones de espinosáuridos con una edad geológica similar es conocida en otras partes del este de la península ibérica y en Inglaterra, entre otras áreas geográficas.
En el caso de la provincia de Teruel, los científicos apuntan que “esta simultaneidad implica que los ambientes fluviales del Cretácico Inferior supondrían una fuerte influencia para los espinosáuridos, ya que dispondrían de una fuente de alimento diversa, desde peces hasta otros dinosaurios”. Fósiles de estos otros vertebrados comedores de plantas, como es el caso de Iguanodon galvensis, son abundantes en los mismos depósitos de Galve de donde proceden los dientes de espinosáuridos estudiados ahora.
Alberto Cobos comentó que este trabajo abre una nueva ventana a los ecosistemas del Cretácico Inferior en la provincia de Teruel, en lugares concretos como Galve con su amplia diversidad de restos y en particular la Formación Camarillas.
La presencia de estos dientes revela que esta clase de espinosáuridos “serían los carnívoros más abundantes en los ambientes fluviales con cierta influencia marina, y serían esos carnívoros los que estarían en los propios ecosistemas con grandes saurópodos, pero también con los ornitópodos grandes”, indicó Cobos.
El científico de la Fundación argumentó que frecuentarían estos ambientes porque “probablemente se alimentaban de peces, sería su dieta habitual, aunque también se han encontrado en otros lugares del mundo restos asociados de otros vertebrados como Iguanodon”. Se habría asociado así por la presencia en los contenidos estomacales de pequeños huesos atribuidos a ornitópodos, aparte de que se hubiera podido alimentar de otros vertebrados.
Ese es el motivo, explicó el director gerente de la Fundación Dinópolis, de que en Tierra Magna, el espacio de Dinópolis donde están representados de forma corpórea los dinosaurios de Teruel tal como fueron en vida, se optó en su día por incluir una escena en la que un ejemplar de Baryonyx con su característico hocico alargado en forma de cocodrilo ataca a un saurópodo.
Cobos precisó que a partir de los dientes no se puede conocer con exactitud a qué especie de terópodo perteneció, ya que es preciso poder disponer de más materiales. Ese es el caso de Camarillasaurus, cuyo nombre se debe a que sus restos fueron hallados en la localidad de Camarillas, y que por su singularidad al compararlos con otros fósiles del registro mundial se determinó que correspondían a un nuevo género de espinosáurido.
Al tratarse de ambientes de río lacustres, los dinosaurios comedores de plantas irían allí incluso como zona de protección o para poner huevos y que hubiese zonas de guardería, como pudo determinarse con los hallazgos que se hicieron en Galve que permitieron describir la nueva especie Iguanodon galvensis y ubicar una zona de crianza de estos animales al hallarse ejemplares de diferentes tamaños.
Registro fragmentario
Cobos destacó que en el caso de los carnívoros, al tratarse de un registro bastante fragmentario por lo general limitado a los dientes, estos hallazgos permiten conocer la gran diversidad de esta clase de vertebrados que había en la provincia de Teruel durante el Cretácico Inferior y también en el conjunto de la península ibérica. Mientras que antes todos estos restos se asignaban a barionicinos, “hoy sabemos que la diversidad es mucho mayor y esto es muy importante de cara al conocimiento de este tipo de dinosaurios carnívoros”.
Este trabajo de investigación forma parte de las acciones del Grupo de Investigación Focontur, financiada a través del Departamento de Empleo, Ciencia y Universidades del Gobierno de Aragón, además de contar con la financiación del Instituto Aragonés de Fomento y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de Aragón a través de la Unidad de Paleontología de Dinosaurios de Teruel.
Terópodos singulares
Los espinosáuridos eran unos terópodos (dinosaurios carnívoro) singulares porque su hocico era muy alargado y se asemejaba al de los cocodrilos. Podían contar hasta con un centenar de dientes de diferente tamaño.
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