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Expertos en Patrimonio reclaman un Plan Director para evaluar y actuar en los conventos Expertos en Patrimonio reclaman un Plan Director para evaluar y actuar en los conventos
La muestra incluye una amplia colección de las piezas de bordado y cestería a partir de pajas de centeno y trigo que hacían las monjas en el convento de Las Cuevas de Cañart

Expertos en Patrimonio reclaman un Plan Director para evaluar y actuar en los conventos

El tema se abordó en la jornada sobre las órdenes religiosas de Las Cuevas de Cañart
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Cruz Aguilar

Un Plan Director que permita conocer cuántos conventos hay en Aragón, en qué estado se encuentran y qué posibilidades de uso ofrecen. Ese es el primer paso que se debe dar para preservar un patrimonio que, en muchos casos, corre grave riesgo puesto que cayeron en desuso hace ya décadas y el paso del tiempo está haciendo mella en ellos. Así se puso de manifiesto en la Jornada sobre la Memoria y el arte en los conventos que el pasado sábado se desarrolló en Cuevas de Cañart y en la que tomaron parte expertos en el tema de diversos ámbitos, como el arte, la historia, la antropología o las relaciones sociales de las congregaciones.

El historiador del Arte y director del Museo de Arte Sacro de Teruel, Pedro Luis Hernando, planteó durante su charla que habría que articular un plan desde el Gobierno de Aragón para, en un primer momento, conocer el número y el estado de los conjuntos patrimoniales y, a partir de ahí, organizar las inversiones y actuaciones y perfilar quién las lleva a cabo siempre con un fin claro. Se trataría, en definitiva, de impulsar una acción institucional que ponga de acuerdo a las órdenes religiosas, al Obispado y al resto de administraciones implicadas en su conservación, como los propios Ayuntamientos. “Es una propuesta lógica, que surgió a raíz de las intervenciones de los asistentes, y que es sencilla pero podría ser muy efectiva”, sentenció el director del Museo de Arte Sacro de la capital.

Entre los numerosos asistentes había expertos en patrimonio y cultura y numerosos vecinos del Maestrazgo

En este sentido, Hernando recalcó que ese plan director “no requiere de inicio una gran inversión, sino analizar el estado de la cuestión” y poner a todo el mundo de acuerdo a la hora de realizar las actuaciones más adecuadas para cada caso. También planteó el importante trabajo que están realizando algunos ayuntamientos, y puso de ejemplo al de Cuevas de Cañart, no sólo para conservar el convento, concretamente el de los Servitas, sino para convertirlo en un espacio de eventos culturales y visitas turísticas.

Hernando matizó que aunque el patrimonio y el turismo cultural por sí solos no van a salvar la despoblación “es un grano de arena que va sumando” y recordó que a lo largo de la historia los conventos sí han sido fundamentales en la repoblación de los territorios.

Se trata además de un patrimonio en desuso que va en aumento y Hernando recordó que, sólo en este siglo, han dejado de usarse como convento religioso los de Gea, Albarracín, Báguena, Burbáguena y las Clarisas y las Carmelitas en Teruel.

La visita a la exposición de las labores de las monjas resultó muy interesante

Además de los edificios conventuales, el director del Museo de Arte Sacro de Teruel planteó que estas órdenes religiosas cuentan en algunos casos con valioso patrimonio mueble que, aunque es propiedad de la orden, en ocasiones ha sido donado al Obispado de Teruel y Albarracín. Relató que como propietarias de esos bienes, y dentro de la legalidad vigente, pueden hacer lo que quieran con ellos, aunque la ley marca que deben informar al Gobierno de Aragón en el caso de que vayan a sacarlos fuera de la Comunidad Autónoma. Esta medida responde a la necesidad de controlar dónde se encuentran esos conjuntos patrimoniales originarios de Aragón.

Pedro Luis Hernando concretó que la celebración de una jornada como la del sábado es importante para abrir el camino, pero planteó la necesidad de darle más recorrido a través de ese Plan Director que ponga sobre la mesa la situación en la que se encuentra este patrimonio.

La Comarca del Maestrazgo fue la impulsora de estas jornadas y su técnica de Patrimonio Cultural, Sonia Sánchez, hizo un balance muy positivo tanto por la elevada participación como por la diversidad de asistentes, ya que hubo personas del ámbito de la cultura y vecinos de la propia localidad y de otras cercanas atraídos por conocer sus valores patrimoniales más cercanos.

Sánchez destacó el carácter “multidisciplinar” de las jornadas, con ponentes del ámbito de la historia del arte, la antropología o las relaciones sociales que establecieron las monjas en los pueblos donde vivieron, narradas a través del testimonio de una vecina.

Muñeca que integra la exposición

Las Jornada de la Memoria y el arte de los conventos del Maestrazgo van a servir como punto de partida para todo aquel que quiera iniciar una investigación sobre el tema. De momento, se aportaron en torno a 70 documentos recopilados por el investigador Jesús Villarroya Zaera sobre la Cofradía de Nuestra Señora de Montesanto en Villarluengo. Esos legajos recogen los nombres de religiosas y vecinos de diferentes clases sociales que tuvieron relación con los conventos de Las Cuevas de Cañart, Mirambel y Villarluengo. El investigador centró su exposición con el análisis de la documentación encontrada sobre las órdenes religiosas en los protocolos del notario de Fortanete Jerónimo Pascual del Archivo Histórico Provincial de Teruel y del hallazgo de las Ordenaciones de la Cofradía de Nuestra Señora de Montesanto, localizadas en el Archivo de la Diócesis de Zaragoza.

