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Rubén Sáez: “Bernardo Gálvez desfiló el 4 de julio junto  a Washington, pero aquí no le conoce nadie” Rubén Sáez: “Bernardo Gálvez desfiló el 4 de julio junto  a Washington, pero aquí no le conoce nadie”
Grabado que representa la situación de la plaza del Peñón de Gibraltar, en 1779

Rubén Sáez: “Bernardo Gálvez desfiló el 4 de julio junto a Washington, pero aquí no le conoce nadie”

El historiador turolense publica un libro sobre la guerra entre España e Inglaterra de 1779
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El historiador y escritor turolense  Rubén Sáez acaba de publicar un nuevo volumen de divulgación militar de la colección HRM, titulado La guerra con Inglaterra (1779-1783). El libro número 57 de los publicados por Sáez aborda el conflicto que mantuvo España con los británicos a finales del siglo XVIII como consecuencia de la intervención española en la guerra de independencia de los Estados Unidos, en la que también tomó partido Francia para debilitar al imperio de Jorge III.

La guerra concluyó con victoria para los españoles, que en virtud de los tratados de París recuperaron Menorca y La Florida, entre otros territorios, logrando una gran hegemonía en el continente americano. “No se logró sin embargo uno de los principales objetivos”, afirma Rubén Sáez, “ya que tras cuatro años de sitio fue imposible recuperar Gibraltar”, en manos de los ingleses desde 1704.

El motivo fue la superioridad naval de Inglaterra. España estableció tres circulos de bloqueo a las naves británicas, el primero de ellos y el más potente en Brest, al noroeste de Francia, conjuntamente con las escuadras galas, el segundo en el cabo de Santa María, el punto más meridional de Portugal, y el tercero en aguas de Gibraltar. “A pesar del triple bloqueo cada vez que la situación en la plaza era crítica, los ingleses conseguían romper el bloqueo y llegar a Gibraltar, con lo que podían evacuar heridos y llevar tropas y suministros para varios meses”. Algo parecido a lo que sucedió en Ceuta entre 1694 y 1727. Esa ciudad tiene el record del sitio más prolongado de la historia militar, ya que el ejército marroquí mantuvo un cerco por tierra durante 33 años, pero la Armada Española no tuvo problemas para mantener el suministro por mar.
 
Portada del libro
Uno de los protagonistas de esa guerra anglo-española fue Bernardo de Gálvez, gobernador de la Louisiana, y “uno de los héroes españoles que apenas se conocen en nuestro propio país”, en opinión de Rubén Sáez. Gálvez y el apoyo español a la rebelión de las trece colonias norteamericanas contra Inglaterra fue clave en la creación de los Estados Unidos, “hasta el punto de que sin ella probablemente nunca se hubiera producido su independencia”. Aunque la colaboración económica fue quizá mayor por parte de Francia, en el caso de España la ayuda militar fue más importante, “si bien es cierto que España no pudo apoyar la causa americana oficialmente en los primeros momentos porque no estaba en guerra con los británicos”.

Gálvez, que desfiló junto a George Washington el 4 de julio y que tiene un reconocimiento en el Capitolio, es una figura poco conocida en España, pese a que garantizó la entrada de material bélico contra Inglaterra a través del Mississippi, y que muchas de sus maniobras inmovilizó al ejército inglés en el nuevo continente. “Resulta hasta sorprendente que España lograra mantener su poderío en América durante el siglo XVIII”, afirma Rubén Sáez, “porque Inglaterra tenía la supremacía en los mares, y eso le daba capacidad para movilizar ejércitos enormes, de 15.000 soldados de infantería, en cualquier punto de la costa”.

Además de la victoria de la Corona Española de Carlos III, que con la salvedad del fracaso en Gibraltar se resarció así de la derrota sin paliativos que había supuesto la guerra de los siete años, un par de décadas antes, otra de las particularidades que tuvo esta guerra entre 17790 y 1783 fueron las innovaciones tecnológicas que se pusieron en marcha, lo que hizo que numerosas legaciones de otros países visitaran frecuentemente los sitios para ver su desarrollo.

Uno de esos avances corresponde al oficial británico Koehler, que logró idear un sistema para que los cañones pudieran disparar por debajo de la horizontal, de modo que se incrementara su versatilidad en la defensa de las plazas sitias, al poder cañonear a los atacantes hasta que estaban prácticamente a pie de muralla.

Por parte francoespañola se desarrollaron las baterías flotantes, que eran barcos con todos sus  cañones en uno solo de sus costados, ya que fueron concebidos únicamente para cañonear la plaza de Gibraltar y no para navegar ni participar en batallas navales. Además llevaban un sistema de refrigeración que bombeaba agua adentro de la embarcación para paliar los efectos de las balas rojas, un tipo de proyectil de artillería defensivo que, lanzado al rojo vivo, ocasionaba que las naves se incendiaran. Pese a todo, no fueron capaces de provocar la rendición de Gibraltar.

 La guerra con Inglaterra (1779-1783), de HRM, está ya a la venta. Rubén Sáez tiene previsto publicar en marzo de este año su próximo libro como coautor, en el que hablará de la trascendente influencia que ha tenido la climatología en el desarrollo de la guerra.

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