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‘Puta loca’, treinta días aislada en una  Unidad de Trastornos de la Personalidad ‘Puta loca’, treinta días aislada en una  Unidad de Trastornos de la Personalidad
Cristina Gómez es la autora de ‘Puta Loca’, que ya va por la sexta edición

‘Puta loca’, treinta días aislada en una Unidad de Trastornos de la Personalidad

Cristina Gómez, de Jatiel, pone humor y rostro humano a la salud mental en su primera novela
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Cristina Gómez es una periodista de Zaragoza muy vinculada a Jatiel, donde tiene raíces familiares. Ha publicado algunos de sus relatos el libros colectivos como Memorando, Inmortal en sus dos volúmenes, o Presente de palabras. En marzo de 2022 presentó Diez, una novela a cuatro manos escrita junto a Carmen Arroyos y publicada con Imperium Ediciones, en la que diez historias dispares se cruzan y funden en la plaza del Pilar de Zaragoza, y dos meses después la autora, que firma como Cristinica Gómez, publicó con la misma editorial Puta Loca, una novela autobiográfica que habla sobre la enfermedad mental, que ha tenido una enorme repercusión -va por la sexta edición- y que desde que se publicó ha ayudado a numerosas personas, a través de las charlas y actos que ha ofrecido la autora, bien a pedir y aceptar ayuda, a prestarla o, simplemente, a desembarazarse de unos cuantos tópicos tóxicos de la enfermedad mental.

Hace ocho años Cristina Gómez pasó cuatro meses ingresada en la Unidad de Trastornos de la Personalidad y Conducta Alimentaria del Hospital Provincial de Zaragoza, el primero de ellos en régimen de aislamiento total. Sufría anorexia nerviosa, y durante ese primer mes en el que no pudo comunicarse en absoluto con el exterior, conoció a otros siete pacientes, con bipolaridad, agorafobia, depresión y tendencia suicida, trastornos limite de la personalidad y anorexia. “Cuando llegas allí piensas que no estás en tu lugar, que todo el mundo está loco menos tú... pero al poco tiempo descubres que no es verdad y que necesitas curarte”.

Durante su tratamiento Gómez mantuvo el que ha sido siempre su principal nexo con su entorno: cuadernos y lapiceros en los que anotó y escribió una especie de diario con sus experiencias y reflexiones diarias. “Todos los días escribía algo”, explica Gómez. “No lo hacía con la intención de escribir una novela, porque no estaba yo para novelas, pero anotaba todo lo que me ocurría, lo que pensaba y lo que me decían”.

Años después de superar la enfermedad reencontró esos cuadernos, y decidió darles forma de novela. “Al principio escribí esa historia de forma autobiográfica, conmigo misma como protagonista, pero no fui capaz, me pasaba el día llorando”, reconoce la aragonesa. “Hasta que decidí cambiar el nombre de la protagonista por Carolina. Fue un pequeño detalle que lo cambió todo, me permitió cambiar la perspectiva y poder contar esa historia”.

Poner rostro humano

Puta Loca no profundiza en los cuadros médicos de la enfermedad mental, pero cuenta la historia de personas que han pasado por ella. “Mi objetivo es normalizar la enfermedad mental, porque las personas que la sufren son personales normales. Todas las personas que conozco, de hecho, podrían pasar por una Unidad Psiquiátrica”.

De hecho a Gómez le sorprende que las personas que ingresan en las unidades de psiquiatría “parece que estén locas, que les falte un tornillo, pero en realidad todo el mundo hoy en día tiene ansiedad o puede tener depresión... no termina de normalizarse y la enfermedad mental sigue teniendo un gran estigma que hay que erradicar”.

Tras la publicación de Puta loca Cristina Gómez comenzó a recibir llamadas de personas que le pedían ayuda o consejo, de asociaciones e institutos de Secundaria que la requerían para ofrecer charlas. “Al principio lo pasé fatal, porque hacer todo eso tan vívido suponía para mi reabrir la caja de Pandora... pero creo que es muy importante ayudar”. La descendiente de Jatiel matiza que recibe llamadas sobre todo de madres de enfermas y enfermos. “Un trastorno como este es difícil de entender para quien lo sufre, así que todavía lo es más para la familia”.

Portada de la novela escrita por la autora descendiente de Jatiel

Recientemente colaboró en la recogida de 7.000 firmas para reclamar psicólogos especializados en trastornos de la alimentación, “porque los casos no han remitido, y de hecho desde la pandemia se han triplicado”. La anorexia y la bulimia son dos de los trastornos de la conducta relacionados con la alimentación, “pero no son los únicos”.

Estos trastornos suelen venir precedidos por otros, como el insomnio crónico que sufre desde los 25 años Cristina Gómez, y aunque la terapia y los medicamentos dan resultado, obligan al paciente a mantenerse siempre en guardia. “Yo considero que ahora no tengo ningún trastorno, ya no cuento las calorías que ingiero ni nada de eso. Pero me veo venir y estoy alerta, porque cuando ocurre algo en mi vida sé que podría volver a intentar buscar la seguridad en esa obsesión”.

Cristina Gómez ha conseguido dar a su libro un tono humorístico, “porque los propios personajes, cuyos nombres por supuesto son ficticios, le daban su toque de humor. Son historias muy simples y muy humanas, y al mismo tiempo muy surrealistas. Todas tienen su comicidad”.

Tras seis ediciones y algo más de mil volúmenes vendidos en poco más de un año, la escritora sigue promocionando el libro y ayudando a comprender y normalizar la enfermedad mental. Pero ya empieza a pensar en nuevos proyectos literarios.

De aquí a unos meses, antes de Navidad, podría publicar su segunda novela en solitario, una historia policíaca ambientada precisamente en Jatiel, “en la que el auténtico tema del libro es la relación que mantienen los habitantes de un pueblo pequeño como el mío”.

Entre sus proyectos de futuro la periodista también se plantea combinar proyectos de investigación con ficción, como hizo con Puta loca. “En un principio quizá me centre en otros asuntos relacionados con la salud mental, porque hay mil historias que contar. Desde la asociación con la que colaboro me han dicho que podría ser interesante escribir sobre el otro lado, sobre cómo viven la enfermedad mental las familias, padres y madres de los pacientes... es una posibilidad”.

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