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“La historia no justifica el presente, pero lo explica” “La historia no justifica el presente, pero lo explica”
José Luis Corral acaba de publicar su libro ‘Corona de Sangre’. -EFE/Javier Cebollada

“La historia no justifica el presente, pero lo explica”

Publica ‘Corona de Sangre’, la segunda novela de su bilogía sobre Pedro I
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Por Naiare Rodríguez Pérez. Zaragoza

El escritor aragonés José Luis Corral ha lanzado su libro Corona de Sangre, con el que reconoce que “la historia no justifica el presente, pero lo explica” y con el que intenta buscar “paralelismos” con la actualidad aunque “en las democracias occidentales no haya muertos ni una violencia física entre adversarios políticos”.

Este novelista, que ha desmitificado el siglo más sangriento de España en declaraciones a la agencia Efe y que intenta que sus novelas “traigan el pasado al presente” también con Matar al rey, ha puesto fin a su bilogía sobre Pedro I en un momento en el que “la ambición por el poder no conocía límites”, con el fin de mostrar "las relaciones entre territorios y las luchas por el poder”.

-Dice en la sinopsis que todo gran reino comienza con una corona ensangrentada. ¿Qué circunstancias nos llevaron a uno de los reinados más sangrientos?

-Es el resultado de varias circunstancias que se van encadenando. Una de ellas, es que hubo varias minorías seguidas. La minoría, por ejemplo, de Fernando IV llamado El Reemplazado que comienza en la novela anterior Matar al rey.

También estaba la minoría de Alfonso XI. Estas dos minorías de los Reyes de Castilla, a principios del siglo XIV, provocaron una serie de intrigas de corte, de fabulaciones y de conjuras porque había gente que veía que estos dos reyes eran niños y podían acceder al trono. Por lo tanto, hubo luchas por el poder.

-Para Pedro I no debió ser nada fácil acceder al trono y menos todavía gobernar después de una infancia y adolescencia condenada al ostracismo, fuera de la figura paterna. ¿No?

-Sí, claro. Alfonso XI se enamora perdidamente de su amante, se olvida de su hijo Pedro y trata de una forma despectiva y humillante a su esposa, que es la hija del rey de Portugal. Por lo tanto, toda la vida de Pedro I fue un sufrimiento.

Él veía que sus medio hermanos, los Trastámara, que eran hijos de la amante del rey, vivían en palacios, recibían títulos y tenían privilegios mientras que él estaba prácticamente encarcelado. Ese sentimiento lo fue almacenando y, por eso, se desencadenó una venganza terrible cuando murió el rey Alfonso.

-Para quienes no lo conozcan, ¿cómo definiría a Pedro I?

-Era un hombre que tenía problemas físicos y una herida en la pierna izquierda que le hacía cojear. De pequeño había tenido problemas cerebrales por lo que era hipocondríaco y tenía problemas mentales. Estos, unidos a esa infancia tan difícil, condicionó la vida del rey. Lo definiría como un joven resentido porque su padre lo había olvidado e ignorado.

-Su reinado estuvo marcado por la presencia enemiga de su hermano Enrique de Trastámara, quien acaba con su vida. Parece que su muerte estuviera escrita desde el inicio de su reinado.

-Nunca está escrita la historia, pero parece ser que el destino se va confabulando a lo largo del reinado de Pedro I para condicionarlo o arrastrarlo hacia un final trágico. Todos sus amigos y aliados van cambiándose de bando hasta acabar ignorándolo y rechazándolo. Al final, se queda solo. Esa soledad, junto a la famosa pelea con su hermano, conduce a un desenlace tremendamente trágico. Parece que el destino tenía preparado ese final para Pedro I.

-¿Qué hay de Cruel y de Justiciero en la figura de Pedro I?

-El problema es que tenemos crónicas escritas, sobre todo, por sus enemigos. Tenía el nombre de Justiciero desde muy joven, quizá por esa especie de olvido y de relegarlo a un segundo plano. Él, desde un primer momento, se apoyó en las clases populares y, más aún, en los judíos.

Eso desencadenó una animadversión contra el rey por parte de la nobleza, que era todo lo contrario. Esta situación le canjeó ciertas simpatías en las clases populares y una tremenda antipatía por parte de los magnates. Lo que pasa es que, al tener esos deseos de venganza, ha pasado a la historia como un ser vengativo. Sin embargo, no fue más cruel que la gente de su tiempo y es que la ambición por el poder no conocía límites.

-Fue precisamente Isabel la Católica quien prohibió la denominación de Cruel para Pedro I. ¿Qué papel jugó su antecesor en los hitos que marcaron el reinado de los Reyes Católicos?

-La dinastía de los hijos legítimos de Fernando III, que es el gran rey de referencia de la Corona de Castilla del siglo XIII, y de Enrique II son las razones por las que se termina con Pedro I. Al morir, comienza la dinastía de los Trastámara, con Isabel la Católica y Fernando el Católico.

Por lo tanto, los Trastámara, que han sido vilipendiados porque son unos bastardos, resulta que con los Reyes Católicos se consideran de referencia al producirse la unidad dinástica –que no política- de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. Isabel la Católica tuvo que mantener esa dignidad de la dinastía de su familia, pero a la vez no podía renunciar a la rama de Alfonso XI. Tuvo que buscar el equilibrio, aunque era muy inteligente.

-Posteriormente, Felipe II le concedió el calificativo de Justiciero. ¿Le llegó la honra con el paso de los tiempos?

-Yo creo que con el paso del tiempo se le ha impuesto el sobrenombre del apelativo de Cruel. De hecho, si vamos a los manuales de Historia de España, es mucho más frecuente encontrar esta referencia. Considero que es porque la monarquía de los Trastámara fue apoyada por la nobleza.

-Lope de Vega y Calderón de la Barca incorporaron la figura de Pedro I dentro de sus obras. ¿Podríamos contar con una serie sobre su vida y hazañas en las plataformas de streaming?

-Sería muy interesante hacer una serie sobre estos dos reyes. Primero porque se pondría muy de manifiesto lo que ha sido la Historia de España y, después, porque se vería buena parte de lo que es la estructura económica del campo, de la propiedad, de la tierra, de la nobleza…

Intento que mis novelas traigan el pasado al presente. La historia no justifica el presente, pero lo explica. Entonces, yo busco paralelismos, como elementos de reflejos o didácticos, para entender el presente. Viendo estas relaciones entre territorios, las luchas por el poder y las ambiciones, se puede entender la actualidad, aunque en las democracias occidentales no haya muertos ni una violencia física entre adversarios políticos.

-Cierra con este título la bilogía que comenzó con Matar al Rey. ¿Qué nuevos proyectos se abren en el horizonte?

-Ya llevo 28 novelas, la mayoría históricas para adultos. He escrito 35 libros de historia y centenares de artículos de investigación, pero en los próximos cinco años debo escribir al menos tres libros de historia más.

El más inmediato espero terminarlo al año que viene y es sobre la batalla de Covadonga, que nunca existió. Voy a contar cómo se falsificó y se inventó el mito de la cabaña de esta batalla e intentaré mostrar cómo el poder justifica la historia y cómo se manipula el pasado para justificarse a sí mismo.

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