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Ruta lineal PR-TE:  un recorrido desde Montoro a Pitarque  por un paisaje abrumador Ruta lineal PR-TE:  un recorrido desde Montoro a Pitarque  por un paisaje abrumador
Vista panorámica de la ruta. Foto Lino

Ruta lineal PR-TE: un recorrido desde Montoro a Pitarque por un paisaje abrumador

En el corazón del Maestrazgo turolense descubrimos rincones de la provincia de Teruel dignos de una postal
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Por Ángel Salvador ‘Lino’
 

Nos levantamos a las 7,00 h., preparamos un buen desayuno, organizamos las mochilas y al camino. La idea era cruzar por el Estrecho de Valloré y llegar a Pitarque por detrás del estrecho, pero ya nos comentaron que una riada se llevó unas pasarelas y que quedaba muy poco para que el paso estuviese habilitado del todo, pero que aún no estaba abierto (actualmente ya lo está). El estrecho de Valloré es un paso abierto por la erosión del rio Guadalope de apenas 3 metros en alguno de sus puntos y de unos 200 metros de longitud y unas cuchillas pétreas, producidas por intensos plegamientos en el terciario, que desde la base del rio superan los 100 metros de altura. Geografía que se repite, una y otra vez, dándole un carácter único en toda la península Ibérica y, como he comentado, franqueable por una serie de pasarelas. Nosotros caminaremos hasta donde podamos y luego desandaremos el camino volviendo al pueblo y encaminándonos hacia Pitarque.

El paseo por el estrecho supera nuestras expectativas, una y otra vez las cascadas se suceden llenando pozas que invitan al baño. A esta hora de la mañana un viento fresco que se entuba por el cañón nos obliga a usar el cortaviento, las imágenes fotográficas son continuas y no dejo de captar con mi cámara una y otra vez.
 

Por las pasarelas de Montoro de Mezquita. Foto DW


De regreso al pueblo buscamos el cartel indicador del camino a Pitarque, que localizamos en la misma entrada. Iniciamos el camino por una pista ascendente que a unos centenares de metros tendremos que abandonar. Una señal nos indica el camino, lo cierto es que la ruta está muy bien señalizada y nos conduce por una senda, esta vez cubierta de árboles que nos protege del sol que ya empieza a apretar.
 

Señalización de sendero. Foto Lino


El camino discurre por un sendero de herradura que en muchos sitios está empedrado para evitar la erosión. Poco a poco vamos tomando altura y ya hemos superado el Risco de Peñarroya, que veíamos desde abajo. Rebasado este punto, veremos a mano izquierda las paredes de una masía en ruinas y un poco más arriba coincidimos con la pista que habíamos dejado. El camino está muy bien señalado y no hay perdida, ya que otra señal nos indica de nuevo por el sendero que cruza el barranco de Pitarquejo, donde unos enormes chopos cabeceros, ya secos y tronchados, nos reciben como fantasmas del pasado.

La senda nos lleva a la Masada de Hoya Serval donde estuvo viviendo Julio Aznar, que fue maestro activista de la CNT y que perteneció al maqui del Maestrazgo con el nombre del Cherol. Se trata de un conjunto de casas y corrales en bastante buen estado, ya que al pasar una pista por allí mismo resulta fácil su conservación. La senda sigue subiendo y nos lleva separados de la pista, aunque también llega a nuestro destino, pero a diferencia de ésta sin dar tantas revueltas. Pronto vemos signos de humedad que nos conducen hasta una pequeña fuente, que no viene indicada en el mapa y, unos cientos de metros después, encontramos otro manantial con unos abrevaderos, que más tarde un vecino de Pitarque lo identificó como el del Espino.

Aún nos queda una empinada cuesta hasta coronar el punto más alto de nuestro recorrido, que está sobre los 1.400 metros de altura, unos 500 metros de desnivel desde que salimos de Montoro. Una vez en lo alto se ve todo el valle de Pitarque y la garganta del rio que será la ruta que haremos al día siguiente. Hicimos un alto en el camino para tomar algo de comida y descansar, pues a partir de aquí hasta el pueblo es todo cuesta abajo.

Bajando nos confundimos de camino y nos costó llegar al pueblo aunque, una vez allí, nos sentamos en la terraza de un bar que hay en la plaza y nos tomamos una cervecita para relajarnos. Habíamos hecho una ruta de unos 12 km incluyendo los Estrechos de Valloré y, desde Montoro a Pitarque, nos había costado unas 3 horas, contando el tiempo que paramos para curiosear y hacer fotografías. Sin embargo, no hemos contabilizado el tiempo que estuvimos en los estrechos, pues es una ruta de recreo y va a depender de lo que cada uno se quiera entretener. Una vez en Pitarque nos dimos una vuelta por el pueblo y nos refrescamos en la fuente que hay cerca del lavadero.

El pueblo de Montoro de Mezquita se encuentra rodeado de montañas y, aunque situado a 897 m de altura su orientación es suroeste, disfruta de un micro clima por lo que tiene unas temperaturas más suaves que el resto de la zona. Cuenta con una iglesia dedicada a nuestra Señora de la Asunción, datada en el siglo XVIII con un campanario y está protegida como Bien de Interés Cultural. Durante la Guerra Civil, el bando republicano que tuvo posesión de esta zona hasta 1938, soltó las campanas desde la torre destrozándolas, también quemaron los archivos parroquiales, así como el retablo y todas las imágenes. Los restos del retablo, así como la maquinaria de un antiguo reloj datado en el siglo XVII, se encuentran almacenados en el coro. Las campanas fueron repuestas en 1941, fundidas en los talleres de José Cabrillo de Salamanca, siendo los yugos de éstas los originales. Actualmente no se encuentran en buen estado y necesitarían una restauración, pues tal como están no se pueden voltear para los toques tradicionales.

El Molino de las Herrerías, que se encuentra rio abajo en el Guadalope, a la altura del puente dirección a Villarluengo, también de la antigua fábrica de papel moneda, así como de la ermita de San Pedro de Roqueta, la cual no podremos visitar en este viaje.

Un edificio grande que era molino, herrería y calera y aunque no se puede acceder al edificio, merece la pena visitarlo. Un reloj de sol preside la entrada principal, ver las entradas de agua, donde hay una piedra grabada con fecha de 1896, nos remonta a otra época. Por la parte de atrás queda el recinto de la calera en perfecto estado y mirando hacia la carretera podremos observar un abeto centenario, declarado árbol monumental por el Gobierno de Aragón.

El río Pitarque, declarado Monumento Natural desde diciembre de 2009

El río Pitarque fue declarado Monumento Natural en diciembre de 2009, abarcando una superficie de 114 ha. La riqueza ambiental, geológica, faunística y fluvial, fueron suficiente para otorgarle esta distinción.

El valle del río Pitarque está formado principalmente por calizas de origen mesozoico. La erosión del viento y el agua sobre estos materiales ha dado lugar a los relieves escarpados de este valle que forma parte de la Sierra de la Cañada. La primera surgencia que encontramos es la denominada “chimenea”, donde el agua cae en una impresionante cascada cuando el régimen de precipitaciones lo permite. También aparecen una serie de “edificios travertínicos” de diferente antigüedad. Estas rocas travertínicas se forman al emergerlas aguas subterráneas con importantes cantidades de carbonato cálcico en disolución. En determinadas zonas, como pequeñas cascadas, se producen turbulencias de tal forma que el agua se oxigena y pierde CO2. La pérdida de este gas activa la precipitación de carbonatos, en ocasiones sobre la vegetación, originando esta roca porosa denominada travertino.

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