Continuidad en mayo

Vicente Lorente Pérez, autor del único libro que existe sobre los conventos del Maestrazgo, habló de la relación entre las órdenes y cómo los de mayor prestigio debían enviar frailes y monjas a fundar otros. Las Cuevas de Cañart tuvo dos conventos, el de las Concepcionistas Franciscanas que cerró en la década de los 80 y de cuyas religiosas aún se acuerdan muchos vecinos, y el de los monjes Servitas, que construyeron dos edificios para la orden, uno en una cueva en la montaña y otro convertido hoy en espacio para la cultura del municipio.

Por su parte el historiador del Arte Jorge Martín se centró en el estudio de los procesos fundacionales y el desarrollo artístico de los conventos del Maestrazgo turolense a través de los restos materiales que se han conservado y de la documentación de la Edad Moderna.

Sonia Sánchez avanzó que las jornadas tendrán continuidad en mayo con otras que se celebrarán en Mirambel, donde las ponencias se centrarán en el convento de las Agustinas de la localidad.

Pilar Sangüesa, durante su charla sobre las monjas Franciscanas de Cuevas

Uno de los momentos más interesantes de la jornada fue la clausura con la proyección de un documental sobre los conventos del Maestrazgo en el que se recogen los testimonios de las personas que convivieron con las monjas. Además del trabajo audiovisual ya realizado, y que se ampliará con los testimonios de algunas de las Agustinas de Mirambel que siguen vivas, el documento pretende ser, como apuntó su autor, Luis Puig, “un archivo de memoria que con el tiempo irá ganando valor y servirá a los investigadores.

Las labores monacales

La jornada se completó con una exposición que incluía varias decenas de las labores, tanto textiles como con paja de centeno, que las monjas realizaron y regalaron o vendieron a los vecinos de Las Cuevas de Cañart. Se trata de piezas exclusivas, totalmente artesanas que, como explicó la antropóloga Elisa Sánchez Sanz durante su intervención, realizaban en silencio porque, al tratarse de una orden contemplativa, buena parte de su tiempo lo dedicaban a rezar.

La antropóloga, que indicó que conocía la técnica pero nunca había visto tanta variedad y cantidad de piezas, precisó que se trata de una manualidad en cestería que, aunque no era compleja, sí requería una gran destreza y minuciosidad puesto que trabajaban con paja de centeno, de mayor longitud que la de trigo. “Las abrían y humedecían para trabajarlas mejor y ponerlas en plano para hacer con ellas la forma de las piezas que necesitaban”, dijo.

Las pegaban sobre cartones, a veces forrados en tela, que quedaban totalmente cubiertos y asemejaban piezas en oro, aunque realmente eran vegetales. Tenían una gran maña para trabajarlas e incluso hacían, sobre esos marcos para estampitas o alfileteros, flores también en paja teñida por ellas mismas. “Algunos trozos tienen apenas un milímetros, los cortaban y los iban pegando con un engrudo hecho con agua y harina, requería una gran paciencia y muy buena vista”, relató Elisa Sanz.

Estas manualidades las utilizaban para confeccionar utensilios litúrgicos pero también para regalar o incluso para la venta, porque hay que tener en cuenta que no tenían otra forma de ganarse la vida, salvo la costura y la repostería, en la que también eran muy habilidosas.

Elisa Sánchez (dcha,) hablando de la técnica de cestería monacal

La exposición se realizó gracias a la colaboración de los vecinos de Las Cuevas de Cañart y la Asociación Cultural El Morrón y mostró tanto las labores textiles y los bordados de las monjas como la técnica de cestería realizada a través de paja de centeno y trigo.

El día que las monjas se fueron todo el pueblo salió a despedirlas

“El día que las monjas se fueron al convento de Borja, la madre Asunción se arrodilló en la plaza y besó el suelo en un gesto de gratitud hacia todas y cada una de las personas que habían pasado por la vida del convento”. Con estas palabras relató el sábado en Las Cuevas de Cañart una vecina el momento en el que las monjas Concepcionistas Franciscanas dejaron el pueblo, que estaba en pleno presenciando una despedida triste que todos guardan en su memoria. La ponencia de Pilar Sangüesa, que tuvo una gran relación con las monjas, fue una de las más interesantes de la Jornada sobre Memoria y Arte en los Conventos.

La mujer, al igual que otros coetáneos suyos, guarda un gran recuerdo de las monjas puesto que los niños del colegio iban todos los domingos a pasar un rato con las monjas, con las que aprendían el catecismo, cantaban canciones y conversaban. “Normalmente nos daban limonada hecha por ellas, que nos parecía deliciosa y alguna vez, si era fiesta gorda, nos sacaban algún dulce”, recordó Pilar Sangüesa, que recuerda a las monjas como unas mujeres “siempre contentas”.

La intervención de esta vecina de Las Cuevas arrojó luz sobre el día a día en el convento puesto que leyó una carta en la que una de las monjas le explicaba su vida cotidiana en el interior de los muros de clausura.

En su intervención, Sangüesa hizo referencia a su vez a las propiedades de las religiosas, que vendieron el convento a una familia de la localidad y expresaron su deseo de que la iglesia pasara a formar parte del patrimonio del pueblo, pero al no ponerlo por escritor, ahora es propiedad del Obispado de Teruel y está en riesgo de derrumbe. El estado del templo preocupa en el templo puesto que una parte de la techumbre se ha caído y se teme que acabe toda en el suelo. “Parece ser que los trámites van por buen camino y desde el Obispado van. A pedir una subvención para que el próximo año se acometa lo más urgente”.

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