Una gran ventana con forma de corazón propone al visitante mirar a la naturaleza de otra manera
Gene Martín diseña dos esculturas que invitan a mirar el paisaje con el corazón
Situadas en el recorrido refuerzan el interés por la naturaleza a través de la conexión personal
El objetivo de sensibilización que busca la senda forestal de Cedrillas queda reforzado con la inclusión en el recorrido de dos esculturas realizadas por el artista de la localidad Gene Martín y que invitan “a ver la tierra como si fuera nuestro cuerpo, porque parece que solo cuidamos lo que es nuestro”, dice el autor.
La primera de ellas, situada a mitad del recorrido, es una gran ventana con forma de corazón que propicia que la percepción del visitante cuando se asoma por ella cambia. Esa otra forma de mirar el paisaje, desde el corazón, desde el cariño, asegura el autor, quien añade que es “como unas gafas que modifican la forma de mirar”. Se trata de una gran estructura que anima a fotografiarse con ella y, en este sentido, Martín reconoce que buscaban esa “fotogénia” de la obra, para que la gente la disfrute, la comparta, pero sobre todo que estén integradas en la naturaleza y “poder dialogar con el paisaje”, argumenta.
Se trata de una escultura realizada con piedra del lugar, obtenida a partir de muros antiguos que estaban caídos. El artista buscaba que los materiales “tuvieran esa pátina de tiempo”. Desde el corazón se ve tanto la zona antropizada con cultivos agrícolas como el espacio forestal.
La otra escultura está en el cerro de Almudena, en el último tramo de la senda, y se trata de unas letras que, de lejos, parecen unos palos colocados al azar pero en cuanto llegas a la cima de la montaña aprecias que es un mensaje.
No es legible desde cualquier posición, sino que el caminante se tiene que colocar en su interior, justo en el centro para leer un mensaje que cala: “Eres todo lo que ves y nada a la vez”. Con esta pieza, formada por letras construidas a partir de hierros macizos de obra y que fueron realizadas en la herrería de Cedrillas, el autor busca enviar un mensaje de que la naturaleza “forma parte de nosotros”. Se trata de una invitación a “ver la tierra como nuestro cuerpo, porque el mundo entero es nuestro cuerpo”, asegura Gene Martín. El cerro Almudena es como un oráculo desde el que se ve la montaña de enfrente, donde hay un poblado celtíbero, todo un simbolismo del diálogo que puede establecer el hombre con su pasado.
La idea de las esculturas jalonando el recorrido surgió de forma totalmente casual puesto que esta zona es una de las habituales por las que pasea Gene Martín junto a sus perros. En una de esas salidas conoció a Pablo Corellano y le contó su idea de crear espacios artísticos en los montes para incentivar los recorridos por el medio natural.
“A Pablo le gustó la propuesta de que la naturaleza es algo que forma parte de nosotros”, dice el artista, que plasma ese mensaje en prácticamente todas sus obras. De ese encuentro casual surgió una colaboración que se amplió con la colaboración del Ayuntamiento de Cedrillas, los herreros del pueblo y de la empresa Qilex, que ha sido la que se ha ocupado de materializar el proyecto.
El sendero ha despertado una gran curiosidad entre los propios vecinos de Cedrillas. Para empezar es accesible casi exclusivamente a pie, puesto que solo algunos vehículos más equipados pueden transitarlo debido al estado del camino. “Se les abre el apetito por ver lo que hay en el sendero”, explica el artista de la localidad, quien añade que hay gente que repite hasta que consigue captar el mensaje de las letras que forman la escultura. “Para muchos es como una yinkana”, argumenta el creador de Cedrillas
La primera de ellas, situada a mitad del recorrido, es una gran ventana con forma de corazón que propicia que la percepción del visitante cuando se asoma por ella cambia. Esa otra forma de mirar el paisaje, desde el corazón, desde el cariño, asegura el autor, quien añade que es “como unas gafas que modifican la forma de mirar”. Se trata de una gran estructura que anima a fotografiarse con ella y, en este sentido, Martín reconoce que buscaban esa “fotogénia” de la obra, para que la gente la disfrute, la comparta, pero sobre todo que estén integradas en la naturaleza y “poder dialogar con el paisaje”, argumenta.
Se trata de una escultura realizada con piedra del lugar, obtenida a partir de muros antiguos que estaban caídos. El artista buscaba que los materiales “tuvieran esa pátina de tiempo”. Desde el corazón se ve tanto la zona antropizada con cultivos agrícolas como el espacio forestal.
Cerro Almudena
La otra escultura está en el cerro de Almudena, en el último tramo de la senda, y se trata de unas letras que, de lejos, parecen unos palos colocados al azar pero en cuanto llegas a la cima de la montaña aprecias que es un mensaje.
No es legible desde cualquier posición, sino que el caminante se tiene que colocar en su interior, justo en el centro para leer un mensaje que cala: “Eres todo lo que ves y nada a la vez”. Con esta pieza, formada por letras construidas a partir de hierros macizos de obra y que fueron realizadas en la herrería de Cedrillas, el autor busca enviar un mensaje de que la naturaleza “forma parte de nosotros”. Se trata de una invitación a “ver la tierra como nuestro cuerpo, porque el mundo entero es nuestro cuerpo”, asegura Gene Martín. El cerro Almudena es como un oráculo desde el que se ve la montaña de enfrente, donde hay un poblado celtíbero, todo un simbolismo del diálogo que puede establecer el hombre con su pasado.
La idea de las esculturas jalonando el recorrido surgió de forma totalmente casual puesto que esta zona es una de las habituales por las que pasea Gene Martín junto a sus perros. En una de esas salidas conoció a Pablo Corellano y le contó su idea de crear espacios artísticos en los montes para incentivar los recorridos por el medio natural.
“A Pablo le gustó la propuesta de que la naturaleza es algo que forma parte de nosotros”, dice el artista, que plasma ese mensaje en prácticamente todas sus obras. De ese encuentro casual surgió una colaboración que se amplió con la colaboración del Ayuntamiento de Cedrillas, los herreros del pueblo y de la empresa Qilex, que ha sido la que se ha ocupado de materializar el proyecto.
Curiosidad vecinal
El sendero ha despertado una gran curiosidad entre los propios vecinos de Cedrillas. Para empezar es accesible casi exclusivamente a pie, puesto que solo algunos vehículos más equipados pueden transitarlo debido al estado del camino. “Se les abre el apetito por ver lo que hay en el sendero”, explica el artista de la localidad, quien añade que hay gente que repite hasta que consigue captar el mensaje de las letras que forman la escultura. “Para muchos es como una yinkana”, argumenta el creador de Cedrillas
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